Jartum / AFP
Haitham El-Tabei / Claire Doyen
Los generales en el poder y los líderes del movimiento de protesta en Sudán firmaron el miércoles un «acuerdo histórico» para compartir el poder, tras tras la destitución del presidente Omar al Bashir y meses de manifestaciones reprimidas brutalmente.
Este miércoles, tras negociaciones que duraron toda la noche, ambas partes firmaron una «declaración política», primer paso hacia un gobierno civil, principal reivindicación de los opositores.
Aún deben celebrarse discusiones en los próximos días sobre otros puntos, especialmente sobre la cuestión de la «inmunidad absoluta» que reclaman los militares en el poder, y rechazada por el movimiento de protesta.
Se trata de un Consejo Soberano compuesto de cinco militares y seis civiles, presidido por turnos por un militar y un civil, que se encargará de la transición durante poco más de tres años.
Los militares presidirán esta instancia los primeros 21 meses de transición y los civiles los 18 meses siguientes.
El Consejo Militar llegó al poder tras derrocar el 11 de abril al presidente Omar al Bashir, tras casi 30 años al frente del país.
– «Nueva era» –
Tras el encuentro en un hotel de lujo de Jartum, el número dos del Consejo Militar, Mohamed Hamdan Daglo, llamado «Hemeidti», comandante de las temidas Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF), festejó lo que definió como un momento «histórico».
Después de estampar sus iniciales en el documento, declaró que se abría «una nueva era prometedora de colaboración entre las fuerzas armadas, las RSF y los dirigentes de la gloriosa revolución sudanesa».
«Hoy firmamos la declaración política», indicó por su parte Ibrhaim al Amin, un líder de las protestas. «El viernes retomamos las negociaciones sobre el documento constitucional», agregó.
Las conversaciones entre ambas partes fueron aplazadas varias veces estos últimos días.
El Consejo Militar y la Alianza por la Libertad y el Cambio (ALC), que lidera el movimiento contestatario, «concluyeron un acuerdo muy importante que constituye una etapa crucial hacia una reconciliación global», declaró el mediador de la Unión Africana (UA), Mohamed El Hacen Lebatt, después de firmar el texto.
Por la tarde decenas de estudiantes coreaban «¡Revolución!» y «¡Gobierno civil!» ante la universidad de Jartum.
La Embajada de Estados Unidos en Jartum felicitó al «pueblo sudanés» y animó a ambas partes a continuar negociando.
«Estamos impacientes por acoger a los nuevos dirigentes civiles y trabajar con nuevas instituciones que respondan a los desafíos apremiantes que enfrenta Sudán», tuiteó el secretario de Estado adjunto norteamericano, Tibor Nagy.
Desde el anuncio de un acuerdo sobre un borrador el 5 de julio, gracias a la mediación de la UA y Etiopía, todas las miradas estaban puestas en el Consejo Militar para ver si respetaría el principio del reparto del poder.
A último minuto, los generales reclamaron una «inmunidad absoluta» para aquellos susceptibles de ser juzgados por la represión de las manifestaciones, que sacuden al país desde diciembre.
El 3 de junio, hombres armados dispersaron violentamente la sentada que mantenían miles de manifestantes delante del cuartel general del ejército en Jartum. Esta operación, cuyos responsables no fueron aún identificados, dejó 136 muertos, según un comité de médicos cercano a las protestas, y centenares de heridos.
– ¿Inmunidad para militares? –
En la calle, estas últimas semanas, aparte de un «gobierno civil» se pedía que los responsables de la represión sean juzgados.
Justo antes de la reunión, el martes por la noche, el portavoz de la Asociación de Profesionales Sudaneses (SPA) que forma parte de las protestas, Ismail al Taj, fue categórico: «Rechazamos la inmunidad absoluta que los militares en el poder exigieron».
Aún quedan pendiente las cuestiones de la creación de un Parlamento de transición y la retirada de las milicias todavía presentes en Jartum y otras ciudades.
El lunes, hubo concentraciones espontáneas en varios barrios de la capital sudanesa, tras la muerte por disparo de un hombre en el sureste del país durante una manifestación que reclamaba la salida de las RSF de su región.
Seis civiles murieron «a manos de las milicias Janjawids» desde el sábado, acusó el martes el comité de médicos.