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Desde una caseta telefónica

Wilfredo Arriola,

Escritor y poeta

¿¡Hola Leo, estás ahí!? Te ruego que no colgués…

Necesito un poco de tu tiempo, del que antes me regalabas…

No, no colgués, te pido no arrojés esta llamada al suelo o me dejés hablando conmigo mismo, hazlo por la equidad de género que tanto defendés…

Tus conceptos los respeto, te pido respetés la vanidad de lo tuyo, y compréndeme esta vez. Te digo más, esta última noche, o todas estas noches no he sido el mejor ejemplo de supervivencia, todo tiene tu tono, tu queja y creo fehacientemente que uno no debe ser devoto a una religión a la cual solo uno profesa…

Sabes que ya no tomo. Nadie respeta un borracho. Mi razón a pesar de que es igual de vergonzosa, como tomar, es decidir que hablemos…

No te pongás con tu perfil de irónica, y tampoco veas hacia arriba como orando por mí sin devoción, tu falsa compasión solo es otra forma de apatía. He querido volver a tomar esto, por el bien de los dos…

Tenés razón. Sí, más por el mío, no le pondré corbata a mi vergüenza. Entonces escúchame, te lo pido por favor. No, por favor no, es muy poco, te lo pido a manera de transfusión de sangre de necesidad irrevocable. Ser extremista es lo mío, pero hoy más mucho más…

Tenés razón, Romero pudo ser mi hermano, quizás ambos compartamos pasión por lo imposible, hablar sin que se nos escuche…

Lo sé, me estás escuchando. Deja de tamborilear tus dedos por favor Leonor, es la última vez que me escuchas, prometo ser breve, alargarme en esta llamada es pedir beca en el masoquismo…

Sí, sé que no depende de vos y no estoy jugando con tu compasión ni con tu orgullo. Tampoco quiero traficar con la lastima. Decime vos, ¿Quién se puede ir a casa con el golpe de la ansiedad? ¿Estás saliendo con alguien?…

Claro que me importa, no es ego es saber aprenderme dañar, y dañarme bien y de una sola vez. La verdad no posee anestesia, pero es la única que cura. Te llamaba porque la necesidad no tiene tiempo…

Te pido por favor que no me llamés de usted, sabes de sobra que solo trato de usted a quien no respeto… Es complicado, yo sé, vos me quisiste, yo también te quise, pero nunca al mismo tiempo… Sí, lo sé, repito versos de Ángel Gonzáles, pero la verdad es universal Leonor, no le pongamos formalismos al desastre…

Sé que no es el momento, desde hace años no es el momento, quizá este sea el último momento. Cuando uno llama a las cosas por su nombre, generalmente es en dos ocasiones: cuando se quiere pronunciar lo menos posible o cuando ya no se siente nada al pronunciarlo. Así te presiento, diciéndome mis dos nombres secos, como mi madre me llamaba en su impotencia y enojo… Entiendo, debés continuar haciendo tu tesis y en tu juicio habrás quitado las ideas que a buena manera te di, es clásico, odiar lo que representa un pasado….

Claro, lo sé. Entiendo…

Sé que debés alimentar a Tao, tu gato, que siempre ha resultado ser una prioridad en lo tuyo, pero ya vez las cosas que uno no dice se fermentan y hacen más grande la posa de la inexistencia…

¿Te parezco ridículo con lo que te digo? En realidad, solo quiero aclarar este rumor de muerte. A lo nuestro ya no le suman fojas de historias, ya no hay archivos y cuando la única rutina es el recuerdo es cuando el cuerpo del amor, está tendido en una cama a la espera del deceso. Nos hemos convertido en viejos cascarrabias, que solo hablan de su pasado, convirtiendo sus ideales en caprichos…

No te he llamado para darte lecciones de moral, sé que odias que te den consejos, aparte de que lo consideras de mala educación, yo también lo detesto, pero uno se convierte en lo que critica…

Sí, ya sé quién soy, no me lo recuerdes, pero creo que a ti te duele que te digan quién eres. Sos tan predecible, todo te importa poco, por no ocupar el improperio que utilizas siempre. Tu campo es la irresponsabilidad y el mío quererte cambiar…

No, no estás cansada Leonor, estás sufriendo…

Siempre te lo dije, lo peor que le puede pasar a tu belleza es que te veas en un espejo roto…

Desde luego, siempre eres ajena a la provocación, no lo necesitas, tu inmensidad es tan grande que tu ruido es el silencio que guardan los demás cuando te ven pasar. Por todo ese me dueles. Y necesito saberlo…

Prometo hacer una o dos escasas preguntas si te dignas a disparar…

Lo entiendo, sí, hay mucho espacio para volver a olvidar lo que me digas este y cualquier otro día. ¿Estás saliendo con alguien? No me hagas repetir y usar esta saliva que quema. He aprendido a convivir con mi vergüenza y con mis temores, pero una cosa es convivir y otra es amar lo convivido. Deshacerme de esta duda hará que mis noches vuelvan hacer las mismas, malas o buenas pero las mismas al fin. Le he apartado un espacio a la revelación. Leonor, me están pensionando los recuerdos. No me logro jubilar del todo de vos…

¿Qué gano en saberlo? Gano todo y a su vez lo pierdo todo. Además, uno solo le puede ayudar a los necesitados no siendo uno de ellos. Ayúdame a mí está vez… Obvio. Comprendo… No, no me falló porque nunca fue mi amigo. Quienes son mis amigos no me fallan…

¿Es él? ¿pero él falleció el año pasado? ¿Por qué nunca me lo dijiste?  ¿Qué si me molesta? No, oraré por él. Fui a su vela y cuando me acerqué al ataúd, lloré un poco no por él, uno llora en las velas porque se piensa adentro o pensás en los tuyos, por amor secundario casi nunca. Sin saberlo, lo compadecí. No hay muerto malo, pobre de él, que sufre la vela de todos, morir es velar a la humanidad entera… Sí, tenés razón no lo sabía, ni lo intuía. Los hombres engañamos más y ustedes mejor…

Sí, Joaquín. Por lo menos te acordás…

¿Qué si estoy satisfecho? Mitad molesto, con él … qué de Dios goce… y conmigo…

Debe de estar triste Juan, todavía, era su casi hermano, a quién apoyaste bastante en su entierro, te vi consolándolo en tu pecho, lo recuerdo. Fuiste su madre, amo esos detalles de vos. Gracias por decírmelo todo. Me sonó la alerta que se me acaba la tarjeta. Abrázame a Tao y disculpa por ser tan terco, pero la verdad si no es de frente solo es otra forma de la mentira. Me voy melancólico, en vida no lo hubiese perdonado, hoy lo perdono, la muerte lo disculpa todo. ¡Ah! una última cosa…

*su saldo ha expirado, introduzca una nueva tarjeta.

 

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