ASOCIACIÓN INTERSECTORIAL PARA EL DESARROLLO ECONÓMICO Y EL PROGRESO SOCIAL – CIDEP –
[email protected]
[email protected].
El 6 de noviembre de 1995, medicine los países miembros de la UNESCO adoptaron una Declaración de Principios sobre la Tolerancia. La Declaración afirma, entre otras cosas, que la tolerancia no es indulgencia o indiferencia, es el respeto y el saber apreciar la riqueza y variedad de las culturas del mundo y las distintas formas de expresión de los seres humanos. La tolerancia reconoce los derechos humanos universales y las libertades fundamentales de los otros. La gente es naturalmente diversa; sólo la tolerancia puede asegurar la supervivencia de comunidades mixtas en cada región del mundo.
Un año después de esta declaración, la Asamblea General invitó a los Estados Miembros a que cada año, en esa misma fecha, se observara el Día Internacional para la Tolerancia con actividades dirigidas tanto a los centros de enseñanza como al público en general.
“La tolerancia es el cimiento más firme de la paz y la reconciliación y nunca ha tenido tanta importancia como en esta época, en la que vivimos cambios vertiginosos” así lo resalta el Secretario General de la ONU, Ban Ki-moon en su mensaje de este año y llama a todos a fomentarla, promoviendo la comprensión y el respeto entre todas las culturas, desde los parlamentos a los patios de recreo en las escuelas.
“En este Día Internacional para la Tolerancia, hago un llamamiento a todos los pueblos y gobiernos para que combatan activamente el miedo, el odio y el extremismo con el diálogo, la comprensión y el respeto mutuo. Luchemos contra las fuerzas de la división y unámonos en pos de nuestro futuro común”.
La Declaración describe la tolerancia no sólo como un deber moral, sino como un requerimiento político y legal para los individuos, los grupos y los Estados. Sitúa a la tolerancia en el marco del derecho internacional sobre derechos humanos, elaborados en los últimos cincuenta años y pide a los Estados que legislen para proteger la igualdad de oportunidades de todos los grupos e individuos de la sociedad.
La injusticia, la violencia, la discriminación y la marginalización son formas comunes de intolerancia. La educación es un elemento clave para luchar contra estas formas de exclusión y ayudar a los jóvenes a desarrollar una actitud independiente y un comportamiento ético. La diversidad de religiones, culturas, lenguas y etnias no debe ser motivo de conflicto sino una riqueza valorada por todos.
En esta fecha reconocemos que la educación es un elemento importante para construir una sociedad tolerante, pacífica y justa. Desde los programas impulsados por CIDEP, sobre todo el programa de Cultura de Paz se busca fomentar actitudes y modos de vida basados en la tolerancia, el respecto, la justicia y la equidad de manera que en las comunidades, los centros escolares y todos los ámbitos de la vida diaria las personas, y sobre todo la niñez y juventud se desarrollen en un ambiente de cordialidad y paz, compartiendo y promoviendo en solidaridad y armonía los procesos de cambio de El Salvador.