Caralvá
Intimissimun
Este libro debe ser materia de estudio para la comprensión de nuestra cultura nacional, sus tesis constituyen un arsenal de argumentos históricos, antropológicos, políticos, literarios etc. para comprender la realidad de la formación de la estructura del continente histórico que vivimos, puesto que el legado de los años treinta con la dictadura del general Maximiliano Hernández Martínez se proyecta hasta nuestro siglo XXI.
Vivimos una historia sin historia, una ausencia de documentación de archivos que es una práctica usual entre los poderes gobernantes, de tal forma que la Historia, literatura, artes, etc. arrojan graves ausencias en materia étnica, genocidio, tolerancia de todos los niveles, supresión de archivos, discriminación de literatura, censura de opiniones diferentes a la historia oficial, omisión constitucional a los pueblos originarios con sus derechos… etc.
El libro Del Silencio y del olvido Ø los espectros del patriarca: cinco seis ocho ensayos salarruerianos / Rafael Lara-Martínez – San Salvador: Fundación AccesArte, 2013. 333 pág. es un aporte significativo a la cultura nacional para interpretar el “silencio y olvido” que vive en pleno Siglo XXI a nuestro pueblo… sus capítulos son: Entre los anales Historia del silencio Fragmentos del 32 en 1932 apéndice Misoginia y racismo según dos afro-descendientes olvidados; En el despegue literario del Martinato cuentos de barro sin censura; De la literatura comprometida en El Salvador (1940) Historia-Censura-Copia; El cuerpo teosófico del olvido Salarrué-Vives: Sexualidad-Política; De la Historia como supresión de archivos Cafetos en flor (1947) de Miguel Ángel Ibarra; De la Fascinación intelectual por el fascismo Salarrué, Mussolini y la vanguardia artística salvadoreña; Leer con y desde el psicoanálisis: ideas a golpe de tambor para un prólogo (Índigena-Cuerpo-Sexualidad) que convierte este trabajo en un aporte documental inédito en nuestra nación, sin duda será materia de estudio en centros académicos.
De su introducción cita del autor: “Lo impresionante es pensar que las dictaduras encuentran en nuestro país (…) ante el aparente fracaso de la Democracia, con partidarios o justificaciones de más o menos talento (como antes y después de 1931). La esfinge de Cuscatlán (1929), Juan Ramón Uriarte (En 1932, en México, junto a Miguel Ángel Espino, Uriarte defiende la Matanza en nombre de la soberanía nacional y la democracia)”
Esta cita contiene el horizonte del documento, puesto que el quehacer de la cultura repite-recuerda-imita a la política del General Martínez, no solo en su instauración de dictadura, sino en su proyecto cultural que involucra a muchos intelectuales con su obra y personalidad en sínodo acuerdo del silencio sobre la matanza de 1932, los pueblos originarios, su lengua etc. puesto que es parte de un pacto no escrito que no deja rastro de sus apoyos, así muchos archivos de esa época son olvidados y otros no se encuentran en el acervo nacional.
“Los contemporáneos del autor se levanta de sus tumbas subterráneas para restituir las fuentes primarias bajo el silencio y el olvido actuales, “Del silencio y del olvido”, los muertos restauran las cenizas de las fuentes originales que se acallan por incomodidad para el presente. Sin su tachadura, los estudios culturales no realizarían el suelo de colmar un deseo. Su deseo consiste en identificar un testimonio realista del 32 en 1932, en un sitio letrado con insuficiente “precisión geográfica” (Lindo, Obras escogidas de Salarrué, 1969:lxxxvii). Pero hay que ocultar el hecho de que ya oculta, para que su sentido se adecúe a nuestra ilusión. Si la historia se conjuga siempre en presente, hay huella del pasado que ninguna censura sistemática logra suprimir ni reprimir. Quedan impresas en un tatuaje indeleble en el territorio mimo del país, al igual que la piel vida de sus habitantes y en los huesos de sus muertos. Esa señal de un legado que se recibe como circuncisión o un tatuaje iniciático. Como una incisión que, por el bautismo o la inserción social, indica el rumbo hacia el cual se orienta la historia”. Pág 21 Idem
Así transcurre el libro con una constelación de citas y autores, las cuales conforman un conjunto de conocimientos sobre 1932 y la política del Martinato (1931-1944), que se convierte en una materia de culto para los fanáticos fascistas en todos sus niveles, así se multiplican los elogios hacia su opción teosófica; bajo esa batuta muchos intelectuales conforman la multiplicación de ideas totalitarias, puesto que los años treinta, el ascendente de Hitler y Mussolini arrasa los pueblos Italia, Alemania y España.
La unidad ideológica de los intelectuales impulsa a crear a partir del Golpe de Estado 2 de diciembre de 1931 un discurso del olvido, que desprecia a los pueblos originarios, se les acusa de comunistas, hordas desenfrenadas de campesinos, pero en ningún caso se menciona sus demandas iniciales, ni el fraude electoral o la supresión de centros de votación en esos pueblos durante el mes de enero de 1932, – esos temas los hemos desarrollado en artículos anteriores (Diario Co Latino Suplemento Cultural), entre ellos La Matanza de 1932 Juan de Izalco -Repertorio Americano: Cuaderno de Cultura Hispánica- San José Costa Rica 1944 11 de marzo 1944 el cual coincide con las denuncias de periódicos de aquella época -.
La presencia del dictador Martínez se proyecta al continuar con su estructura cultural a lo largo del Siglo XX, incluso el autor Lara-Martínez afirma que existe una martinato sin Martínez.
“Basta recorrer los museos de la capital salvadoreña – se trate de uno conservador, El Museo de Arte (MARTE), otro tradicional como el Museo Forma, o de otro de izquierda, el Museo de la Palabra y de la Imagen (MUPI) – para apreciar cómo el legado artístico del general Martínez se despliega en ejemplo de indigenismo nacionalista. Hay un solo requisito para que las creaciones artísticas de su política de la cultura inspiren el presente, incluso el revolucionario: hay que tachar su nombre. Hay que exhibir el legado cultural de sus trece años agoreros de presidencia, en oposición al Mecenas aborrecido”. Pág 23
“Una vez que se efectúa esa operación -general Martínez- la herencia literaria y pictórica de su gobierno ilustraría incluso los recintos íntimos más radicales. En El Salvador, El “fascismo” le propone un modelo popular al “marxismo” quien, al aceptarlo, se asegura que su tentativa de crear un arte indigenista cuenta con un amplio legado pretérito. Cuenta con un Patriarca”. Pág 23.
Así el libro publicado hace 10 años… pensar que ahora vivimos un proceso de reelección y nos recuerda al Martinato. amazon.com/author/csarcaralv
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