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Santiago Leiva
@DiarioCoLatino
El empate de la Selecta ante Costa Rica fue un destello y una alegría para El Salvador, case que vive agobiado por la sombra de la delincuencia; fue el renacer de la esperanza que tiene en el fútbol, anestésico ideal para aliviar penas.
A leguas, la presentación del combinado cuscatleco en la segunda fecha de la Copa Oro ha sido el mejor partido que ha realizado la Azul bajo el mando del técnico catalán Albert Roca.
Si bien faltó la última puntada, es decir, el gol necesario para machacar el partido, El Salvador demostró que hay talento de sobra y que, si sigue trabajando sin receso, hay nivel para dar competencia.
No cambió Roca su planteamiento táctico, el 4-4-1-1 o 4-5-1 según como se quiera ver; pero sí hubo modificación de chip en los jugadores. El sábado, ante Costa Rica jugaron con los cordones de los zapatos bien amarrados, serios, sin complejos y, sobre todo, confiados en su técnica y talento.
Fue una noche de sorpresa para El Salvador. Sorprendió el desmarque y peligrosidad en ataque del joven Irvin Herrera, el desgaste de Richard Menjívar y Darwin Cerén en la zona ancha, la sociedad que poco a poco va logrando Pablo Punyed con el resto de escuderos; pero, sin lugar a dudas, el más sorprendido fue Costa Rica.
Quién habría pensado que los costarricenses, representados por un equipo de estrellas y figuras mundialistas, amanecerían ayer con el paladar amargo después de la bailada que les propinó El Salvador y que, injustamente, solo alcanzó para el 1-1.
El empate, y sobre todo el partido que se gastó la Azul, mandó una señal de advertencia para todos los competidores de la CONCACAF: El Salvador ha vuelto y no será fácil, sobre todo, en casa.
Eso sí, hay que esperar que lo visto ante Costa Rica no sea solo un espejismo, porque, en el pasado, la Selección había adoptado la fea costumbre de jugar al ritmo del rival. De ahí que en partidos ante los caribeños siempre abundó el desorden y los pelotazos con poco sentido.
Será ante Jamaica, mañana, que la Azul demostrará si realmente ha mejorado o solo fue el reflejo de una buena noche. Si juega como ante Costa Rica, seguramente, aunque no gane, habrá fiesta en el “pulgarcito”, porque lo que más le falta a El Salvador son motivos para festejar.
Este encuentro ante los “Reggae Boy” también podría servirle a Roca para callar las críticas que brotaron después de la serie eliminatoria ante San Cristóbal y Nieves.
Y, aunque no se sabe con certeza si su trabajo ha estado en juego, si la Selección continúa jugando como lo hizo ante Costa Rica, Roca podrá sentirse cómodo en el banquillo para seguir trabajando con miras a las eliminatorias mundialistas.
Otro buen sabor que dejó la Selección fue la buena elaboración de jugadas a balón parado. Muestra de ello fue la que realizó Menjívar y que acabó en bolea desviada de Cerén.
En resumen, la Selecta dejó claro que tiene los argumentos necesarios para disputar la Copa Oro y aspirar a semifinales; no obstante, primero tendrá que fajarse ante Jamaica mañana para poder meterse en cuartos de final y, posteriormente, pujar por las semifinales. Sin duda, hay destellos de esperanza.
