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Blanca Flor Bonilla
Luchadora social y diputada en el PARLACEN
La conciencia sobre los derechos humanos de las personas con discapacidad visual y la solidaridad son esenciales para que “nadie se quede afuera”, como dicen los Objetivos de Desarrollo Sostenibles. Reflexionemos, ¿cómo sería yo si no tuviera visión física?, ¿qué puedo hacer por estas personas?
De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Naturales, hasta diciembre del 2018 en El Salvador había 118,525 personas mayores de 18 años con algún tipo de discapacidad visual, lo que representa aproximadamente el 2.0 % de la población en nuestro país. Podría incrementarse hasta los 130,000 si se suma a quienes no han llegado a esa edad.
El Consejo Nacional de Atención Integral a las Personas con Discapacidad informa que la población ciega enfrenta graves barreras urbanísticas y arquitectónicas en todo el país, que van desde la falta de tapaderas de medidores y de aguas negras, vehículos parqueados en las aceras, ventas ambulantes diversas, aceras en mal estado, postes de todo tipo, hasta vallas publicitarias colocadas en las aceras. No hay condiciones adecuadas en el transporte público para las personas ciegas, como sí lo hay, aunque también insuficiente, para personas con otros tipos de discapacidad. Hay buses y microbuses con máquinas giratorias que les dificulta el acceso y no existen las condiciones necesarias en las paradas de buses.
Existen deudas históricas de las instituciones del Estado para garantizar la inclusión de personas con discapacidad visual dentro de la sociedad: no hay suficientes textos en braille y apenas hay profesores y profesoras capacitadas integralmente para atenderles, limitando el desarrollo físico e intelectual de esta población.
En julio de 1982 se funda la Sala Braille en la Biblioteca Nacional de El Salvador, aproximándose a las cuatro décadas de brindar atención. Actualmente ofrece obras literarias reconocidas como “Romeo y Julieta” de William Shakespeare, “María” de Jorge Isaac y “Justicia, señor gobernador” de Hugo Lindo. Progresivamente, se ha integrado material de leyes, así como otras colecciones. En 2013 existían 670 libros y unas 300 revistas de América Latina, lo que representa un avance, pero también refleja limitaciones.
El braille es una representación universal táctil de símbolos alfabéticos, numéricos, musicales, matemáticos y científicos que contribuyen a la comunicación y el flujo de información para las personas con discapacidad visual, que contribuye a que desarrollen sus competencias e independencia; pero existen pocos textos en este formato. Por ello, todavía no se logra cumplir con los derechos consignados en los artículos 2, 21 y 24 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, referidos a la inclusión social.
Las personas con discapacidad visual tienen derecho a ser informadas, como se declaró en el Tratado Marrakech,1 Marruecos, administrado por la OMPI2 , que facilita la producción y la transferencia internacional de libros especialmente adaptados a las personas ciegas o con discapacidad visual. El Salvador es firmante de este tratado.
La Organización Mundial de la Salud dio el primer Informe Mundial sobre la visión, el 8 de octubre 2019, donde refiere que 2,200 millones de personas tienen deficiencia visual o ceguera, de los cuales, más de 1,000 millones podrían haberse evitado o todavía no han sido tratados. Estos últimos viven con deficiencia visual porque no reciben la atención que necesitan para afecciones como la miopía, la hipermetropía, el glaucoma y las cataratas.
Entre las fechas definidas para incidir en los Estados y sensibilizar a las sociedades respecto a las personas ciegas o con discapacidad visual se encuentran el 10 de octubre “Día Mundial de la Vista”, el 15 de octubre “Día Mundial del Bastón Blanco”, el 13 de diciembre “Día Internacional del No Vidente” que enfatiza sobre la inclusión social; y el 4 de enero “Día Mundial del Braille”.
Algunas de las asociaciones de Ciegos en El Salvador son la Asociación de Ciegos de El Salvador, la Asociación Nacional de Ciegos Salvadoreños, la Asociación Independiente Salvadoreña de Ciegos Progresistas, Mujeres Ciegas de El Salvador, la Asociación Cooperativa de Producción Artesanal de No Videntes Santa Lucía, la Asociación Cooperativa de Ciegos Buen Futuro, la Asociación de Lesionados Medulares de El Salvador, y la Asociación de Estudiantes con Discapacidad de la Universidad de El Salvador. La organización de esta población es muy importante para continuar realizando acciones de incidencia por sus derechos, ya que actualmente en El Salvador existe una cultura estatal y social que excluye a las personas no videntes en todos los ámbitos de la vida, incluso en el laboral y escolar.
Que el 2021 sea mejor.
1.El Tratado se firmó en Marrakech el 27 de junio de 2013 y entró en vigor el 30 de septiembre de 2016.
2.La Organización Mundial de la Propiedad Intelectual es un organismo especializado perteneciente a las Naciones Unidas.
