Alma Vilches
@AlmaCoLatino
Desde muy temprano, las personas que han ofrecido una penitencia a Dios por algún favor recibido, iniciaron su recorrido desde las ruinas de la capellanía San Esteban, por la Calle de La Amargura hasta la parroquia El Calvario.
Con los pies descalzos y vendada de sus ojos, Corina Ortiz, cumplió la penitencia ofrecida a Dios en este Jueves Santo, con este sacrificio físico expresa su agradecimiento al todopoderoso por haberle concedido trabajo y salud.
“Yo le pedí muchas cosas y él me las ha cumplido, cuando fuí al vía crucis le prometí el jueves santo hacer penitencia y ahora se lo estoy cumpliendo por favores que me ha dado, estoy pidiéndole otro favor y estoy segura que él me lo va a conceder”, expresó.
Por este largo trayecto de mil metros lineales, los penitentes ofrecen el sacrificio y elevan oraciones al creador bajo el sofocante sol de la época, algunos son ayudados por familiares y amigos quienes les dan palabras de ánimo y colocan cartones o toallas en el camino para hacer menos doloroso lo caliente de la calle.
Los penitentes de los Jueves y Viernes Santo es una tradición desde hace más de 300 años. Algunos deciden caminar descalzos largos trayectos, ir vendados, de rodillas o cargar un imagen; esto es parte de las tradiciones religiosas, aunque la iglesia no considera necesario hacer este tipo de sacrificios para obtener el perdón de Dios.