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Descomposición De La Civilización

José Guillermo Mártir Hidalgo

Pocas épocas en la historia moderna han sido tan violentas como en la actualidad. La ola de violencia que se ha desatado sobre el mundo, no se puede comprender a través de consideraciones éticas. Hay que analizar la violencia como un problema sociológico y político. La violencia actual es uno de los síntomas claros de la descomposición de la civilización industrial.

La situación de violencia precede a los hechos violentos, estos pueden perpetuar y extender la situación de violencia o bien, ser respuesta a esa situación. Sin embargo, pueden existir sin que concurra. Las condiciones actuales facilitan las situaciones de violencia, por lo que los hechos de violencia se han ampliado. Cuando una colectividad excluye a la mayoría de sus miembros de la satisfacción de sus necesidades fundamentales, mientras unas minorías se enriquecen cada vez más con el trabajo ajeno, la situación de violencia se manifiesta cotidianamente a través de hechos violentos.

VIOLENCIA Y SALUD MENTAL

“Violencia y Salud Mental: salud mental y violencias institucional, estructural, social y colectiva”, reúne las ponencias del vigésimo cuarto congreso de la Asociación Española de Neuropsiquiatría. Este congreso se llevó a cabo en la Ciudad de Cádiz del tres al seis de Septiembre de dos mil nueve. Iñaki Markez, Alberto Fernández Alonso y Pau Pérez-Sales recopilaron las ponencias. En el epílogo sostienen que el libro busca recuperar la voz de los profesionales de la salud mental, en los problemas que atañen al conjunto de la sociedad.

Florentino Moreno Martiri propone el concepto de violencia colectiva, para aglutinar toda violencia no individual y familiar. El concepto tiene dos acepciones: fenómenos violentos que afectan a un número significativo de personas y como un fenómeno colectivo con escasa organización que actúan violentamente en situaciones especiales. Alfonso Rodríguez González expone que el término víctima tiene dos nociones: persona estigmatizada en función de sus vivencias y forma de resistencia activa que conduce al ejercicio de sus derechos humanos. Este autor propone que el termino sobreviviente propicia una mejor posición para la psicoterapia y para recuperar el control vital. La justicia tiene un papel reparador: en lo psíquico, que alguien sea castigado por el crimen y en lo social, facilita la elaboración del duelo.

Enrique González Duro comunica que en la posguerra española, la organización psiquiátrica quedo desmantelada. Antonio Vallejo-Nájera en el libro “Biopsiquismo del fanatismo marxista”, consideraba a los revolucionarios como imbéciles sociales o psicópatas. Este distinguía dos tipos de presos políticos: los criminales empedernidos que debían ser eliminados y los redimidos a través del trabajo. Patricia Bucley explica que las exhumaciones son un proceso que va más allá de la recuperación de osamentas, del alivio de emociones y de la recuperación del duelo. Propone que el acompañamiento psicosocial sea pre exhumación, en la exhumación y en la post-exhumación. Así generar un espacio restaurador social y comunitario.

Francisco Morales y Antonio Bustillo sostienen, que los gobiernos buscan combatir la exclusión social y lograr que las personas se sientan incluidas en la sociedad. La exclusión pone en marcha mecanismos que regulan las relaciones interpersonales a nivel individual y grupal. Jesús Valverde Molina alega que la exclusión es un proceso de despersonalización, de pérdida de identidad personal y de intimidad. Y para trabajar con personas excluidas es necesario crear un espacio íntimo, donde el paciente se sienta seguro y facilite la comunicación terapéutica.

En un conflicto político y social como el colombiano, dice Liz Arévalo Naranjo, el acompañamiento psicosocial debe ser un apoyo integral. Por lo que debe haber un diálogo entre especialidades, analizar las implicaciones políticas en las intervenciones terapéuticas y promover cambios en las realidades de las personas. Salvador Cutiño Raya advierte que las políticas de tolerancia cero, son un claro ejemplo de criminalización de la pobreza y la gestión penal de los problemas sociales. De esta manera se restringen los derechos fundamentales y se limita el uso de los espacios públicos y la protesta social. Xavier Ballaz comunica que el grafiti es un modo genuinamente urbano de expresión y creación identitaria. Este es una herramienta útil de cara al trabajo comunitario con jóvenes pero, por su condición de ilegalidad, es objeto de control de parte de las autoridades.

Miguel Anxo García Álvarez informa que el ochenta por ciento de marinos que pierden la vida en España son gallegos, por lo que hay que brindarles atención psicológica a las familias de las víctimas. José Leal Rubio revela que el desmantelamiento de la institución psiquiátrica, fue una de las demandas de su reforma. Ya que corre el riesgo de pasar de la necesaria violentación en el cumplimiento de las normas, a la violencia como modo de llevarlas a cabo. Luis Fernando Barrios Flores y Francisco Torres González advierten que el empleo institucional de la violencia sobre pacientes mentales, es la más radical violencia sobre la persona. Marcelino López, Margarita Laviana y Andrés López  aclaran que estigma es una marca o señal identitaria personal o grupal, con una consideración social negativa. El estigma en personas con enfermedades mentales, es el núcleo de la violencia dirigida a ellos.

Maren Ulriksen de Viñar habla que tortura es, todo dispositivo intencional destinado a destruir las creencias y convicciones de la víctima, para despojarla de la constelación identificatoria e identitaria singular como sujeto. La tortura no trata de matar o destruir el cuerpo de la víctima, sino prolongar su agonía para convertirlo en colaborador del sistema. Davide Ziveri considera que la tortura tiene un efecto social de control a través de dolor y el miedo, ya que afecta a las relaciones sociales de la víctima. Jorge del Cura expone que no es la ausencia de tortura la que define si una sociedad es democrática, sino, la actitud ante los casos de tortura y la voluntad  política de prevenirla y erradicarla.

Pau Pérez-Sales anuncia que España no es un país de acogida. El solicitante de asilo debe demostrar que está en elevado riesgo de persecución futura y que no tiene modo de enfrentarla. Pero sus experiencias traumáticas conllevan al solicitante a que su narración de los hechos sea inconsistente. Ixone Legorburu, Ane Ituiño y Aiert Larrarte informan del grupo contra la tortura, para apoyar a personas víctimas y erradicar su práctica. El grupo funciona a través de un área jurídica, un área asistencial medico-psicológica y un área de denuncia pública. Iñaki Markez y Florentino Moreno refieren que hay cinco tipos de afectados por la violencia colectiva: la violencia física directa o afectados primarios, son las personas afectadas directamente. Víctimas secundarias o indirectas, las personas que han sido testigos directos de la agresión y afectados personales. Víctimas indirectas o secundarias de “ingreso”, voluntarios o agentes de ayuda con estrés psicosocial. Víctimas indirectas llamadas afectados contextuales, testigos sin haber sido afectados y víctimas vicarias o periféricas, vivencian vicariamente la situación de violencia colectiva.

Luis Fernando Ríos plantea que las cuestiones políticas relacionadas con aspectos  económico-identitarios parecen tener más relevancia en las teorías del terrorismo. Darío Páez y Miryam Campos consideran que la rumiación, la evitación, la negación y el abandono del control son disfuncionales para el ajuste psicosocial. Son más adaptativos el afrontamiento directo y la asimilación de la irreversibilidad de lo ocurrido.

Antonio Duplá Ansuategui señala que el nacionalismo y el marxismo son formas de pensamiento en sectores de la población vasca, que han conllevado a justificar la violencia política. Itziar Larizgoitia, Iñaki Markez e Isabel Izarzugaza, presentan el impacto en la salud de la violencia colectiva en los atentados del once de marzo de dos mil cuatro; los afectados muestran una visión menos benevolente del mundo y mayor sensación de enojo. Pau Pérez-Sales, Carmelo Vásquez Valverde y Maitane Arnoso consideran, que el crecimiento colectivo postrauma se alcanza cuando la memoria colectiva del horror es capaz de promover nuevos comportamientos políticos: reparación al agredido, perdón interpersonal y perdón entre grupos.

Inongo Vi Makomé expone que el negro padeció durante siglos humillaciones y desprecios que los han conducido a una pérdida de fe en sí mismos. Abuy Nfubea  revela que la perversión del lenguaje es clave para entender el racismo mediático. Eloy Cuadra Pedrini e Inés Cordón Vergara aseveran que la frontera es la violencia pura que se hace patente en los centros de internamiento a extranjeros y en el retorno a casa de los deportados.

Laura Porzio y Luca Giliberti discurren que los medios contribuyen a generar un cuerpo de “noticias negativas”, respecto a jóvenes ligados a bandas latinas en España. Yolanda Osorio afirma que los inmigrantes proceden de condiciones adversas que les causan cuadros ansiosos, depresivos y psicóticos, por lo que precisan de tratamiento farmacológico y psicoterapéutico. Iñaki Markez presenta los siguientes principios para un trato más humano a víctimas de violencia colectiva: protección, razones humanitarias, imperativo humanitario, imparcialidad, neutralidad, autonomía, beneficencia, no maleficencia, justicia, confidencialidad, privacidad y fidelidad. Carlos Beristaín manifiesta que regularmente la salida a conflictos armados es llegar a acuerdos políticos, pero para un nuevo consenso social es necesario enfrentar el pasado y las consecuencias de la violencia.

FEMINICIDIOS EN EL SALVADOR

De acuerdo al ministro de justicia de El Salvador, Mauricio Ramírez Landaverde, hasta el nueve de diciembre del dos mil dieciocho, habían ocurrido trescientos sesenta asesinatos de mujeres en el país. Según el ministro de justicia, esto representaba el diecisiete por ciento de disminución respecto al año anterior. A pesar de ello, la tasa de feminicidios sigue siendo de doce por cada cien mil habitantes, por lo que continuarnos sufriendo una epidemia de feminicidios. La justicia para mujeres que sufren y han sufrido violencia es sumamente baja. En el dos mil quince, por ejemplo se dieron doscientos asesinatos de mujeres y solo treinta y cinco casos fueron calificados como feminicidios. La saña sobre los cuerpos es la principal característica de ellos. La atención a las víctimas de feminicidios tentados y a familiares de víctimas asesinadas, debe ser a través de un equipo multidisciplinario que les brinde ayuda jurídica, médico-psicológica y denuncia pública. El enfoque de trabajo debe ser los derechos humanos y la perspectiva de género.


1 Historia de la violencia en el mundo y tipos de violencia. En: https://historiaybiografias.com/violencia_mundo/

   2 Asociación Española de Neuropsiquiatría. Violencia y Salud Mental: salud mental y violencias institucional, estructural, social y Colectiva. En: www.pauperez.cat/en/thematic/books/41-violencia-y-salud-mental/file

  3 Instituto Salvadoreño para el Desarrollo de la Mujer. El feminicidio en El Salvador: obstáculos para el acceso a la justicia.2015. En: www.isdemu.gob.sv/index.php?…2015…901%3Afeminicidio-en-el-salvador-obstacul…

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