La decisión de proclamar el 28 de Mayo, como día Internacional de Acción por la Salud de la Mujer, fue tomada en la reunión de integrantes de la Red Mundial de Mujeres por los Derechos Sexuales Reproductivos, realizada al terminar el Quinto Encuentro Internacional Sobre Salud de la Mujer, en Costa Rica en Mayo de 1987.
Desde entonces, se conmemora este día con el propósito de reafirmar el derecho a la salud, como un derecho humano de las mujeres al que deben acceder sin restricciones o exclusiones de ningún tipo, a través de todo su ciclo de vida, principalmente en la Salud Sexual y Reproductiva (SSR).
La SSR es el estado completo de bienestar físico, mental y social de la población, en los ámbitos de la sexualidad y la reproducción, esto incluye la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos, con una visión más allá de la reproducción, incorporando el marco ético de los Derechos Humanos y las desigualdades de género, ésta integralidad sobrepasa los aspectos reproductivos y la visión patriarcal exclusiva de una sexualidad heterosexual y reproductiva.
Los derechos sexuales y reproductivos son parte de los derechos humanos, se basan en el reconocimiento de la autonomía y la libertad de las personas para tomar decisiones voluntarias, libres e informadas respecto a la sexualidad y la reproducción, a fin de garantizar el desarrollo libre, sano, seguro y satisfactorio de la vida sexual y reproductiva, sin discriminación alguna, riesgos, coacción y violencia.
En El Salvador es primordial fomentar la SSR, ya que solamente el año 2017, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) hubo 781 niñas, entre 10 y 14 años, embarazadas.
A pesar que desde el año 2012, el país cuenta con una política de salud sexual y reproductiva, los datos de niñas menores de edad embarazadas son altos. Preocupa que la mayoría de situaciones alrededor de embarazos en esas edades son producto de violencia sexual, ya que según el informe de la UNFPA, presentado en abril del presente año, ocho de cada diez delitos de esta naturaleza, son perpetrados por personas cercanas a las víctimas, entre estos padres, abuelos, hermanos, tíos, sobrinos, profesores, vecinos, dirigentes de iglesias, entre otros.
En este sentido, CIDEP considera importante implementar y fomentar la educación en salud sexual y reproductiva en los centros educativos, en las comunidades y las familias, ya que solo con una niñez y juventud bien informada de sus derechos sexuales y reproductivos, se logrará prevenir, no solo el aumento de infecciones de transmisión sexual como el VIH, los embarazos en adolescentes, sino también se podrán identificar los comportamiento, que pueden conducir a delitos sexuales en que las víctimas son mujeres menores de edad.