Detener masacre en Rafah

La Corte Internacional de Justicia (CIJ), máximo tribunal de Naciones Unidas, dictaminó el viernes 24 que Israel «detenga inmediatamente su ofensiva militar y cualquier otra acción en la gobernación de Rafah que pueda infligir al grupo palestino en Gaza condiciones de vida que podrían provocar su destrucción física total o parcial».

A poco de emitirse ello, aviones israelíes bombardearon el campamento de Shaboura, al centro de Rafah. Tel Aviv ha dicho que nada ni nadie le va a detener en su arremetida contra la última urbe gazatí que no ha ocupado.

Rafah es una ciudad dividida. El sur es parte de Egipto, el medio es una zona que fue despejada para que sirva de corredor entre este país e Israel, y el norte es el último reducto gazatí que no ha sido completamente conquistado o destruido por Netanyahu. Allí también llegaron a refugiarse la mayoría de los 2,3 millones de gazatíes.

Para Tel Aviv, en Rafah estarían Yahya Sinwar y otros líderes del Hamás, además de tener túneles donde fluyen alimentos, medicinas y armas a la franja de Gaza desde Egipto. Tras casi 8 meses de haber transformado a la franja de Gaza en la zona más hiperbombardeada de las últimas 8 décadas en todo el mundo, el ejército hebreo no logra dar con los principales dirigentes de los distintos grupos armados palestinos.

Tampoco ha liberado militarmente a la mayoría de los 250 rehenes capturados el 7/10/2023. Casi todos los secuestrados que retornaron a sus casas lo fueron con negociaciones, y varias decenas ya han muerto gracias al fuego de las mismas FFAA israelíes.

Israel es el primer país occidental al cual la CIJ le ha pedido que detenga un genocidio y que el fiscal jefe de la Corte Penal Internacional haya dictaminado una orden de arresto contra su gobernante.

Netanyahu cree que puede ignorar ello, con lo cual ha ido transformando a Israel en un Estado paria, ha provocado a que decenas de millones salgan en todo el mundo en apoyo a Palestina y ha conducido a la peor crisis que haya tenido su país.

La brutalidad de la ultraderecha sionista la ha convertido en el mejor propagandista mundial de que los palestinos puedan tener su propia república.