César Ramírez
@caralvasalvador
Mi educación es una larga historia de estudios en un colegio católico, universidades, centros académicos etc. incluye a maestros y maestras en diversas materias que mi memoria celebra con mucha alegría.
Mi madre fue maestra de educación musical y mi padre laboró en la Universidad de El Salvador y posteriormente en el Instituto Tecnológico Industrial en la materia de termodinámica, es una historia de mucha dedicación de mis padres y maestros, pero también existen amigos-maestros, desconocidos-maestros, hermanos-maestros, amigas-maestras, alumnos-maestros, médicos-maestros, doctoras-maestras, revolucionarios-maestros, todos aquellos que de alguna manera me mostraron la posibilidad de un mundo mejor.
Mi maestro de primer grado fue José Guadalupe Olmedo Escobar, impartió clases por décadas en el Colegio Don Bosco y luego enseñó primeras letras en las prisiones de la nación, pocas personas tienen esa vocación humanista de enseñar a leer y escribir a quienes el Estado educa por la represión en las cárceles de la nación.
Aquella época fue una escuela abierta con maestros en las calles en función de sus derechos con ANDES 21 DE JUNIO, fueron décadas de la dictadura militar; con mi padre asistimos a las plazas, ahí los maestros y maestras enseñaban la materia: “por la dignidad del magisterio”, la persecución policial era implacable, en esencia era una escuela para conquistar la democracia; el 25 de marzo de 1972 aconteció un contra-golpe de Estado dirigido por el Coronel Benjamín Mejía por el fraude electoral del Coronel Armando Molina pero fracasó.
Luego la guerra, la universidad estaba plagada de maestros brillantes, no pocos fueron capturados o desaparecieron, ahí se conjugaba la realidad con la acción humanista personal, la nación se hundió en la guerra civil, muchos maestros se unieron a las filas populares, era vocación y la única opción de sobrevivir ante el absoluto de la represión. La paz estableció una nueva legalidad con una brillante opción educativa, al menos existió un intento de uniformes para niños, vaso de leche, útiles escolares, programas de alfabetización, pero una nueva administración cambió todo, bajo la opción tecnológica como solución general sin considerar que las computadoras solo son un instrumento, pero no cubre el factor social como el desarrollo humano en las comunidades.
Existen maestros de toda la vida, ese título también se otorga a compañeros y amigos que sin impartir cátedras demostraron con su vida el camino que compartimos ahora, maestros que no conocimos, pero su luz es guía permanente como: Ignacio Ellacuría, Oscar Arnulfo Romero… mi agradecimiento es un abrazo a su memoria en presente. Gracias.