Blanca Flor Bonilla
Luchadora social y diputada del PARLACEN
En El Salvador la violencia de género hacia las niñas y las mujeres se practica en las relaciones familiares, en los espacios laborales, en la calle, en los diferentes medios de comunicación tradicionales y en redes sociales. En el último año, incluso, se ha practicado y fomentado desde el Estado.
La Fiscalía General de la República informó que atendió por violencia intrafamiliar a 3,347 mujeres desde enero hasta el 31 de mayo de 2020, de las cuales 974 fueron niñas. El portal de transparencia del Hospital Nacional de la Mujer “Dra. María Isabel Rodríguez” registró 6,849 niñas “embarazadas forzadas” entre enero y junio de 2020, de las cuales 258 tienen entre 10 a 14 años. La mayoría fueron abusadas dentro de sus hogares durante la pandemia. La Dirección de Información y Análisis del Ministerio de Justicia y Seguridad Pública informa que entre enero y agosto de 2020 se cometieron 84 feminicidios; 56 durante el confinamiento por la pandemia. La mayoría de las veces la pareja perpetró el feminicidio. Además, fueron asesinadas dos niñas menores de 4 años y una adolescente.
La reflexión a todas y todos es: ¿Por qué debemos eliminar la violencia contra las niñas y las mujeres? Porque cuando son niñas, la violencia les afecta negativamente imposibilitando su desarrollo integral. En el caso de las mujeres adultas, la violencia les limita en el normal desempeño en cualquier espacio. Además, la violencia hacia las mujeres es un círculo vicioso que hace daño a su entorno. El silencio, la estigmatización y la vergüenza que sufren las víctimas se naturaliza y tolera por las familias y la sociedad, degradando nuestra calidad humana en términos sociales.
¿Qué hacer? El Gobierno nacional y los gobiernos locales deben impulsar campañas de reeducación sobre derechos y contra la violencia de género hacia las niñas y mujeres. Al Ministerio de Educación le corresponde incorporar formación y acciones de igualdad y equidad de género en todos los niveles educativos. La educación sobre protección integral y la “Doctrina de Interés Superior” debe llegar a todos los empleados públicos y a las Instituciones de Educación Superior y a su personal docente. El desempeño de las instituciones del Sistema de Justicia debe ser analizado: ¿cómo realiza (o no) su misión de justicia pronta y oportuna? Preocupan los limitados resultados de justicia y su escasa eficacia. Al prevalecer la impunidad sobre la justicia se perpetua y acentúa la violencia, dando amplio margen de maniobra de los perpetradores. Las familias también debemos aportar desde la crianza y educación de nuestros niños: enseñarles desde temprana edad que las niñas y los niños son iguales, que las niñas merecen respeto como cualquier ser humano. Entre mujeres, debemos practicar el auto cuido y apoyarnos.
El 25 de noviembre de 1960, en la República Dominicana fueron asesinadas, bajo la orden del dictador Rafael Trujillo, las activistas políticas y hermanas Mirabal: Patria, Minerva y María Teresa. En 1981, militantes y activistas en favor de los derechos de las mujeres lanzaban sus protestas ante la violencia de género, consideraron necesario honrar la memoria de las tres hermanas, como símbolo contra la violencia hacia las mujeres y las niñas.
¿Qué ha pasado con las mujeres y a nivel mundial durante la pandemia del COVID-19?
En el período de pandemia por COVID-19, 243 millones de mujeres y niñas han sido violentadas. Desde el inicio de la pandemia y bajo medidas de confinamiento, los países de todo el mundo han presenciado un aumento alarmante de las denuncias de violencia contra las mujeres y, en especial, de violencia en el ámbito privado. Por ello, ONU MUJERES convocó a 16 días de activismo contra la violencia de género el 17 de noviembre de 2020, afirmando que “incluso antes del brote de COVID-19, la violencia contra las mujeres y las niñas había alcanzado proporciones pandémicas”.
Por lo anterior, ONU MUJERES abrió los micrófonos para escuchar a mujeres activistas por los derechos de las mujeres y contra la violencia de género. Con base en sus experiencias, las especialistas sugieren diez maneras para contribuir a erradicar la violencia contra las niñas y las mujeres, incluso mientras continúe la pandemia:
1. Escuchar y creer a las sobrevivientes.
2. Enseñar a la próxima generación y aprender de ella.
3. Exigir respuestas y servicios adecuados para su propósito.
4. Comprender qué es el consentimiento.
5. Conocer los indicios del maltrato y aprender cómo ayudar.
6. Iniciar una conversación.
7. Demostrar oposición a la cultura de la violación.
8. Hacer donaciones a organizaciones de mujeres.
9. Ser responsable y exigir responsabilidades a los demás.
10. Conocer los datos y pedir más información.
Entre todas y todos trabajemos por superar la violencia. ¡¡¡ACCIONEMOS!!!