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Diálogo con el Sol, “Padre del Mundo”

Rafael Lara-Martínez
New Mexico Tech
Desde Comala siempre…
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«Keman inteyuk kualaj-tiuit ne espanyoluj-met, viagra inti-aka ki-pia-tuya in tukey, “cuando no habían llegado los españoles, nadie tenía nombre”».  ¿No había literatura, cultura ni lengua humana posible?

A los niños migrantes, con igual derecho de viajar que el Sol…

0.  Del indigenismo sin lengua indígena
Hay muy pocos textos transcritos en lengua náhuat-pipil durante todo el siglo XX.  Este vacío lingüístico y literario atestigua los fundamentos bastante endebles del llamado indigenismo salvadoreño.  Al inventar un indígena en pintura, olvida su condición humana de zoon logos ejon, animal dotado de lenguaje como los propios escritores.  Desde el despegue del modernismo, hacia 1880, hasta 1932, el inicio del martinato, salvo a María de Baratta, a casi ningún intelectual salvadoreño le interesa estudiar la lengua náhuat-pipil.  El desinterés de los nacionales se prolonga en la segunda mitad del siglo anterior quienes le ceden a los extranjeros el saber racional del idioma.  Luego del alemán Leonhard Schultze-Jena (1930—1935; 2010), le corresponde al estadounidense Lyle Campbell (1985) renovar la investigación lingüística.
Si el modernismo coincide con la ley de extinción de las tierras comunales, falta rastrear la documentación que refiere su defensa en un gran liberal indigenista como Francisco Gavidia, o en su sustituto Arturo Ambrogi.  En ambos pilares fundadores del modernismo y del regionalismo, el indígena figura en su doble carencia de lengua y tierras del común.  Sea quien fuere el varón epónimo del modernismo —Gavidia o Ambrogi— el resultado no cambia.   Sea también que se diluya “la oposición entre modernismo y regionalismo” el desenlace permanece inmutable (Ricardo Roque Baldovinos, “Del modernismo en El Salvador”, en Acosta, 2013: 17). (1)  En la idea de “región” y “modernidad”, ni el estudio de la lengua náhuat-pipil ni las tierras indígenas ancestrales tienen cabida.
Nadie más que “el iniciador del modernismo” en “las letras nacionales” —Vicente Acosta— testifica el lugar que le corresponde al indígena en la poesía “indigenista” (Juan Ramón Uriarte, Acosta, 2013: 34 y Meza, 2013: 159 y ss.).  El indígena es el estar-ahí-de-un-muerto.  Por esta exigencia funeraria, cuatro de los cinco poemas de la sección “Indigenistas” —“La corte de Atlacatl”, “Rapsodia india”, “Coautémoc” y “Lempira”— calificarían como réquiem. (2)  Las cuatro trovas de héroe masculino narran la muerte de un guerrero bravío ahora enterrado: “su crepúsculo de duelo bajo el valle” (162), “clama a gritos herido” (164), “cayó el azteca audaz” (165), “Espartaco muere” (166).  A la exigencia antropológica del trabajo de campo con el indígena vivo —hablante de náhuat-pipil— la poesía modernista antepone la recreación imaginaria —pero «“inteligente”», dice Gavidia (36)— de una figura heroica muerta.  No sólo a la lógica implacable —pasado glorioso, pero presente de miseria— le prosigue “la preocupación recurrente por “civilizar al indio” (López Bernal, 7).  Más aún, el corolario más flagrante y acallado lo señala el rechazo intelectual al estudio del idioma.
Por tal razón, casi no existen textos literarios en lengua náhuat-pipil transcritos —desde 1880-1932, ni de 1932-1992— ya que el requisito de un zoon logos ejon no se le aplica al indígena salvadoreño.  Ni en el modernismo ni en el regionalismo existe la exigencia política estricta —tierras ancestrales— la lingüística tradicional —gramática descriptiva— ni, menos aún, la literaria, relatos mito-poéticos en náhuat-pipil.  Si el simulacro de la ciudad letrada satisface los requisitos indigenistas de los estudios culturales en boga, hay que rastrear figuras intelectuales modestas para restituir el legado de una lengua en el olvido. (3)  Dentro de una literatura menor como la salvadoreña, existe otra más insignificante: la literatura náhuat-pipil.

I.  Próspero Arauz
Ni Juan Felipe Toruño (1958) ni Luis Gallegos Valdés (1956/1981) mencionan a Próspero Arauz.  Por Toruño se sabe que lo indígena representa aquello que “le llegó el tiempo de ser historia” (55) o, por Gallegos Valdés, lo que “no queda nada escrito” (11).  Las citas podrían continuarse —como el apócrifo radical, “no existe un problema indígena específico”, desde la época colonial.  Todo sea para inventar que una tradición, una cultura nacional, se arraiga en el castellano como lengua oficial y literaria exclusiva.
Sin documentación primaria, se presupone que la investigación del profesor panameño Próspero Arauz se completa hacia mediados de la década de los veinte —en 1924, dictaminada por el propio Gavidia— pese a su publicación tardía en 1960 (P. Geoffroy Rivas, en Arauz, 1960: 7-8).  Un breve avance lo confirma el artículo “Frases del pipil” publicado en 1926.  Hacia 1940, junto a Tomás Fidias Jiménez y José Andrés Orantes, Arauz participa en el Primer Congreso Interamericano de Indigenistas con el trabajo “El pipil de los Itzalcos”, que establece relaciones aún no documentadas entre el indigenismo mexicano y el salvadoreño (Informe, 66-67).  Por desgracia, la publicación oficial no reproduce la ponencia de Arauz, la cual coincide en título con el libro de 1960: El pipil de la región de los Itzalcos.
Su trabajo se divide en seis partes desiguales.  La primera ofrece una introducción al silabeo del idioma.  La segunda traduce palabras mostrando su “forma gráfica” para luego proponer una lectura progresiva y pedagógica de la lengua con el apoyo de relatos breves.  La tercera sección introduce la aritmética náhuat-pipil, con un sistema muy distinto al que transcribe el antropólogo alemán Leonhard Schultze-Jena en la recolección mito-poética más importante de la lengua (1930/1935, 2010).  La cuarta presenta un diccionario y la quinta, una “sección etimológica”.  Por último, concluye con un diccionario adicional de palabras y frases.  Una neta orientación pedagógica dirige la casi totalidad del texto.  Ante todo, lo denota la “fraseología” que exhorta al buen comportamiento y le inculca una ética cívica al lector.
De los textos transcritos en la segunda sección destaca un diálogo infantil con el Sol.  Antes de ofrecer un comentario, a continuación se propone su transcripción náhuat-pipil en un alfabeto simplificado, una traducción revisada al castellano, al igual que un análisis gramatical y una glosa literal para justificar la exégesis final.  Se presenta una interpretación que hace del Sol una entidad viva y parlante —realmente Divina— además de dispensar la energía luminosa para el bienestar del Cosmos.

II.  El texto
II.  I.  Texto náhuat-pipil
Kan-ka ti-wits, Tunal? (1)
Ni-wits ka ni-tawilua sej-seyuk lado (2)
Tey ti-k-its-tuk ka-né? (3)
Ni-k-its-tuk mij-miak teya ka-né yaj-yankwi-k.  Ni-k-its-tuk taka-met, wej-wey tej-te-chan, kuj-kuj-tik tej-tepet, paj-patawa-k i-wan wej-weya-k, aj-at i-wan aja animales miak clases, ka wan ni nu-ix muchi ni-k-ita kan ni-mu-talua (4)
Ka weli-s mu-talua ken taja, pal ti-weli-s ti-k-ita muchi tayuwa i-wan, tunal, galán Tunal! (5)
Ti-k-neki ti-au nu-wan? xu nu-ipan, ka (naja) ni-mets-wika-s m-altij-tuk wan tawil tik ni ujti (6)
Tunal ka-né kan-ka taja ti-au i-wan ti-wits nemi kukunet kwen naja, ka paj-pakit mets-ita-t keman t-al-kisa ka tatwi ka wej-wetska-tsin ki-altia ni-ix-kal-yo i-wan ta-paki-lia pal muchi? (7)
Ej, nu-telpuch-in ni-mets-ta-sujta ka-né lado wej-wejka pal taja (ina-k ni teku ne taltikpak), ka-né tami ni-k-ajkawa miak chij-chiwix-tsin-met ka kena taja, ki-neki-tuk wiset nu-wan, pal sen-yawi nu-wan i-wan mets-ix-mati-s tik ni-weyak ujti, pal ti-mu-(m)achtia-t-teya cosas sin que inte ti-kisa-t inte weli mu-mati (8)

II.  II.  Traducción castellana
—¿De dónde vienes, Sol? (1)
—Vengo de iluminar otros lugares.  (2)
—¿Qué has visto ahí? (3)
—He visto muchas cosas ahí que son nuevas.  He visto hombres, grandes poblaciones, altas montañas, anchos y largos ríos y animales de toda clase, ya que con los ojos todo lo observo al transcurrir. (4)
—¡Quién podrá transcurrir como tú, para contemplar todas las noches y los días, hermoso Sol! (5)
—¿Quieres acompañarme?  Sígueme hacia dónde te llevaré bañado de luz en el camino.  (6)
—¿Sol, ahí dónde vas tú y de dónde vienes, hay niños como yo, que se alegran al verte, cuando (re)apareces al amanecer tan sonriente, bañándome el rostro y concediéndome el humor socarrón para todo?  (7)
—Sí, mi hijito: en aquellos lugares lejanos para ti (relató el Padre del Mundo), ahí acabo de abandonar a muchos chiquillos que, como tú, desean venir conmigo, para acompañarme y (re)conocerme durante el largo viaje, así como aprender muchas cosas que, sin salir (del encierro nocturno), no se pueden saber.  (8)

II.  III.  Análisis gramatical y traducción literal
(1)
Canca tihuitz, Tûnal?
Kan-ka ti-wits, Tunal?
Dónde-a tú-venir, Sol
¿De dónde vienes, Sol? (1)
Nota gramatical: Kan, “¿dónde?; kanka, “¿adónde?”, de kan y ka, “a, en, de, donde”.  La vocal con acento circunflejo correspondería a una vocal larga que el lector puede restituir.  (2)
Nihuitz cá ni tahuilûa ciujciuc’ lado.
Ni-wits ka ni-tawilua sej-seyuk lado.
Yo-venir a/en/de yo-alumbrar reduplicación-otro lado.
Vengo de iluminar otros lugares.  (2)
Nota gramatical: nótese la falta de orientación de ka, cuyo sentido retrospectivo (|‡) le corresponde al esquema nocional del verbo en (1) y (2).
(3)
Tey tiguitztuc’ gané?
Tey ti-k-its-tuk ka-né
Qué tú-lo-ver-participio/perfecto dónde-eso
¿Qué has visto ahí? (3)
Nota gramatical: ita, “ve”, itz-tik, “visto”.
(4)
Niguitztuc’ mijmiac’ teya gané  yajyâncuic’.  Niguitztuc’ tacâmet’, huejhuey tejtêchan, cojcojtic’ tejtêpet’, pajpatáhuac’ ihuan huejhuêyac’ ajat’ îhuan aja animales mîac’ clases, câ huan ni nu ûix mûchi niguîata can ni mutalûa.
Ni-k-its-tuk mij-miak teya ka-né yaj-yankwi-k.  Ni-k-its-tuk taka-met, wej-wey tej-te-chan, kuj-kuj-tik tej-tepet, paj-patawa-k i-wan wej-weya-k, aj-at i-wan aja animales miak clases, ka wan ni nu-ix muchi ni-k-ita kan ni-mu-talua.
Yo-lo-ver-perfecto/participio reduplicación-mucho qué/que donde-eso reduplicación-nuevo.  Yo-lo-ver-perfecto/participio reduplicación-hombre reduplicación-grande reduplicación-alguien-casa reduplicación-alto/crecido reduplicación-cerro, reduplicación-ancho posesivo3-compañía reduplicación-largo reduplicación-agua posesivo3-compañía animales todo/a clases, que compañía posesivo1s-ojo todo yo-lo-ver dónde yo-reflexivo-correr/fluir.
He visto muchas cosas ahí que son nuevas.  He visto hombres, grandes pueblos, altas montañas, anchos y largos ríos y animales de muchas clases, ya que con los ojos mucho todo lo observo al transcurrir. (4)
Nota gramatical: ; kuj-kuuj-tik, “crecido” de kuj-, “árbol”, y –ti-k, “adjetivo”.   Mu-talua, “corre, fluye (reflexivo)”, raíz de la cual quizás derivaría taluk —tlaloc en náhuatl-mexicano— conlleva la idea de un flujo constante en el acaecer del mundo: el río de Heráclito o, concretamente, el movimiento del Sol y el flujo constante de su luz.
(5)
Câ huêlis mutalûa quên taja, pal tihuêlis tiguîta mûchi tayûa  îhuan tûnak, galan Tûnal!
Ka weli-s mu-talua ken taja, pal ti-weli-s ti-k-ita muchi tayuwa i-wan, tunal, galán Tunal
quién poder-futuro reflexivo-correr/fluir como tú, para tú-poder-futuro tu-lo-ver todo/a noche posesivo3-compañía día, galán Sol
¡Quién podrá transcurrir como tú, para contemplar todas las noches y los días, hermoso Sol! (5) (6)
Ticnêqui tiâu nûhuan? xû nu huîpan, câ (naja) ni metzhuîcas maltijtuc’huan tâhuil tic’, ni ujti.
Ti-k-neki ti-au nu-wan? xu nu-ipan, ka (naja) ni-mets-wika-s m-altij-tuk wan tawil tik ni ujti.
¿Tu-lo-quieres tu-vas posesivo1s-compañía?  Imperativo posesivo1s-(de)tras donde (yo) yo-te-llevar-futuro reflexivo-bañar-perfecto/participio compañía luz en/de  artículo/demostrativo camino.
¿Quieres acompañarme?  Sígueme dónde (yo) te llevaré bañado de luz en el camino.  (6) (7)
Tûnal, ganê cânca taja tiâu îhuan cânca tîhuitz, nêmi cucûnet’ quen naja, câ pajpaquit’ mettzîtat’ quêman talquisa câ tâthui câ huejhuejtzcâtzin qui altîa ni ixcâlyo îhuan tapaquilîa pal mûchi?
Tunal ka-né kan-ka taja ti-au i-wan ti-wits nemi kukunet kwen naja, ka paj-pakit mets-ita-t keman t-al-kisa ka tatwi ka wej-wetska-tsin ki-altia ni-ix-cal-yo i-wan ta-paki-lia pal muchi.
Sol dónde-eso dónde-a/en/de tú tú-ir posesivo3-compañía existencial niño cómo/como yo te-ver-plural cuándo tu-venir-salir/surgir dónde amanecer dónde reduplicación-reír-diminutivo lo-bañar posesivo1s-ojo-casa-posesión/rostro-cara posesivo-compañía algo-reírse/burlarse-aplicativo para todo/a.
¿Sol, ahí dónde vas tú y de dónde vienes, hay niños como yo, que se alegran al verte, cuando apareces al amanecer tan sonriente, bañándome el rostro y concediéndome el humor socarrón para todo? (7)
Nota gramatical: wej-wetska-tzin, de wetska, “reír”.  (8)
Eêj, nu telpûchin ni mettztasujta:_ganê lado huehuejca pal taja (înac’ ni têco ne taltijpac’), ganê tâmi nigajcâhua mîac’ chijchiguitîcmet’câ quen-â taja, guinîequitîc’huîcet’ nûhuan, pal cen yâhui nûhuan îhuan metziix mâtis tic’ni huêyac’ujti, pal timuachtîat’têya cosas sin que înte tiquîsat’ înte huêli numâti.
Ej, nu-telpuch-in ni-mets-ta-sujta ka-né lado wej-wejka pal taja (ina-k ni teku ne taltikpak), ka-né tami ni-k-ajkawa miak chij-chiwix-tsin-met ka kena taja, ki-neki-tuk wiset nu-wan, pal sen-yawi nu-wan i-wan metz-ix-mati-s tik ni-weyak ujti, pal ti-mu-(m)achtia-t-teya cosas sin que inte ti-kisa-t inte weli mu-mati.
Sí, posesivo1s-hijo-diminutivo yo-te-algo-amar/estimar dónde-eso lado reduplicación-lejos para tú (relatar-pretérito posesivo1s-padre artículo/demostrativo mundo), dónde-eso termina yo-lo-abandonar/dejar mucho reduplicación-niño-diminutivo-plural que como tú, lo-desear-perfecto/participio venir-plural posesivo1s-compañía, para uno/entero-ir posesivo1s-compañía posesivo3-compañía te-ojo-saber-futuro en-artículo/demostrativo largo camino, para tú-reflexivo-aprender-plural-imperfecto cosas sin que no nosotros-salir/surgir-plural no poder/posible reflexivo-saber
Sí, mi hijito: en aquellos lugares lejanos para ti (relató el Padre del Mundo), ahí acabo de abandonar a muchos chiquillos que, como tú, desean venir conmigo, para acompañarme y (re)conocerme durante mi largo viaje, así como aprender muchas cosas que, sin salir (del encierro nocturno), no se pueden saber.  (8)
Nota gramatical: la misma expresión que otros textos utilizan para Dios —la Divinidad cristiana— en el diálogo con el Sol refiere al astro máximo Dador de Luz y la Vida.
(Arauz, 66-67)

III.  La exégesis
III.  I.  El cuerpo del Sol
Pese a su brevedad, el texto posee una dimensión cósmica insospechada.  Revela el diálogo entre un niño y el Sol.  El Astro Máximo responde las preguntas del chico como lo haría un interlocutor directo.  Se trata de una caracterización que distingue el parlamento de los otros textos de índole instructiva.  El Sol se corresponde a una entidad orgánica y viva, dotada de una capacidad de habla equivalente a la del ser humano.  Incluso posee rasgos faciales antropomórficos, netamente distinguibles.  Tiene ojos cuya visión deslinda el espacio-tiempo de una experiencia vivida a diario en distintos ámbitos del mundo y, por tanto, un rostro cuyo término náhuat-pipil lo expresa un criptograma: la casa (kal) de los ojos (ix).  Tal vez, el Sol también se dota de un cuerpo (weyka) cuyo nombre evoca la extensión (weyak) y lo grande (wey).

III.  II.  El cuerpo, lo extenso
Gracias a esta facultad visual sorprendente, el Sol refiere su experiencia migratoria constante.  El término clave lo glosa el verbo mu-talua que se traduce por “correr” en la lengua coloquial (Arauz, 220-221), pero también significa “fluir” (Campbell, 453).  Si para el agua de un río la metáfora náhuat-pipil la calcaría el castellano a la letra, “correntada”, al aplicársele al Sol designaría la luz por el flujo constante de energía que dispensa a diario como las nubes, la lluvia y el agua.
Se conjetura que el nombre del antiguo Dios náhuatl-mexicano de la Lluvia, Tlaloc, provendría de esa misma raíz que se glosa Taluc, “el corredor”, el de la correntada, el que hace fluir, huir, etc. (Schultze-Jena, 572), si bien otro verbo tlaaloa, “enterrar, ensuciar de tierra”, competiría por la etimología correcta (Karttunen, 276), volviéndolo una Deidad “extendida en tierra.  R.  tlalli [tal en náhuat-pipil], onoc” (Siméon, 602).  Tanto en su primer significado —enriquecido en “se dispersa, huir lejos”— (Siméon, 602)— como en la idea de extensión terrestre, el centro nodal gira en torno a la dispersión.  Dispersar, diseminar, esparcir, etc. los expresa el verbo tepewa de cuya raíz deriva el título de las Divinidades náhuat-pipiles más relevantes: Ne Tepehua, en grafía tradicional, los Dueños y los Señores de la Fauna, la Flora, la Lluvia, etc.  (véase: Schultze-Jena).
Sea cual fuere la etimología correcta —acaso un albur posible entre ambos términos— prevalece la idea de diseminación de la lluvia, de la luz y de la tierra.  Los Dispensadores o Generadores de energía para el sustento de lo humano —los Dioses— dispersan su manutención hacia los más diversos rumbos del Universo, del Taltikpak.  Si esa extensión implica la longitud, más allá de la simple idea de dispersión, se halla la noción misma de cuerpo —weyka— cuya etimología deriva de la raíz, wey, “grande, largo”.  Quizás la grandeza y la amplitud del Sol —su cuerpo—no sólo lo exprese el Astro Celeste en su propia masa distante, sino las manifiesten la energía y los rayos luminosos que alarga y disemina hacia la Tierra.  Quizás…

III.  III.  El sino migratorio del Sol
En el caso específico del Sol, sus correrías se traducen en el transcurrir cotidiano llamado el día (Tunal) y la noche (Tayuwa), la presencia y la ausencia de su luz, sin la cual desfallecería la vida en la superficie de la Tierra (Taltikpak).  Ese  continuo rotar (yawalua) —a manera de yagual en torsión—le prodiga su aliento a un Universo sin fronteras nacionales.  Se sabe que existir —el estar (is/are)-ahí (there), el haber— implica un perpetuo andar migratorio: (neh)nemi.
Además, de los rayos del Sol —extensión del cuerpo—brota una actitud ante la existencia, de abundante ironía (ta-paki-lia) e ingenio burlón (wej-wetska-tzin).  No sólo la vida humana escenifica una “Divina Comedia” de máscaras y personas a títulos oficiales que ocultan la identidad propia del individuo.  Ante ella, sólo queda la risa (wetska) como remedio infalible.  También en el trasfondo de toda entidad palpita una energía Solar (Tunal), humorística y vital, que la impulsa a crecer (weya).  Hay que salir del encierro nocturno y cavernoso, ya que sin un renacimiento matinal (tatwi) no hay experiencia.
Ex-sistir implica la salida del Sol (kan-kisa-Tunal) quien, a diario, se pone a sí mismo por fuera de sí al iluminar la Tierra.  La travesía cotidiana del Sol incita al viaje iniciático.  De la vivencia migratoria deriva su saber (mati).  No hay conocer (ix-mati) sin ese emerger nómada (kisa) de una vida que aprende (machtia) en el viaje.  En el alejamiento obligado, voluntario, del origen.  Sin cese, habría que rotar como el Sol, enrollarse como yagual en torsión constante a imagen de la dualidad del Mundo.

III.  IV.  Del Sol, Padre del Mundo
En este flexión continua de los opuestos, el “Diálogo con el Sol” complementa la mito-poética recolectada por Schultze-Jena, en la cual no aparecen textos que describan un ascenso a los cielos. (4)  En cambio, un diez por ciento de los relatos narra el descenso a los infiernos de dónde se extraen las primicias que posibilitan la civilización agraria de los Izalcos.
No obstante, un pensamiento dualista  —liminal por sus transformaciones— omitiría su reverso, esto es, el revés que vuelve posible la riqueza terrenal del descenso.  En este movimiento ascendente —opuesto y complementario— radica la importancia del parlamento.  Al dialogar con el Sol, el niño recibe la invitación de unirse al Astro Supremo del sistema planetario que hospeda al ser humano.  A diferencia de Ícaro, la ascensión del joven náhuat-pipil no redunda en el fracaso.  Por lo contrario, la hazaña infantil —la salida migratoria de su Tierra Madre— implicaría un conocimiento privilegiado del Mundo y de sus Cosas.  Conocería la Diversidad cultural, humana y natural que no nacería sin la gracia matutina de los rayos Solares.
En ese verdadero religarse del niño y del Sol, se reconoce el título Divino del Astro.  El Sol se llama “El Padre del Mundo”, ni Teku ne Taltikpak.  Esta nombradía se le expropiará luego, con el mismo derecho que a los indígenas les confiscan sus tierras ancestrales y se declara que carecen de lengua materna, como tampoco contribuyen a la literatura nacional salvadoreña en boga.  Empero, el legado del Sol permanece vigente.  Tunal se llama El Sol; Tunal, el día que erige su luz; Tunal, la energía anímica que sustenta la existencia misma y la enlaza a lo Alto.  Hasta ahora nadie se dispensa de esa Trinidad hecha

IV.  Coda
Por tales omisiones, mientras la literatura salvadoreña no exija la referencia de las lenguas indígenas nacionales, seguirá encerrada en su claustro eurocéntrico.  Los llamados estudios culturales se llamarán mono-culturales, ya que presuponen la omisión de una lengua, de una cultura, de una literatura que no se halle escrita en lengua castellana.  Hasta el 2014, el epígrafe inicial define su premisa fundacional.  Una flamante epistemología del olvido, sin tierras ancestrales ni estudio de la lengua materna…

Notas
(1) Véase también López Bernal para un juicio más severo, aún si no aborda la exigencia lingüística.
(2) Nótense errores tipográficos obvios: la carencia de “tl” en el náhuat-pipil, reiterada en “Izcatl” (163), y la falta de la secuencia “lt” en náhuatl-mexicano en Xóchilt, en “Licor indio”, poema de corte erótico de no ser porque al amor “rubio”, ideal del autor, lo sustituye una figura morena de “los indianos tiempos” difuntos (167).
(3) Véanse los trece ensayos en la Poesía de Acosta.
(4) Véase también la prevalencia de la Luna, Tunantzin, Nuestra Madre, en el antropólogo alemán, que este mito-poema completa también.

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