Moris estuvo acompañada por Max y Gabriel, los dos hijos que procreó con Assange durante el tiempo que el periodista australiano estuvo refugiado en la embajada de Ecuador en Londres.
Al respecto, recordó que este sábado se cumplen precisamente nueve años de que el fundador de WikiLeaks se refugió en la legación diplomática ecuatoriana para evitar ser extraditado a Suecia, donde era requerido por presuntos delitos sexuales que luego fueron desestimados por la fiscalía de ese país.
Tras siete años de asilo, el gobierno de Ecuador le retiró la inmunidad en abril de 2019, y le abrió las puertas de la embajada a la Policía británica para que lo arrestara.
Condenado inicialmente a 50 semanas de cárcel por saltarse una fianza relacionada con el caso sueco, Assange permanece encerrado desde entonces en Belmarsh a la espera de que concluya el proceso de extradición iniciado por Estados Unidos.
La fiscalía estadounidense quiere juzgarlo por divulgar en WikiLeaks crímenes de guerra cometidos por las tropas estadounidenses en Iraq y Afganistán, y miles de documentos del Departamento de Estado.
De ser entregado a la justicia estadounidense, Assange enfrentaría 17 cargos de espionaje y uno de conspiración para cometer piratería informática, que en total conllevan una sentencia máxima de 175 años de cárcel.
En enero pasado, y tras un proceso judicial demorado por la pandemia de Covid-19, la jueza británica a cargo de tramitar el pedido de extradición se negó a entregarlo a Estados Unidos por temor a que el periodista australiano intente quitarse la vida.
La magistrada decidió, sin embargo, que el ciberactivista debe esperar en la cárcel por el resultado de la apelación presentada por los fiscales norteamericanos.
De acuerdo con Moris, la decisión de mantener a Assange tras las rejas, y sin derecho a fianza, socava el prestigio del Reino Unido, y pone igualmente en peligro su vida.
No es seguro para él, debería estar en casa con su familia, afirmó.