Por Waldemar Romero
Muchas veces caminar en esta cuarentena y sobre cuando se decretó el primer estas de Excepción resultó una aventura que te lleva la adrenalina a un grado superlativo , policías por todos lados y una militarización que de seguro no se veía desde la guerra Civil, entre tanto caminar en ruidosas pero mágicas calles de San Salvador o San sivar para la voz populi resulta siempre una aventura de alto riesgo, por eso muchas veces el estado de sitio simplemente te resulta una parque temático con atracciones espeluznantes.
Sí, es cierto ser joven y estereotipadamente considerarte urbano dentro de este contexto social es algo que para la autoridad es motiva de detener, revisar mochilas o simplemente intimidar , y si también observé en estas semanas desde el 21 de marzo que declaró en cadena nacional el primer estado de Excepción como los policías un militares llevaban a centro de contención o delegaciones a todo tipo de ciudadanos algo que para la mayoría de ciudadanos comunes era raro pero no para los jóvenes artistas, activistas sociales, estudiantes que viven ese acoso de las autoridades a diario.
He aprendo algo de salir a caminar todos los días irrespetando la cuarentena, de correr el riego como dicen muchos de infectarme pero al final es más riesgo el que las autoridades tengan la herramientas no legales otorgadas sólo por el Ejecutivo para desaparecer a una persona en cualquier circunstancia incluso llevando las bolsas del supermercado.
Pero, con días aprendes a correr y esconderte como parte del riesgo de salir a buscar un par de dólares o simplemente ser un observador o un Atalaya de las situaciones sociales más delirantes.
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