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DESIDIA POLÍTICA TRAS LOS MALES CRÓNICOS DEL SISTEMA DE SALUD PÚBLICA

Luis Colato

El desabastecimiento de insumos y recursos médicos, como la falta del financiamiento orientado a la investigación de campo, de enfermedades transmisibles o de las típicamente tropicales, así como la ausencia del soporte financiero para el estímulo asignado técnicamente al recurso humano, como para reparar la infraestructura, es consuetudinario pero correspondiente con un discurso de austeridad dirigido a los temas sociales desde el actual régimen, que se contradice con el desmedido endeudamiento adquirido, al grado de superar en estos 4 años, lo adquirido en los 30 años previos.

La contratación de estos créditos para precisamente los temas referidos, se han sumado sin que finalmente se concreten tales inversiones, negando además la respectiva información por la reserva informática estatal que se nos ha impuesto.

No es difícil sin embargo calcular cuál es su destino.

Son también males endémicos de nuestra América Latina, la extendida corrupción que no solo agrava nuestra deuda externa, afecta además sobre todo la moral social, al naturalizarse entre la ciudadanía las turbias actividades del estamento político, coludido con la élite financiera y otros.

Tales males además se han visto agravados desde la imposición del neoliberalismo en los 90´s, excluyendo a cada vez más población en beneficio de las élites, reduciendo por ejemplo al estado para limitar su eficacia, desempleando escaladamente a un cada vez mayor número de funcionarios públicos, pero también sustituyéndolos con agentes partidarios, que engrasan al estado, pues sus habilidades y dominios políticos no califican para las labores burocráticas asignadas.

Entonces regresando al tema, profundizando la privatización iniciadas en los 90’s, no solo han reducido los recursos asignados a salud pública, o reducidas las capacidades técnicas del personal, se ha incrementado la burocracia política como los excesos en el engrasamiento de estas, lo que ha supuesto un acelerado agotamiento institucional.

Así, los casos de equívocos en cirugía y dictámenes por negligencia médica, son cada vez más y afectan sobre todo a las mayorías populares, lo que produce un mayor número de quejas, siempre desoídas y nunca resueltas.

Por otro lado, los medicamentos son sobre todo los que sufren recortes, al grado que los que deben dirigirse a atender los casos de pacientes crónicos, sufren ya como nunca en el pasado, limitaciones graves.

Así, por ejemplo, los dirigidos a atender la tensión, diabetes y cáncer, ahora faltan, acumulándose las quejas y denuncias, receta en mano, que dejan entrever tales faltas.

En cambio, las autoridades no solo no atienden estas quejas, también desvían la atención a otros temas para evitar abordarlos.

Total, es el caso que simplemente hay carencias, y la negación es por todo, la respuesta del régimen.

Así las cosas, es el punto que, si bien hay compromiso de parte de un significativo segmento del personal sanitario y de oficina en el estamento de salud pública, lo cierto es que en general el aparato estatal de salud está deteriorado, imponiéndose el desinterés político en favor de los intereses privados y partidarios.

Qué podemos decir.

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