Fredis Pereira
El año pasado recibimos una noticia que celebramos. No era cosa poca, que una institución internacional de acreditación de la educación superior, como Hcéres, después de una evaluación reconociera la calidad institucional de la Universidad de El Salvador (UES), lo que significa un reconocimiento para 5 años. La evaluación fue realizada por un selecto grupo de expertos, quienes siguiendo la Guía de Evaluación Institucional del Hcéres estructuraron su evaluación en base a 7 dominios, entre estos consideraron la investigación y docencia.
Las evaluaciones institucionales son valiosas, pues, por un lado, nos permite identificar aciertos sobre el rumbo institucional, que de otro manera, las valoraciones solo sería una especulación o corazonada motivada por la emoción del momento. Por otro lado, también facilita la identificación de desacierto o áreas donde podemos mejorar. Todo esto representa información que debe ser conocida para que sirva de insumo a la planificación estratégica institucional, y más importante aún, para que la ciudanía controle la inversión pública; sino sería un desperdicio de esfuerzos generar reportes como el de Hcéres. Dicho esto, le invito a leer y reflexionar sobre lo que descubre Hcéres sobre la UES y que saquemos provecho a la evaluación.
Existes diversos hallazgos, me detendré a considera una debilidad descubierta: “Es muy baja la matrícula de estudiantes de posgrado e insuficiente el programa de seguimiento a graduados. A nivel de los recursos humanos, no parece suficientemente desarrollada la formación del personal docente. La plantilla de profesores se encuentra estancada y va aumentando el número de profesores contrados bajo la modalidad de hora-clase” (Sic)[1]
Hcéres pone al conocimiento de la sociedad salvadoreña una condición de debilidad institucional de la Universidad de El Salvador, que amerita atención y requiere conjuntar esfuerzos para que sea superada a la brevedad posible; pues sabemos que hay una población de más de 50 mil estudiantes afectados, que merecen lo mejor.
Es importante comprender que Hcéres pone en relieve la limitación de recursos a los que está sometida la universidad, no obstante, es una variable que no es del total control de la institución, y que nada ayuda a la mejora institucional, usar esa situación como una excusa para el estancamiento.
La bien conocida queja sobre la falta de presupuesto ha sido un estandarte público de la Universidad, y me parece que un gobierno comprometido con los intereses del pueblo debe atender esta queja. No obstante, motivado por comprender esta situación, solicité a la Oficina de Acceso Información Pública de la esta casa de estudios, el listado de proyectos pendiente de ejecución por falta de fondos durante el periodo 2015-2019 en la Universidad de El Salvador, a lo cual, la Secretaría de Planificación respondió que no disponen de información. Desconozco la razón por la que no dispone de información, pero si puede ser un elemento para comprender el estancamiento del que habla Hcéres.
La gestión de la información a veces tiene carencias que limita otras acciones de gestión institucional, sucede, por ejemplo, cuando la información no circula hasta los tomadores de decisión. Esto puede limitar la capacidad de movilizar recursos públicos y de la cooperación externa. Cuando eso pasa, facilita que otros actores aprovechen este vacío y canalicen recursos de cooperación a su favor, como poco a poco se observa que las universidades privadas están captando fondos públicos y de la cooperación internacional para desarrollar proyectos.
En la gestión de la información puede existir divergencias en la interpretación y comprensión. Así vale como ejemplo, la reiterada afirmación del Sr. Decano de la Facultad de Ciencias Económicas, en la que sugiere que no existen docentes horas clase contratados; lo cual implica una negación al hallazgo que expone Hcéres, en el cual detectó un aumentado el número de profesores contratados bajo la modalidad de hora-clase.
Ahora, respecto a la formación docente, hay que comprender que debe ser una prioridad institucional. Es inaceptable, que pese a todas las oportunidades de formación que existen desde la cooperación internacional, la formación del personal docente de la Universidad de El Salvador sea insuficiente. Esta situación puede estar vinculada, al ciclo de vida del personal docente y a la reglamentación interna sobre la becas de postgrado. Al consultar sobre la nómina de personas jubiladas que están trabajando, el oficial de información entregó listados donde se cuanta por cientos los docentes que han cumplido su tiempo obligatorio de servicio. Sumado a esto, el Reglamento de Becas de Posgrado para el Personal Académico y Profesional Administrativo de la Universidad de El Salvador, en su artículo 46 literal “e”, exige como requisito para ser becario: “haber laborado por lo menos tres años en la institución, ya sea como docente, o Profesional Administrativo”; lo cual limita las oportunidades al personal joven. Esta limitaciones contribuyen a esta situación de deficiencia señalada por Hcéres y facilita que sean los docentes de las universidades privadas quienes accedan a las becas.
En una institución de educación superior es indispensable la formación continua de su personal docente. Es claro que esto no surgirá por inercia ni por el azar. Se quieren oportunidades y también incentivos a la formación. Las oportunidades surgen de una planificación racional que ponga como objetivo este asunto, y los incentivos se fundamenta en que el proceso de selección de personal docente sea por mérito. En relación con la planificación, al preguntar por los planes de capacitación del periodo 2015-2020, en el caso de la Facultad de Ciencias Económicas no ha existido, según lo afirma su representante legal. En cuanto a la selección de personal, el Decano de la referida facultad manifestó que no existen procedimientos para seleccionar docentes horas clase; lo cual impide tener certeza sobre la valoración del mérito, aunque una gestión racional no deja esos asuntos al azar.
La debilidad señalada por Hcéres no debe instrumento para desprestigiar a ningún funcionario, sobre todo cuando a penas lleva un año en su gestión; pienso que es tiempo para enrumbar a la universidad por el camino que el pueblo salvadoreño exige, es la oportunidad para generar espacios de diálogos que fortalezcan el sentido de pertenencia y faciliten el relevo generacional para que el estancamiento pase a ser algo del pasado; lo cual exige, implicar a la comunidad universitaria y la sociedad en general, y requiere de un liderazgo comprometido con la mejora continua, tengo esperanza que las autoridades universitarias tomen ese rol y no dejen las cosas al azar.
P.D. Para acceder a los documentos que sirvieron de base para este artículo, use el siguiente enlace: https://drive.google.com/drive/folders/1aIyEgPTbCllEZ1q9OiJTMAdqLMrN7bX2?usp=sharing
[1] Hcéres. (octubre de 2019) Documento de Acreditación y Evaluación: Informe Final. Universidad de El Salvador. p 32. Recuperado de https://www.hceres.fr/sites/default/files/media/downloads/E2020-EV-0990031F-DEI-ETAB200018820-RD.pdf