@arpassv
Hoy se celebra el Día Internacional de la Mujer, instaurado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1977 (antes la ONU había declaró 1975 como el Año Internacional de la Mujer). Y en el marco de esta conmemoración las organizaciones feministas reiteran sus demandas, derechos y reivindicaciones, mismas que respaldamos desde este espacio editorial.
Una de estas demandas es el cese de la violencia, que va desde la violencia simbólica hasta la violencia más extrema contra la mujer: el feminicidio. Según cifras oficiales, en el año 2015 hubo 574 muertes violentas de mujeres, en 2016 hubo 523 y en 2017 ya se registran 54 feminicidios, la mayoría de los cuales están impunes.
Otra demanda de las mujeres se refiere a mejores condiciones laborales, sobre todo en las maquilas. Las maquilas siguen siendo espacios de violaciones de derechos y explotación laboral: acoso y malos tratos, jornadas extenuantes, metas inalcanzables, falta de pago de horas extras, apropiación de cuotas del ISSS y AFP, no aplicación del incremento al salario mínimo, etc.
La despenalización del aborto terapéutico, ético y eugenésico es también demanda sentida de las mujeres. El aborto voluntario debe permitirse cuando esté en peligro la vida de la madre, en caso de violación sexual y cuando existan malformaciones congénitas en el feto.
Estás y demás demandas de las organizaciones feministas deben ser también demandas de toda la sociedad: todos los sectores deben actuar en favor de la no violencia hacia las mujeres, condiciones laborales dignas y despenalización del aborto. La mujer tiene el derecho a decidir sobre su propio cuerpo y a optar por el aborto en los casos antes mencionados.
Debería ser vergüenza nacional que mujeres pobres y sin educación sexual que tienen abortos accidentales son procesadas como asesinas y condenadas a severas penas de cárcel. Es reprobable que en estos casos Fiscalía y Sistema Judicial se muestren implacables, mientras que en otros más graves actúan condescendientes.
Superar la desigualdad entre mujeres y hombres debe ser una apuesta impostergable: en los salarios, en la vigencia de derechos, en la participación política y demás aspectos donde las mujeres están siempre abajo de los hombres. Esta desventaja histórica de las mujeres frente a los hombres propicia la violencia misógena y es resultado del sistema patriarcal y machista imperante.
Así que este 8 de marzo, y todos los días, debemos todas y todos reivindicar los derechos de las mujeres, manifestarnos contra la violencia de género y proponernos la superación del modelo patriarcal, machista y capitalista que es por analogía violento contra las mujeres.