Santiago/AFP
Después de alcanzar en 2017 su mayor tasa en doce años (9,3%), el desempleo en América Latina registraría en 2018 su primer descenso en cuatro años y llegaría al 9%, de la mano de una modesta recuperación económica, dijo este martes un estudio de la Cepal y la OIT.
En 2017 el número de desempleados batió récords en la región, al alcanzar su nivel más elevado desde 2005, lo que equivale a aproximadamente 23 millones de desempleados en las zonas urbanas de la región, de acuerdo a un estudio conjunto de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), revelado este martes.
Para este año, en medio de una fase de «modesta recuperación económica», en que el PIB regional expandirse un 2,2%, en comparación con el 1,3% de 2017, «se proyecta un leve aumento de la tasa de ocupación regional, lo que podría provocar un ligero descenso de la tasa de desempleo urbano —que se situaría en cerca del 9%—, el primero registrado desde 2014», se afirma en el reporte.
La evolución del empleo, junto con el aumento moderado de los salarios reales, «ayudaría a fortalecer el poder de compra de los hogares y contribuiría, de esta manera, a estabilizar la reactivación económica», agrega texto.
El reporte hace también un análisis especial sobre la inserción laboral de las personas mayores.
En este sentido, el estudio afirma que más de la mitad de los mayores de 65 años de la región no reciben un pensión formal, siendo las mujeres las más perjudicadas, a pesar de avances recientes en la formalización del empleo y la expansión de los sistemas de pensiones.
De acuerdo al estudio, en América Latina «un 57,7% de las personas de entre 65 y 69 años, y un 51,8% de las personas con 70 y más años de edad, no perciben una pensión de un sistema contributivo».
Sin acceso a pensiones, muchos mayores deben seguir trabajando. La proporción de personas que trabajan alcanza 39,3% entre los 65 y 69 años de edad y al 20,4% en los mayores de 70 años, siendo el llamado ‘trabajo por cuenta propia’ su principal fuente de ingresos.
Entre 2015 y 2050, se estima que la proporción de personas con 60 años y más en la fuerza de trabajo aumentaría del 7,5% a 15,0%, en un escenario de acelerado envejecimiento que enfrentan muchos países latinoamericanos.