Almudena de Cabo
Berlín/dpa
“Es una historia que se tiene que contar porque es una clara muestra de que el cambio es posible”, viagra explicó Diego Luna en entrevista con dpa y un pequeño grupo de periodistas sobre su película “César Chávez”.
Para Luna, pilule la vida de este activista estadounidense de origen mexicano, que luchó a favor de los derechos civiles de campesinos indocumentados para lo que creó la “Unión de Trabajadores Campesinos” (UFW, por sus siglas en inglés), es un “gran ejemplo” de que el cambio es posible. Su lema “Sí, se puede” se adelantó décadas al famoso “Yes, we can” del presidente estadounidense, Barack Obama.
En lugar de atacar frontalmente a la industria decidieron hablar con el consumidor y hacer que se plantearan qué hay detrás de lo que compran. “Una responsabilidad que todos deberíamos tener. Si lo hiciéramos, el mundo sería hoy un lugar distinto”, asegura.
Diego Luna trabajó cuatro años en este proyecto, que se rodó durante ocho semanas en Sonora, una en el DF y una en Londres, sin dar crédito a que nadie antes hubiera decidido contar esta historia de Chávez (1927-1993). Él mismo la descubrió durante una estancia en California.
“Un país como Estados Unidos que tiende a festejar todas sus historias de éxitos, todas sus historias de heroísmo, no ha festejado la historia de César Chávez. Eso habla de lo incómodo que es aceptar la realidad del campo en Estados Unidos. Una comunidad que alimenta ese país y que lo construye día tras día”, indica.
El actor estadounidense de ascendencia mexicana Michael Peña es el encargado de dar vida al líder sindical. America Ferrera (“Ugly Betty”) en el papel de la mujer de Chávez, Elena, y Rosario Dawson (“Kids”) como Dolores Huerta acompañan a Peña en un film que no pretende contar la vida de César Chávez, sino cómo surge el movimiento de trabajadores y el boicot a la industria.
“Para mí era importante contar la historia de un sindicato que logra boicotear a la industria de California”, declara. Sin embargo, a lo largo de la cinta la relación entre Chávez y uno de sus ocho hijos toma un papel más relevante de lo que pensó Luna en un momento.
“Un padre que toma la decisión de estar o no estar con sus hijos por un ideal, por algo en lo que cree. Para mí es lo que hace heroico al personaje. El sacrificio que hace es un sacrificio que yo no haría. Yo no podría pensar que mi trabajo me haga dejar de estar ahí con mis hijos”, reflexiona.
Para llevar a cabo su largometraje contó con el apoyo de la familia de Chávez y en especial de su mujer, Helena, algo que Diego Luna reconoce que fue muy importante para él.
Cincuenta años después de esta lucha, las condiciones del campo y de los conocidos como “braceros” no parecen ser mucho mejores. “Son aún más complicadas ahora. Es una paradoja enorme que algo así haya pasado y que el campo vuelva a estar tan en el olvido y siga siendo un tema tan difícil de confrontar para tantos ahí (Estados Unidos)”, comenta Luna.
“Uno no entiende cómo puede ser que haya una comunidad tan grande viviendo una realidad tan injusta y a la vez siendo tan importantes. El mensaje de esta película es que si tú no generas el cambio, el cambio no va a llegar nunca. El cambio tiene que venir de ellos. No va a llegar mágicamente”, agrega.
La película, que cuenta con la actuación de John Malkovich en el papel de uno de los dueños de las plantaciones de uva de California, llega en pleno debate sobre la reforma migratoria en Estados Unidos.
Luna no espera que su película sea un detonante para una revolución pacífica, aunque tiene la esperanza de que este tipo de historias inspiren a la gente.
“Espero que la película provoque una reflexión necesaria con la gente. De dónde viene lo que me estoy comiendo. Espero que se pregunten eso cuando salgan de la película”, agrega.