Gloria Orellana
@DiarioCoLatino
Manuel Gonçalves Granada se presenta de manera afectuosa con las madres de desaparecidos por el conflicto armado de El Salvador, quienes integran la Asociación Pro Búsqueda. Él sabe muy bien del dolor de ellas y también de las líneas de acción que deben seguirse para demandar justicia por sus familiares desaparecidos, un fenómeno de violencia social que permanece en la historia de Latinoamérica.
“Soy uno de los nietos restituidos gracias a la lucha de las Abuelas de la Plaza de Mayo en Argentina, mi mamá y mi papá fueron asesinados y desaparecidos en la última dictadura militar en 1976”, expresó Manuel Gonçalves, en entrevista exclusiva a Diario Co Latino.
– ¿Cuál ha sido tu historia y experiencia como desaparecido?
Bueno, a partir de ese momento de mi desaparición que me llevaron con otra familia, me crié con esa familia. Yo tenía 5 meses de edad, así que no tenía registro de lo que había pasado con mis papás, hasta que a los 20 años me encontraron.
Claro, era una investigación que habían hecho las Abuelas de la Plaza de Mayo, y el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), quienes lograron ubicar donde estaba y, a partir de ese momento -bueno- de a poco me fui acercando a las Abuelas involucrándome con ellas.
Y por necesidad mía, porque la Casa de las Abuelas era un lugar donde todo el mundo sabía lo que me estaba pasando y lo que significa esto de restituir la verdadera identidad. Y bueno, pasaron los años, me fui poniendo más grande y las abuelas también y ellas comenzaron a pensar en el recambio generacional para continuar en la búsqueda a futuro.
Y por necesidad mía , porque la Casa de las Abuelas, era un lugar donde todo el mundo sabía, lo que me estaba pasando y lo que significa esto de restituir la verdadera identidad y bueno, pasaron los años. Me fui poniendo más grande y las abuelas también y ellas comenzaron a pensar en el recambio generacional, para continuar en la búsqueda a futuro.
– ¿Cuándo te incorporaste de lleno en la Casa de las Abuelas de Mayo?
En el año 2011 me incluyeron en la Comisión Directiva de la Asociación Civil Abuelas de Plaza de Mayo, por ellas y fui el primer nieto que ingresó a la Comisión Directiva de la institución, pero ahora ya somos muchos más nietos y nietas que trabajamos institucionalmente con las Abuelas. Y, bueno, eso es mi lugar de pertenencia.
Además, trabajo en la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI), que es el Estado haciendo la búsqueda de los niños, y robados, así que interactúo mucho con Abuelas, porque todos acuden a ellas, y son ellas, quienes recepcionan los casos y luego, los derivan a la Comisión (CONADI).
– ¿Cómo te articulas en ambos espacios?
Me da facilidad de tener perspectiva desde los dos lugares, la organización y el Estado, de como podemos hacer que esa articulación funcione mejor, y es una cosa casi inédita, como digo, poder estar en ambos lados a la vez. -pero bueno-, Abuelas de la Plaza de Mayo es mi lugar de pertenencia.
Y si me da mucho trabajo a veces, pero al final no lo considero así, porque es donde yo quiero estar y donde quiero hacer todo lo posible para devolverles a ellas lo que hicieron por mí. Y que otros puedan tener la suerte que tuve yo de conocer la verdad.
– ¿Abuelas de la Plaza de Mayo y Pro Búsqueda, en dónde se encuentran?
Las Abuelas de la Plaza de Mayo conocieron al Padre Jon Cortina, fundador de Pro Búsqueda, hace muchos años atrás. Tuvieron contacto, se vieron con él y bueno -como te digo- con el recambio generacional, ahora es mi trabajo me involucró con Pro Búsqueda, que cumple sus 25 años de fundación y nos invitaron a participar de este foro de Intercambio de Memoria Histórica Pro Búsqueda – Abuelas Plaza de Mayo.
Además del contacto institucional que tenemos entre Abuelas y ProBúsqueda, que a nivel personal me ha permitido conocerles y venir a El Salvador, que con esta visita es la segunda vez, para compartir experiencias y seguir haciendo crecer nuestra lucha.
– ¿Cuáles son las afinidades en el trabajo de ambas organizaciones?
Hay muchísima similitudes y coincidencias totales, entre lo que hace Pro Búsqueda y las Abuelas de la Plaza de Mayo, y si bien siempre habrá algunas diferencias, como la situación de su país. En esta visita nos encontramos con esa situación de la práctica sistemática de desparecidos en la actualidad, un problema grave.
Los desaparecidos que vivimos nosotros fue en la dictadura de Argentina. Y que se aplicó desde el Estado, -terrorismo de Estado-, en donde las fuerzas de seguridad fueron quienes usaron esa práctica, así como el robo de bebés. Ahora, el principio que nos hermana, el principio que nos iguala con ProBúsqueda es que trabajamos por el derecho a la identidad y sobre la oportunidad que las personas sepan su verdadero origen y que a partir de eso puedan construir su vida, sabiendo la verdad.
Y otra cosa, que veo aquí y admiro es el compromiso y sentido de pertenencia que tiene la gente que trabaja en ProBúsqueda, que son de esos trabajos que solo se hacen si estás comprometido, si no, no puedes hacer ese trabajo en especial, será otra cosa.
– ¿Cuántos desaparecidos generó la dictadura en Argentina?
Nosotros hablamos de 30 mil desparecidos y es justamente la cifra que se ha terminado de construir después de mucho esfuerzo. Porque obvio todo se hizo en la clandestinidad, sin ningún registro oficial al que nosotros accediéramos, además no se le puede pedir a las víctimas o familias de las víctimas que den precisiones de lo que les hicieron los victimarios.
Es una estimación y un número que hemos construido como un símbolo y es parte de los lemas “Son 30 mil”, no se discute eso, a veces, hasta la derecha, y la extrema derecha pone en duda – y dicen bueno tampoco- como si un desparecido fuera poco, un desaparecido puede ser y es un gran problema para la sociedad.
Nosotros decimos que esa cifras no se discuten y tiene que ver con la construcción de organismos de derechos humanos, para que la sociedad entienda el daño que hemos atravesado y tenemos la estimación de los 500 bebés robados de los cuales tenemos comprobados 430 casos, entonces, esa estimación que se hace de los bebés robados sobre hechos que no están registrados no está lejos de nuestros números.
– ¿Crees que las familias de desaparecidos tienen esperanza de justicia?
Yo creo que se puede aspirar a la justicia y es parte de mi intención de llevar este mensaje a El Salvador y Guatemala, que aún falta trabajo, porque hasta a los países que les dicen del Primer Mundo, España, que no ha hecho nada con los desaparecidos del Franquismo o en Alemania que hubo robos de bebés, en fin se debe trabajar.
Y es que, las grandes masacres nadie las quiere tocar o hacerse cargo. Nosotros en Argentina lo hemos logrado, van más de mil condenados por genocidio y hay más de 600 que están siendo imputados. Solo este año se celebrarán 30 juicios.
Es un proceso de justicia que costó mucho construir, y, también, enfrentamos leyes de impunidad. Tuvimos que luchar contra leyes que impedían el juzgamiento a los responsables del terrorismo del Estado, y fue de mucho reclamar y reclamar casi una década con los organismos de derechos humanos y buscando consenso en la sociedad.
– ¿Qué cambió?
En un momento hubo una acción política, porque las leyes se derogan con decisiones políticas, que son decisiones de partidos políticos, y, por suerte, 15 años después de sancionar estas leyes -bueno- hubo una generación política que decidió primero con un presidente que fue Néstor Kirchner, que manda al congreso el proyecto para derogar las leyes, después otras fuerzas políticas que apoyaron, se derogaron las leyes de Obediencia y Punto Final, que evitaban el juzgamiento y desde el 2004 , comienzan los juicios.
Y claro, el daño es tan grande y la dimensión que hay que juzgar es tan amplia que van 17 años y todavía se están juzgando a muchos, algunos están condenados varias veces en distintos juicios, -pero digo-, es un proceso de justicia que hemos logrado en un país que tenía la misma impunidad que aquí en su país.
Estábamos en la misma condición con jueces que por leyes que impedían el juzgamiento; jueces que no querían hacer nada, y el poder político que miraba hacia el otro lado, pero hablaban de la reconciliación nacional y de mirar para adelante.
Los organismos de derechos humanos siempre plantearon que no hay reconciliación posible si hay impunidad; no se puede exigir una reconciliación si le estás diciendo a la víctima “perdonen ustedes”. Y los victimarios ¿Qué hacen o que dan en ese encuentro de reconciliación?, porque no te dicen en dónde están los desaparecidos y te condenan a ser una personas que pasará toda su vida buscando, reclamando y llorando cada día esa desaparición. Porque esa desaparición te impide realizar el duelo y perpetúa el daño.
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