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Oswalds Mata habló de su experiencia, tras superar el COVID-19. Foto Diario Co Latino/San Rafael Dojo.

“Dios decide si uno se queda o se va”: Oswalds Mata

Rolando Alvarenga
@Bachiboxx55

Con voz quebrantada, Oswalds Mata, presidente de la Federación Salvadoreña de Karate, accedió a contarle a Diario Co Latino su inédita experiencia, luego de superar la COVID-19.

Un combate que, gracias a Dios y a las oraciones de la gran familia del karate, logró superar para cumplir la misión de la tropa marcial.

– ¿Cuál fue su primera reacción o pensamiento cuando se enteró de su contagio?

Realmente fue un impacto emocional muy fuerte, porque sabía que me esperaba una prueba muy difícil. Cuando llegué al hospital San Rafael, de Santa Tecla, lo primero que hicieron fue tomarme una placa.

En los días previos, tras haberme dicho que tenía rinofaringitis aguda, estuve tomando las medicinas recetadas y logré reunirme con el equipo federativo de trabajo para coordinar el proceso de retorno a las actividades deportivas, pero me sentía golpeadito.

– ¿Cómo se produjo su hospitalización?

A través del apoyo del INDES, un miércoles fui atendido por médicos del Ministerio de Salud, me tomaron la prueba y setenta y dos horas después, cuando ya no soportaba el dolor, un sábado en horas nocturnas vino a casa una ambulancia y me trasladó al Hospital San Rafael. Estuve varias horas esperando por una cama que finalmente estuvo disponible a las once horas del domingo antepasado.

– El día que lo ingresaron al hospital, ¿cuál fue su primera impresión?

Impresionante. Cuando iba por los pasillos de la primera planta del hospital, me encontré con un cadáver en una bolsa. Pero realmente llegó un momento en que todo este ambiente hospitalario a uno lo fortalece en vez de debilitarlo, ubicándolo en que tendrá que luchar o luchar.

– ¿Qué sintió al saber que estaba en un ambiente real de contaminación?

Si bien es cierto sabía que estaba en un lugar de contaminación, estaba convencido de que yo no sería contaminado, porque ya era parte de la contaminación. Este proceso (de contaminación) también a uno lo hace sentir mal, pero admitía que era una prueba a la que yo estaba sometido en esas horas.

– En los propios días de la crisis, ¿presintió la muerte?

En los días más fuertes de la crisis, un montón de sensaciones se me venían a la mente. Ver cómo la gente que estaba a mi lado, entre ellos un señor cafetalero al cual le dijeron que tenía que firmar y tenía que entrar para ser conectado, porque la saturación ya no le daba y no supe cuál fue su fin. Entiendo que el anterior paciente había fallecido.

– ¿Cuál fue la parte más dura de esta inédita experiencia?

Mi cuerpo no daba para más porque no comía. El primer y segundo día voté la comida, pero yo decía: Si yo le pido a mi gente que luche, cómo no voy a luchar yo.

En la noche sentía algo diferente, el saber que no tenía teléfono, ni otras cosas personales de mi uso diario, pero ahí estaba yo firme y Dios era el único que estaba allí; porque, realmente, las oraciones llegan, aunque ustedes y mi familia hubieran querido estar, no se podía.

Un protocolo bien complicado, pero tenía que luchar y empecé a tomar mis alimentos, que, por cierto, eran buenos, pero si en mi casa no comía, en el hospital menos; pero me decía “necesito combustible”.

– Durante su período internado, ¿qué fue lo que más pasó por su mente?

Pensaba que lo más importante era la actitud que debía tener en esos momentos. Saber que Dios estaba obrando en mi vida y tenía que luchar, incentivado y motivado, por tanta gente que me enviaba mensajes. De alguna manera logramos que un celular llegara a mis manos y eso me permitía darme cuenta lo que estaba pasando afuera.

– ¿Hubo algo que lo impactó a través del celular?

Sí, el haber recibido una llamada en donde se me informaba sobre la muerte de un alumnito muy querido a causa de este virus letal. Específicamente, el árbitro nicaragüense, Eugenio Rocha, alguien que era un ejemplo de vida, de lucha, de sacrificio, de respeto, de lealtad y humildad. Por cosas del destino y de la vida, mientras yo estaba hospitalizado, el falleció víctima del coronavirus. ¡La vida es así! La llamada de su esposa me cayó en los momentos más difíciles para mí; pero, al mismo tiempo, esta llamada me impregnó fortaleza, porque me exhortó a luchar y salir adelante.

– ¿Tuvo miedo de morir o la convicción de que no moriría?

Mi fe siempre estuvo firme y sé que Dios me ha dado una oportunidad más de vida. No tenía miedo, Bachi, y siempre le decía: “Dios, hágase en mí según tu voluntad”; porque, media vez uno entra a entubarse, ya no se es de este mundo y Dios es quien decide si uno se queda o se va.

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