Dr. Victor M. Valle
No hay duda que El Salvador vivió, buy nurse el domingo 2 de febrero de 2014, physician una jornada política que consolida la estabilidad democrática. Y el primer deber ético de los políticos salvadoreños debe ser el absoluto respeto a esta elección democrática.
Si la ley salvadoreña no previera la segunda vuelta para elegir presidente, shop o si aplicáramos el criterio de la ley costarricense de exigir el 40% para ganar en primera vuelta, el claro mandato de la mayoría de salvadoreños votantes daría la presidencia al Salvador Sánchez Cerén, quien obtuvo el 49% de los votos, seguido por ARENA con el 39%.
ARENA deslegitima la elección porque solo voto el 54% del electorado y no dicen que en Estados Unidos, la democracia admirada, tienen porcentajes de votación presidencial que casi nunca sobrepasan el 50%.
Costa Rica es una democracia de larga data y las segundas vueltas no son muy frecuentes, pues muchos candidatos triunfantes logran, en primera vuelta, el 40% de los votos requeridos por ley. Hubo segunda vuelta en el 2002 y habrá este año, pues también allá hubo elecciones el 2 de febrero y el candidato triunfante fue el opositor y logró solo el 31%.
Fue conmovedor ver las reacciones del principal partido ARENA, instrumento político de los intereses minoritarios y poderosos tradicionales, que a pesar de perder por diez puntos porcentuales (49% versus 39%) reaccionó como ganador y víctima, atacó a los organismos de conducción electoral y puso en duda la transparencia y buen manejo del proceso electoral, lo cual contradice la casa unanimidad de las opiniones de sectores informados.
Son malos perdedores. Se les salió su vocación anti-democrática y su histórico alineamiento a los partidos tradicionales cuando militares, oligarcas y sus empleados y los intereses geopolíticos externos producían elecciones fraudulentas y gobiernos autoritarios y engañadores del pueblo.
Esta conducta anti-democrática es continuación de una campaña abundante en insultos y frases vacías y carentes de propuestas claras para resolver los grandes problemas nacionales.
Eso de desconocer que el FMLN fue el ganador, de llamar monstruo a la gran cantidad de votantes (49%), de atacar al Tribunal Supremo de Elecciones y de declararse ganadores, desconociendo la voz del pueblo, sí que es evidencia de que persisten en su vocación anti-democrática. Ojalá cambien. El pueblo castigó su histórico desdén por la democracia y la justicia social.
Ojalá cambien y no sigan propagando falsedades. Ellos saben bien que Sánchez Cerén no es asesino o que no es cierto que la izquierda haya pactado con criminales. Sin embargo lo dicen como si fuera una verdad absoluta falsedades.
Y esos rótulos y vallas con insultos subliminales contra Sánchez Cerén o esos rumores sistemáticos que arman para decirle a los incautos que si gana el FMLN quienes tengan dos carros perderán uno, o si tienen un rancho en la playa les será confiscado. Ellos saben que eso no es cierto y sin embargo lo divulgan para amedrentar y ablandar indecisos y pusilánimes.
El pueblo ha hablado y la democracia ha ganado. El pueblo, en la segunda vuelta, sabrá confirmar el triunfo del FMLN que, por supuesto, debe hacer los ajustes necesarios para abarcar más apoyos y conducir el país en la búsqueda de la resolución de los problemas sociales de profunda raíz.
Ojalá ARENA opte por hacer política electoral decente y ojalá sus propagandistas ya no contaminen la moral pública con falsedades, insultos y calumnias. El Salvador y su democracia lo merecen.