Yanuario Gómez
@DiarioCoLatino
A diario todo aquel que transita a eso de las cuatro de la tarde por las inmediaciones del Teatro Nacional puede apreciar a una chica con traje de bailarina y su piel pintada de color amarillo oro, posando tal cual estatua, ella es Didi, una artista independiente de 24 años, dedicada al arte llamado “estatuismo”.
Didi atrapa las miradas de los transeúntes con su peculiar arte y no falta quien la confunda con una estatua de roca debido al profesionalismo con que desarrolla su trabajo. A diario, niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad se detienen a admirar asombrados a aquella bailarina inerte y no falta quien se anime a obsequiarle una moneda, saludarla o tomarse una fotografía a su lado.
El estatuismo es un hecho artístico teatral que deviene de profundizar algunos de los momentos en el proceso de formación del actor y que desarrolla las técnicas de caracterización del personaje procurando el conocimiento integral del cuerpo y la mente del actor, sus fortalezas y sus límites para interpretar un personaje, capacidad de contar una historia sumidos en el silencio y/o referenciar una problemática.
Este arte es poco conocido en nuestro país debido a su novedad, pero goza de gran popularidad en países europeos como España, Francia e Italia y en Suramérica mayormente en Argentina. Si bien el permanecer inmóvil durante largos períodos de tiempo es de las habilidades de Didi que más llaman la atención de las personas, cuenta con varias habilidades artísticas y deportivas interesantes.
“También toco el violín, practico danza contemporánea y varios deportes, todo esto a parte del estatuismo el cual tengo poco tiempo realizando, además tengo una profesión como bartender, anteriormente siempre trabajé en ello, es como el amor de mi vida y lo que me posibilitó estudiar una carrera en turismo”, indicó la artista.
Según explicó, su incursión en el estatuismo fue gracias a unas amigas que lo practicaban, luego recibió un taller de este arte con la maestra de teatro Idalia Martínez, lo que la impulsó aún más a perfeccionarse en esta disciplina.
Para la artista, lo más difícil de esta práctica es la concentración ya que quien actúa como una estatua viviente tiene que permanecer ajeno a lo que pasa a su alrededor, además de que se debe cuidar la condición física y la alimentación.
“Lo difícil es mantener la concentración, más aún en lugares populosos como el centro de San Salvador, acá la urbe es terrible por el ruido, a veces la gente pasa y se pone a hacerte muecas o te dicen piropos para que te rías o te muevas” expresó de manera sonriente la estatuista.
Didi visualiza el arte como una forma de trascender, de dejar un legado a la sociedad, de compartir el talento que se tiene con los demás.
“Conozco otros artistas que practican el estatuismo en otras zonas donde no hay vulnerabilidad, no es que este mal pero si tú tienes un talento debes compartirlo con los demás, si alguien te dice que le gusta lo que haces y quisiera que le dieras un taller debes hacerlo, si tu vienes al mundo, te reproduces y mueres sin dejar un legado no estás en nada” razonó la artista.
Es esta búsqueda por dejar un legado que ha llevado a Didi a desarrollar junto a otros artistas independientes programas de prevención de la violencia en zonas donde habitan jóvenes en alto riesgo por este flagelo.
“Yo soy líder en prevención de violencia, junto a otros amigos artistas trabajamos en comunidades donde hay jóvenes vulnerables, hacemos arte urbano y talleres de grafitis, Brake dance, poesía, teatro, esto nos sirve como introducción para hablar con ellos sobre cómo prevenir la violencia” explicó.
Cabe mencionar que estos proyectos los realiza con recursos propios ya que no cuenta con apoyo de entidad alguna ya sea pública o privada, el único aporte que recibió del Instituto Municipal de la Juventud fue un campamento llamado “Funde” donde se le enseñó todo lo relacionado a prevención de la violencia, lo cual luego replicó para desarrollar sus proyectos en las comunidades.
“Trabajamos en lugares donde existe la necesidad de implementar los programas, luego se hace una reunión con la junta directiva del lugar, después se hace un plan de trabajo donde además del arte urbano inculcamos a los jóvenes la importancia de seguir estudiando” explicó Didi.
En paralelo a la enseñanza de arte y cultura, los habitantes de las comunidades reciben cursos de idiomas como inglés, francés, portugués e italiano, diplomados en poesía, además de otras ramas las cuales son impartidas por estudiantes voluntarios de la Universidad de El Salvador (UES).
Para la líder en prevención de violencia toda esta labor ha dado resultados satisfactorios en el cumplimiento de los objetivos trazados a la hora de implementar estos proyectos.
“Tenemos cuatro años trabajando de esta manera y ha dado resultado ya que nuestro objetivo es trabajar con los jóvenes de las comunidades, identificar un líder a quien prepara para que se haga cargo de seguir con los programas dentro de su comunidad, nosotros los monitoreamos por si van a realizar alguna actividad, que es lo que necesitan, ellos buscan otros muchachos para seguir creciendo” indicó la artista.
Ya en su caracterización de estatua, con sus poses la pintura y vestuario, Didi representa la historia de todas aquellas personas que por causa de la guerra, pobreza o el sistema no pudieron ser bailarinas.
“Esto no solo involucra el ballet sino otras ramas, ya que como todos sabemos hay personas que por la guerra y pobreza no podían hacer lo que ellas deseaban ya que solo lo lograban quienes tenían dinero, algo que incluso existe en la realidad ya que hay muchas personas que no trabajan en lo que les gusta o han estudiado porque no hay empleo en ello”, analizó.
En cuanto a la promoción del arte y la cultura, la joven identifica que debe crearse una política integral que involucre la formación de artistas ya que en el país la mayoría se forma solos, además de un apoyo por parte del gobierno hacia los artistas independientes.
Didi se identifica a sí misma como una trabajadora del arte ya que para ella la categoría de artista se la da la gente.
“Yo no puedo decir que soy artista porque es la gente la que lo dice, solo soy una trabajadora en pro de la cultura porque es el público el que te hace artista, quien se detiene a apreciar lo que haces, además, ver a los niños sonreír eso es que me llevo, es cierto que esto para mí es un trabajo pero el mayor premio que puedo tener es brindar un momento de felicidad a las personas, es lo que hace que esto valga la pena”, finalizó Didi.
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