Texto y fotografías
Por: Iván Escobar (*)
Diario Co Latino es y será en El Salvador el “decano del periodismo nacional”. Cuando llegué a realizar mis primeras prácticas al entonces vespertino Diario Co Latino en 1996 nunca imaginé que un día dejaría de ver su edición impresa, y limitarme hoy a seguirle de forma virtual, mucho menos que sus instalaciones se pondrían a la venta, ni el desmontaje de su rotativa.
Un nuevo golpe en mis recuerdos recibí el 17 de julio de 2021, cuando a través de las redes sociales del escritor y editor de Suplemento Tres Mil, Mauricio Vallejo Márquez, anunciaba: “Otra tristeza estampa julio”, y presentaba cuatro fotografías en las cuales se veía el desmontaje de la legendaria máquina rotativa GOSS, que por muchas décadas imprimió el periódico, en sus más de 90 años como vespertino, y en el presente siglo como matutino. El Diario Co Latino dejó de circular en físico en 2020, durante la cuarentena por el COVID-19, al sufrir duros golpes económicos, y el acostumbrado acoso y ahogamiento publicitario desde el Estado y sectores privados.
Mis primeros días en el periodismo
Aquel abril de 1996, como todo estudiante universitario llegué por primera ocasión al vespertino, fundado el 5 de noviembre de 1890, por el periodista Miguel Pinto. Mi objetivo era afinar con el director para definir la fecha en la cual comenzaría mis prácticas de reporteo, pero en mi interior estaba el interés de quedarme a trabajar en este periódico con más de 100 años de trayectoria periodística.
Desde mi llegada conecté con el proyecto periodístico, el cual desde 1989, era liderado – inéditamente en El Salvador y en Centroamérica – por un grupo de trabajadores organizados en el Sindicato de Periodista y Similares de El Salvador (SINPESS). Su director Francisco Valencia, era también mi docente, y quien nos había invitado a conocer el proyecto, así como la posibilidad de realizar nuestras prácticas. Concluido el proceso para la universidad, respecto a estas prácticas, seguí llegando al periódico a partir de junio de ese mismo año, y comenzando “formalmente” mi carrera profesional.
Por años hicimos periodismo sin parar, junto a grandes colegas como Luis Alvarenga, María Teresa Pérez, Hugo Ceceña, Julio Campos, William Arévalo, Isabel Villalta, Nelson Dueñas, Nelson López, Walter Raudales, Santiago Leiva, Ricardo Segura, Patricia Meza, en un comienzo. Y muchos más en años posteriores, que se sumaron y aportamos para que el diario siguiera adelante, como las periodistas Beatriz Castillo, Roxana Córdova, Silvia Orellana, Yanira Aparicio, Carol Estrada, Engelberto Maldonado, Douglas Galicia, entre otros. Al final me quedé en su plana de redacción por 16 años, ejerciendo la profesión, y conociendo a profundidad las necesidades, y sobre todo amistad y solidaridad en este medio de comunicación, muy querido por la población, y admirado por muchos. En los últimos años seguimos colaborando en sus páginas.
Fueron tiempos de grandes apremios. El Diario Latino como se llamó en un gran período de su historia, pasó por un proceso de transformación, sin perder su esencia de rotativo crítico, por lo cual enfrentó censura, amenazas, atentados, bloqueo publicitario, entre otros problemas, que hacían que el vuelo del “ave fénix”, símbolo del periódico, fuera más difícil.
Los trabajadores organizados en 1994, dos años antes que yo llegara al diario, habían constituido la Sociedad Cooperativa de Empleados de Diario Latino de Responsabilidad Limitada (Co Latino de R.L.), la cual en 1995 dio vida a la marca periodística “Diario Co Latino”.
Un edificio elegante que se diluye en el tiempo
Como mencioné Diario Co Latino seguirá siendo el “decano del periodismo nacional”. Y en tiempos de bonanza, el periódico albergó sus instalaciones en importantes inmuebles. Uno de ellos, fue en el centro histórico de San Salvador, en la calle Delgado, ahí sufrió un atentado con explosivo su director, por su voz crítica.
Años después se trasladó al inmueble ubicado en la 23 Avenida Sur, No. 225, en las cercanías del Hospital Nacional Rosales. Donde actualmente se mantiene.
El edificio moderno de la “Editora Salvadoreña S.A.”, que tenía propiedad sobre la firma, fue construido en 1964 por: González Bodewig Rodríguez.
El inmueble sufrió daños con los terremotos de 1965, y más tarde en el terremoto de 1986, que dejó muy deteriorada su infraestructura. Eran tiempos duros para el país, y la economía estaba mal. El diario, y sus propietarios enfrentaban serios problemas. Y quedó seriamente dañado, con los terremotos de 2001 (13 de enero y 13 de febrero). En ese tiempo, se demolió la parte superior del edificio central, y se adecuaron las instalaciones para albergar al personal, y evitar tragedias futuras.
El inmueble fue comprado con sacrificio por la Cooperativa de Diario Latino, es decir, los nuevos propietarios, con esfuerzo y sacrificio. Fui testigo de la lucha por ganar esos espacios, ya en los 90´s, y específicamente a finales de esa década, la censura y marginación publicitaria, literalmente ahogaba las finanzas del rotativo. Pese a ello, los trabajadores, ganaron, gracias al apoyo de aliados estratégicos, amigos y organizaciones que creen en el diario, y adquirieron legalmente la propiedad, así como su rotativa, una vieja máquina GOSS, que siguió firme. Últimamente sus motores se han detenido, ya que desde 2020, durante la pandemia el diario suspendió la circulación impresa, la publicidad estatal fue recortada, y todo tipo de publicidad llevó el proyecto a tocar fondo, por lo cual, se decidió por la edición digital, y un formato en PDF, para archivo, y resguardo de sus publicaciones diarias. Más de un año ha pasado, y la circulación virtual sigue presente, informando a diario, y a través de sus redes sociales, los que nos acostumbramos leerlo en físico nos hace falta, el olor a tinta y papel.
El diario dejó de ser vespertino el 4 de noviembre de 2017, y pasó a ser matutino en la víspera del 127 aniversario. Todo un reto. Una competencia que también afectó el vuelo del “ave fénix”.
Impactante ver sus instalaciones en venta
Desde abril de 2021, nos sorprendió otro anuncio en el cual se ponía en venta el inmueble. Un espacio histórico y que alberga las instalaciones del único medio de comunicación salvadoreño crítico, y atacado por diversos sectores por su línea abierta y plural.
La mañana del 12 de abril de 2021, vi con impacto y tristeza que el inmueble de Diario Co Latino, estaba a la venta. “INMUEBLE EN VENTA”, decía el anuncio en rojo, con letras blancas, y presentaba los detalles del mismo, que se difundió en las redes sociales del periódico y su página web.
A mi llegaron infinidad de recuerdos. Desde aquellas veces que junto a mi padre, en mi adolescencia le acompañaba a comprar el rotativo, y esperábamos afuera del edificio, detrás de la puerta negra, para leer el ejemplar solicitado; hasta mi participación activa en su plana de redacción.
Sin duda es una noticia que me dolió ver, pues es un referente del periodismo nacional, que estaría perdiendo su espacio físico. En este rotativo compartí con muchos colegas, aprendimos a hacer periodismo, y sobre todo a construir amistades que siguen vigentes.
Los detractores de Co Latino, hoy celebran que poco a poco el diario está a un paso de desaparecer. Lastimosamente desde el Estado, los gobiernos de turno, instituciones gubernamentales, funcionarios, empresarios, y otros sectores de poder tienen un odio permanente contra el diario, por seguir siendo una voz crítica. Sin embargo, sé que tanto en el país como en el exterior, hay personas que le consideran un ejemplo de resistencia y perseverancia. Un medio alternativo, que pasó de ser un diario de sociedad, a ser una voz crítica, tal y como su fundador lo ideó. Hoy luchan sus periodistas, una plana de redacción fiel a los principios, y emprenden nuevos vuelos cual “ave fénix”. Un medio de comunicación con “más de un siglo de credibilidad”, y con un equipo que ha tenido que verse afectado por la crisis, pero los que han quedado siguen persistiendo.
En este mes de julio, en el cual se conmemora cada 31 de julio por decreto legislativo, el Día del Periodista Salvadoreño, el periódico sigue informando, sigue cada día dando a conocer lo que los demás ocultan, en un mar de información, y espacios de información y desinformación, Diario Co Latino sigue alzando su vuelo, en el ocaso de sus días para muchos, sigue alzando sus alas para preservar el derecho a la información, el derecho a la libertad de expresión, el derecho a la información que tienen todas y todos los salvadoreños, y en particular sus fieles lectores. Diario Co Latino sigue escribiendo la historia de El Salvador.