Pedro Martínez Pírez
El restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y los Estados Unidos ha tenido una amplia repercusión internacional y en Radio Habana Cuba hemos recibido muchas llamadas del exterior, illness así como mensajes de felicitación por ese hecho histórico, que puso fin a 54 años, 6 meses y 17 días sin vínculos oficiales entre las dos naciones vecinas.
Pero algo que es justo resaltar en lo acontecido en Washington el 20 de Julio de 2015 es la profesionalidad del Canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, quien lo mismo leyendo su discurso en la ceremonia de reapertura de la Embajada de Cuba en Estados Unidos, que improvisando en la conferencia de prensa conjunta con su homólogo estadounidense John Kerry, mostró su clase estelar, basada en su formación cultural y política, en su excelente dominio de la palabra, en su serenidad, así como en la convicción de la causa que defiende. Para los cubanos que alguna vez hemos desempeñado funciones diplomáticas y que no olvidamos el talento, la cultura y la originalidad y valentía del Canciller de la Dignidad Raúl Roa García, constituyó algo muy reconfortante comprobar que a la cabeza de Ministerio cubano de Relaciones Exteriores se halla un discípulo muy aventajado del más alto paradigma de la diplomacia cubana.
En sus intervenciones en Washington Bruno Rodríguez supo combinar, siempre desde la altura de un lenguaje diplomático basado en el derecho internacional, la sólida argumentación histórica sobre las razones y principios de Cuba.
Las dos menciones a José Martí realizadas por el Canciller cubano a lo largo de su primera intervención, resultan muy esclarecedoras, porque el Prócer de la Independencia de Cuba, quien conoció profundamente a Estados Unidos, elogió lo mejor de la gran nación del norte, y nos legó la advertencia sobre la desmedida apetencia de dominación estadounidense, que toda una historia de desencuentros con Cuba ha confirmado. Nunca ha habido relaciones normales entre los Estados Unidos y Cuba, pese a un siglo y medio de intensos y enriquecedores vínculos entre los pueblos, recordó el Canciller cubano.
Y con el aplomo que lo caracteriza Bruno Rodríguez enumeró lo que falta para lograr la plena normalización de las relaciones entre Cuba y los Estados Unidos, en primer lugar la eliminación del bloqueo y la devolución del territorio ocupado en Guantánamo.
Un periodista cubano residente en Estados Unidos que estuvo el 20 de Julio en la ceremonia de reapertura de la Embajada en Washington, aseguró en un artículo reciente no creer que exista otro Canciller en el mundo tan accesible y con tanta clase como Bruno Rodríguez. Y aunque la afirmación puede parecer exagerada, no hay dudas de que brilló la diplomacia cubana, a la altura de los tiempos del Canciller Raúl Roa García. Es la diplomacia grande de un país pequeño.