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Yaneth Estrada
@caricheop
La Facultad de Ciencias y Humanidades, de la Universidad de El Salvador (UES), presentó el “Balance de las Elecciones Presidenciales 2019” que también contiene exigencias al presidente electo Nayib Bukele.
Las principales demandas consisten en implementar una Ley de Impuestos sobre el Patrimonio, Reforma Fiscal, lucha contra la corrupción, aumento al salario mínimo (500 dólares), extensión de derechos sociales como salud, educación, primera infancia, adultos mayores y pensión digna.
Además, la nacionalización de servicios como electricidad, telefonía, bancos, transporte y energía, “lo cual se traduce en recuperar los nodos del desarrollo nacional, con una política de liquidación financiera a las empresas que tienen concesiones“, detalló Juan de la Cruz, en la presentación.
Con estos 10 años se cierra un período con dos gobiernos del FMLN. Primero con Mauricio Funes y otro con Salvador Sánchez Cerén. “Pero qué paso para que llegara el desencanto electoral en 2019, de un partido que se suponía estaba a favor de sector trabajador y que defendía los intereses del pueblo”, cuestionó.
Análisis detallado
Cruz señaló que Funes llegó al Ejecutivo en 2009, momento marcado por una grave crisis del capitalismo, donde la burguesía internacional no tiene como salir, más que través de explotación y deterioro del medio ambiente.
“Ante esto, la conciencia colectiva consideró que el FMLN buscaría nuevos mecanismos para combatir esta explotación y proteger a los trabajadores, quienes tomaron más conciencia, cansados de los gobiernos de ARENA (forma tradicional de hacer política), es así como le dan una oportunidad a los gobiernos de izquierda, anteriormente identificados por la lucha social, antineoliberalismo, contra la privatización, las AFP, representación social y exclusión, pero al llegar al poder no se cumplen todas las expectativas”.
Funes hace buena administración de las crisis y se dan algunas concesiones, medidas, protección, subsidios, pactos y a esto se suman acuerdos con una burguesía que no era la tradicional, y se conforman programas como Alianza para el Progreso y el Asocio para el Crecimiento, con representación de empresarios del sector cañero y otros, quienes empiezan a tener una serie de facultades que dan paso a la aprobación de algunas leyes como el Asocio Público Privado (APP), que es “una privatización disfrazada”.
Igual pasó con Salvador Sánchez Cerén, con imposiciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Mundial (BM) y FOMILENIO, instancias que obligaron a intensificar las exigencias hacia los trabajadores. Es entonces, que aparece, Nayib Bukele, un joven empresario que se define como “sin ideología política“, pero que carece de propuestas y planes, que nuevamente seducen a la conciencia colectiva, a la espera de no repetir la historia.
En conclusión, los expertos afirman que “El Salvador debe replantearse la organización popular y el carácter de la movilización, para hacer frente a los desafíos históricos contemporáneos”.
