Tegucigalpa/AFP
Noe Leiva
Honduras se encamina hacia un diálogo con mediación de Naciones Unidas tras la crisis causada por la reelección en noviembre del presidente Juan Orlando Hernández en comicios que desataron protestas de opositores por fraude.
Tanto el gobierno como la izquierdista Alianza de Oposición Contra la Candidatura «han manifestado su disposición al diálogo con una mediación internacional y han coincidido que sea Naciones Unidas», indicó a AFP Efraín Díaz Arrivillaga, miembro de la «junta de convocantes» al diálogo.
Mencionó como posibles facilitadores a los expresidentes Vinicio Cerezo (Guatemala) y Martín Torrijos (Panamá) y la expresidenta del Congreso guatemalteco, Catalina Soberanis, «pero falta la aprobación de las partes». Una «misión exploratoria» de la ONU debe llegar próximamente a Honduras, adelantó.
La necesidad de un diálogo emergió ante la polarización que dejaron las elecciones del 26 de noviembre, en las que Hernández obtuvo la reelección entre denuncias de fraude de la oposición liderada por el izquierdista Salvador Nasralla que ha salido a las calles a protestar contra un supuesto fraude en los comicios.
Díaz, exembajador de Honduras ante la ONU en Viena, añadió que han surgido algunas «coincidencias» entre las partes como las reformas políticas para transparentar los procesos electorales y que las decisiones del mediador sean de obligatorio cumplimiento.
Hernández envió la semana anterior una carta al secretario general de la ONU, Antonio Guterres, para solicitarle apoyo en el nombramiento de mediadores.
Más de 30 personas han muerto durante las protestas que se extendieron por el todo el país, según organizaciones de derechos humanos.
Las elecciones reabrieron las heridas que dejó el golpe de Estado de 2009 contra el entonces presidente Manuel Zelaya, actual coordinador de la alianza opositora.
Nuevo tribunal electoral
Nasralla dijo haber también solicitado la mediación de la ONU para sentarse en un diálogo, que según él debería conducir a la celebración de nuevas elecciones a corto plazo con un Tribunal Supremo Electoral (TSE) diferente al actual, por considerarlo favorable a Hernández.
Las protestas estallaron luego de que un primer conteo el TSE declarara ganador a Nasralla por cinco puntos con el 57% de los votos, tras lo cual interrupciones sospechosas dieron vuelta el resultado en favor del oficialista por estrecho margen, rompiendo la lógica de los cálculos estadísticos, según expertos.
La alianza acusa al TSE de estar parcializado con Hernández. El organismo está integrado por tres magistrados afines al PN y un suplente, Marco Ramiro Lobo, que luego del primer conteo declaró que el resultado era «irreversible».
En su toma de posesión, Hernández se comprometió a «desarrollar un proceso de reconciliación de todos los hondureños» para resolver las diferencias que dividen al país.
«Tenemos que sentarnos a dialogar sobre lo que producen las diferencias, que sea un diálogo abierto y sin barreras (…) escucharnos los unos a otros. Tenemos que unir al país», expresó.
Analistas advierten que el principal reto de la nueva administración de Hernández es restablecer la gobernabilidad porque la oposición ha amenazado con seguir las protestas hasta que «caiga la dictadura».
Hernández tenía prohibido reelegirse pero un criticado fallo del tribunal constitucional levantó la prohibición mediante una interpretación de la carta magna.