Naciones Unidas / AFP
Laura Bonilla
El discurso de Bolsonaro en la ONU, fue duramente criticado por indígenas y activistas ambientalistas, al insistir en que es mentira que la Amazonia está siendo desbastada por el fuego y que «no es un patrimonio de la Humanidad».
«La Amazonia no está siendo devastada ni consumida por el fuego como dice mentirosamente la prensa», aseguró Bolsonaro en su discurso de más de 30 minutos -el doble de lo permitido- y que, como es tradición, fue el primero de la Asamblea General anual de las Naciones Unidas.
El presidente brasileño, quien asegura que existe una «psicosis ambiental» y defiende la explotación comercial en áreas de preservación ambiental e indígena, denunció que hay gobiernos extranjeros que utilizan a líderes indígenas como el cacique Raoni, de la tribu kayapó de la Amazonia, «para avanzar sus intereses económicos».
Sin mencionar a Francia o a su presidente, Emmanuel Macron, Bolsonaro deploró también que «otro país» basado en «las mentiras de la prensa (…) se portó de forma irrespetuosa y colonialista, atacando nuestra soberanía».
Macron propuso durante la reciente cumbre del G7 en Biarritz, Francia, conceder a la Amazonia un «estatuto internacional», una idea que indignó a Bolsonaro, que le acusó de querer restringir la soberanía de Brasil.
Durante la reunión del G7 se planteó también la idea de aplicar sanciones a Brasil por no proteger la Amazonia, recordó Bolsonaro. Esa fue «una propuesta absurda», afirmó, y agradeció al presidente estadounidense Donald Trump por haberla rechazado.
En su discurso en la ONU, Macron no respondió directamente a Bolsonaro. pero recordó los 500 millones de dólares prometidos en la ONU para la Amazonia y otras selvas tropicales el lunes, una iniciativa de «nosotros los grandes países, las organizaciones internacionales, las oenegés y la mayoría de los países concernidos sobre la Amazonia, para permanecer púdico en esta tribuna», dijo en alusión a la ausencia de Bolsonaro en la reunión.
– Ataque contra el cacique Raoni –
«A veces algunos líderes indígenas, como el cacique Raoni, son usados por gobiernos extranjeros en su guerra de información para avanzar sus intereses económicos en la Amazonia», dijo Bolsonaro en referencia al jefe indígena nominado al Nobel de la Paz para 2020, y a quien Macron recibió tras el G7.
«El monopolio del Raoni se acabó», aseguró.
«¡Nosotros no somos usados por nadie! Estamos respondiendo al llamado de la Madre Tierra», dijo el martes a periodistas en Nueva York Sonia Guajajara, coordinadora ejecutiva de la Coalición de Pueblos Indígenas de Brasil (APIB), que representa a 305 etnias.
Guajajara precisó asimismo que la indígena xingú Ysani Kalapalo, invitada por Bolsonaro a la ONU, no representa a ninguna de las 16 tribus de su región, como señaló en una carta la Asociación Tierra Indígena Xingú.
El discurso de Bolsonaro en la ONU «fue para agradar a sectores económicos como las empresas mineras, madereras y al agronegocio», denunció Dinamam Tuxa, consejero de la APIB.
El cacique Raoni dijo el lunes que Bolsonaro «está abriendo la Amazonia a un abanico de actores que están permitiendo su destrucción».
El mandatario dijo a los líderes mundiales que algunos insisten en tratar a los indígenas «como verdaderos hombres de las cavernas», impidiendo que exploten la riqueza de sus tierras, donde «existe una gran abundancia de oro, diamantes, uranio».
Aseguró que no extenderá las áreas de protección indígenas de 14% a 20% del territorio brasileño, «como algunos jefes de Estado desean».
Años antes de ser electo, Bolsonaro, excapitán del ejército, deploró que la caballería brasileña «no haya sido tan eficiente como la estadounidense, que exterminó a los indígenas».
– «Una farsa» –
«El discurso del presidente fue una farsa. Intentó convencer al mundo que protege la Amazonia, cuando en realidad promueve el desmonte del área socioambiental, negocia tierras indígenas con mineras extranjeras y debilita el combate al crimen forestal», dijo Marcio Astrini, coordinador de Políticas Públicas de Greenpeace.
«La Amazonia no se está quemando debido a ‘las prácticas culturales de indígenas y poblaciones locales’ como dijo Bolsonaro hoy. Se está quemando porque dio varias señales a los grandes hacendados de la región de que estaba permitido», dijo Katia Maia, directora ejecutiva de Oxfam Brazil.
Una veintena de manifestantes con un muñeco gigante de Bolsonaro protestaron frente a la ONU durante su discurso, al grito de «¡La Amazonia está ardiendo, Bolsonaro es un mentiroso!».
Según cifras oficiales, la deforestación de la Amazonia brasileña prácticamente se duplicó entre enero y agosto, y representa este año el equivalente a 640.000 canchas de fútbol. Los incendios -provocados en su mayoría por ganaderos y madereros- casi se triplicaron en agosto en relación a 2018.