El Sindicato de Trabajadores de la Asamblea Legislativa reveló, a mediados de la semana que recién finalizó, que el presidente de la Asamblea Legislativa no solo ha despedido a empleados del Primer Órgano del Estado, sino que ha contratado a otros 300.
Norman Quijano, quien ha solicitado permiso personal por 14 días en la Asamblea, anunció y justificó una serie de despidos, más de medio millar de empleados legislativos, con el argumento que muchos de los despedidos habían sido contratados entre diciembre de 2017 y abril del presente año.
Además, Quijano justificó que el presupuesto del presente año de la Asamblea no alcanzaría a pagar todos los salarios y con los despidos evitaría pedir un refuerzo presupuestario.
Quijano hizo tres anuncios de despidos, entre estos, los empleados de las sedes departamentales legislativas. Estas sedes fueron iniciativa y financiadas originalmente por organismos internacionales para facilitar el trabajo del legislador con la población en los territorios.
Salvo el FMLN y el sindicado de la Asamblea que han hecho fuertes protestas contra la política de despidos del presidente del Legislativo Norman Quijano, el resto de la sociedad no se ha pronunciado, incluidos los sindicatos del sector público, pese a que es un atentado a la estabilidad laboral, y por ende una violación al derecho universal al trabajo.
Pero, lo más lamentable son las revelaciones del sindicato, pues dejan en evidencia que no es por reducir el presupuesto en la Asamblea, y hacerla manejable, sino, para incorporar a personal de confianza o simpatizantes del partido ARENA. De ser cierto esto, a Quijano deberían denunciarlo y practicarle algún tipo de auditoría, y de ser cierta la denuncia del sindicato deducirle responsabilidades.
No se vale que por el hecho de haber obtenido mayor cantidad de votos y por ende más diputados, lo tomen como cheque en blanco para atentar con la estabilidad laboral.