Por Alejandro A. Tagliavini*
La “pandemia” acabó con 255 millones de puestos de trabajo, según la OIT, y acabaría con otros 90 millones en 2021, reporta Bloomberg mintiendo ya que, si bien el virus puede terminar matando, las pérdidas de trabajo se deben a las prohibiciones impuestas por los gobiernos. Así, según una encuesta de Edelman, solo el 53 % de los encuestados en 22 países confía en los medios tradicionales.
Miente también Oxfam cuando dice que, “desde la irrupción del virus, los ricos son más ricos y las pobres más pobres”. No fue el virus sino la literal prohibición de los Estados a circular y trabajar, y es ultrajante que se los exculpe porque, acto seguido, se exige más intervención estatal, lo que agravará la tragedia.
Ahora, como la culpa sería de la “pandemia” y no de los Gobiernos que, por el contrario, habrían evitado peores consecuencias, sería necesario el “Gran Reinicio” (The Great Reset) para “adecuar” -forzar, violentar- a la humanidad a la “nueva realidad” de las “pandemias”.
Es insólito que una organización -aunque privada- cuya principal fuente de financiación son los gobiernos, o las multinacionales asociadas, y que siempre convoca a la primera línea de los políticos como es el Foro Económico Mundial (FEM), puede creerse “promercado”.
Cuenta Michael Rectenwald, que el hombre del “Gran Reinicio” es Klaus Schwab, el fundador del FEM, que (“Now is the time for a ‘great reset’”) explica que “cada país -léase gobierno- debe participar… necesitamos un ‘Gran reinicio’ del capitalismo”. Y sugiere que los cambios deberían realizarse, para provocar una “nueva normalidad”, en términos de la convergencia de los sistemas económicos, monetarios, tecnológicos, médicos, genómicos, ambientales y militares, hasta “cuestionar qué significa ser humano”.
Siempre con la supra dirección del Estado: una moneda digital, incluida en una centralización consolidada de la banca, impuestos en tiempo real, tasas de interés negativas, la “Cuarta Revolución Industrial” o transhumanismo, que incluye la expansión de la genómica, la nanotecnología y la robótica y su penetración en el cuerpo y cerebro humanos.
Obviamente, “el Gran Reinicio” es propaganda que nunca se materializará sencillamente porque va contra, precisamente, la normalidad, la naturaleza humana, su libertad personal. Independientemente de si el covid es tan grave o no, mientras el Estado destruye puestos de trabajo, la iniciativa privada ha demostrado que puede resolver cualquier epidemia con eficacia.
Los ideólogos siempre han engañado haciendo creer que el mercado son supra organizaciones, en lugar de lo que realmente es: las personas comunes, como el zapatero o el mecánico del barrio trabajando en paz -con ausencia de coacción estatal o de quién venga- y en libertad.
Es insólito, por otro caso, que un banco (multi) estatal, apéndice del Estado, como es el FMI, sea considerado “promercado” cuando suele promover, por ejemplo, la reducción de los déficits fiscales, pero en gran parte, a costa de subir impuestos, esto es, que el ciudadano común -el mercado- los financie.
Lejos de ser “promercado”, el FEM propone que los Estados fuercen un cambio del ciudadano normal, mientras que el FMI financia a gobiernos fracasados que, precisamente, por ser inviables no consiguen financiación privada, permitiéndoles continuar en lugar reconvertirse.
*Asesor Senior en The Cedar Portfolio y miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity, de Oakland, California
@alextagliavini
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