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¿Diplomático o activista arenero?

El Sr. Embajador de Alemania, buy viagra Heinrich Haupt, se ha dado a la tarea, en los últimos meses, de hacer comentarios “intervencionistas” sobre los asuntos internos de El Salvador.

El más reciente fue en contra de las denuncias que el Gobierno del Presidente Salvador Sánchez Cerén y el Secretario General del FMLN, Medardo González, hicieran sobre los planes de desestabilización, con intenciones golpistas, que grupos de derecha realizan a través de las redes sociales, en contra de este Gobierno.

De forma intromisoria y prepotente, el Embajador Haupt descalificó las denuncias del Gobierno y del partido, y los mandó a “trabajar por el país”.

Que un embajador se atreva a descalificar a un Gobierno, y le diga, qué es lo que debe hacer, puede ser motivo para que en honor a nuestra soberanía, nuestro Gobierno pidiera desde hace meses que este embajador fuera retirado del país, porque no actúa como diplomático, sino como un activista arenero, y como si siguiera la estrategia desestabilizadora de la derecha salvadoreña e internacional.

Creemos que el Gobierno y el partido FMLN ha destapado a tiempo, un complot de la derecha para crear condiciones para un Golpe Suave, como lo llaman los sociólogos, y que muy bien ha sido retomado por el escritor Geovani Galeas, en un artículo publicado la semana pasada en un medio digital.

Galeas dice: “La receta comprimida. Primero. Generar y promover un clima de malestar en la sociedad, impulsando denuncias de corrupción y difundiendo intrigas y rumores falsos. Segundo. Desarrollar intensas campañas contra supuestos ataques a la libertad de prensa y a los derechos humanos, acusando de totalitarismo al gobierno.  Tercero. Promocionar la lucha por reivindicaciones políticas y sociales, mismas que lleven a los ciudadanos a realizar protestas callejeras susceptibles a ser reprimidas por las autoridades gubernamentales. Cuarto. Realizar operaciones de guerra psicológica y desestabilización, orientadas a generar un clima de ingobernabilidad.  Quinto y último. Organizar la revuelta callejera permanente y creciente que paralice y aísle internacionalmente al país, debilitando al gobierno al punto de forzar la renuncia del presidente”.

El señor embajador alemán (Pro arenero), o es que no ve estos signos, o es porque tiene otros intereses.

Por lo anterior, lo menos que podemos decirle al embajador Haupt es que no se meta en los asuntos internos de El Salvador. Que la ayuda que generosamente da el pueblo alemán a los salvadoreños, a través de la cooperación internacional alemana, no le autoriza a meterse en nuestros asuntos internos, porque de lo contrario, viola los convenios de Viena, y seguramente la política internacional trazada por el Gobierno de Ángela Merkel.

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