La decisión de proclamar el 28 de mayo como Día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer fue tomada en la reunión de integrantes de la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Sexuales y Reproductivos, realizada al terminar el Quinto Encuentro Internacional sobre salud de la mujer, en Costa Rica, en mayo de 1987.
Desde entonces se conmemora este día con el propósito de reafirmar el derecho a la salud como un derecho humano de las mujeres al que deben acceder sin restricciones o exclusiones de ningún tipo, y a través de todo su ciclo de vida, principalmente en la Salud Sexual y Reproductiva (SSR).
La SSR es el estado completo de bienestar físico, mental y social de la población, en los ámbitos de la sexualidad y la reproducción, esto incluye la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos con una visión más allá de la reproducción, incorporando el marco ético de los Derechos Humanos y las desigualdades de género, esta integralidad sobrepasa los aspectos reproductivos y la visión patriarcal exclusiva de una sexualidad heterosexual y reproductiva.
Los derechos sexuales y reproductivos son parte de los derechos humanos, se basan en el reconocimiento de la autonomía y la libertad de las personas para tomar decisiones voluntarias, libres e informadas respecto a la sexualidad y la reproducción, a fin de garantizar el desarrollo libre, sano, seguro y satisfactorio de la vida sexual y reproductiva, sin discriminación alguna, riesgos, coacción y violencia.
En El Salvador es primordial fomentar la SSR, ya que solamente el año 2015 se atendieron un total de 10 mil 882 partos, de los cuales 130 fueron de niñas de 10 a 14 años.
A pesar que desde el año 2012 el país cuenta con una política de salud sexual y reproductiva, los datos de niñas menores de edad embarazadas son altos. Esta política busca garantizar la SSR en las diferentes etapas del ciclo de vida a toda la población, así como fortalecer el acceso a la promoción, prevención, atención y rehabilitación de la misma.
Es importante destacar que en dicha política se incorporan elementos como los derechos humanos, las desigualdades de género y las determinantes sociales de la salud, ya que antes la visión de la SSR tenía un enfoque biológico y era analizada solamente desde las altas tasas de fecundidad.
En este sentido, CIDEP considera importante implementar la educación en salud sexual y reproductiva en los centros educativos, en las comunidades y las familias ya que solo con una niñez y juventud bien informada de sus derechos sexuales y reproductivos se logrará prevenir los embarazos en adolescentes, la transmisión de infecciones de transmisión sexual, así como el VIH.