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Norma Guevara, coordinadora adjunta del FMLN. Foto Diario Co Latino/Archivo.

¿Diputados de quién y para qué? el caso de dos diputados del oficialismo

Licenciada Norma Guevara de Ramirios

Es de conocimiento público el hecho violento  en que el presidente de la asamblea legislativa saca del recinto legislativo a dos diputados electos por el partido nuevas ideas;  es un acontecimiento sin precedentes y completamente ilegal.

Pero es que parece que los diputados de ese partido carecen de autoestima, desconocimiento de sus deberes y derechos. Operan como autómatas para apretar el botón en la manera que dispone el titular de casa presidencial.

Es tan importante tener conocimiento, conciencia y disposición de cumplir la constitución y las leyes, pero ellos (las y los diputados del partido bukelista Nuevas Ideas), son conscientes de que son parte de un régimen autoritario, en el que  la Constitución y las leyes han sido y son irrespetadas todos los días. Solo cuenta la opinión de “su superior”.

El artículo 125 de nuestra Carta Magna establece, con claridad, que el diputado es libre de emitir opiniones y libre para votar, que no está sujeto a mandato imperativo alguno. Queda claro que en su función representan al pueblo entero, no solo a su departamento, ni solo a quienes votaron e hicieron posible que fueran electos.

El reglamento de la Asamblea Legislativa, del que renegaron desde el inicio, establece la organización de las fracciones integradas por quienes fueron electos por un partido determinado, establece las circunstancias a las que se expone quien renuncia a su fracción o a su partido; de manera que considera la posibilidad de la diferenciación (división), nada deseable, pero posible, de un grupo parlamentario.

Pero a ningún diputado puede quitársele sus deberes y sus derechos, sin seguir un antejuicio. No es facultad del presidente de ese órgano sacar de funciones a ningún diputado.

Ese es el deber ser, así ha sido antes; pero estos hechos, como el que se contempla en el caso aludido, sirve para reiterar lo que  dijera el Cardenal Rosa Chávez: En El Salvador, hoy, no hay estado de derecho, ni división de poderes.

Eso significa que todos estamos expuestos a la arbitrariedad del “manda más”. Incluso las y los fanáticos del señor presidente, del autodenominado dictador y emperador.

Por Constitución y Reglamento, los diputados de Nuevas Ideas de San Vicente y Cabañas, aludidos en la supuesta fragmentación de la bancada de ese partido, siguen siendo diputados, los eligió un segmento de electores suficientes para tener esa representación; ese cargo es irrenunciable y se puede perder solo si fueran sometidos a un proceso legal en el que se demuestre que cometieron delitos.

Eso opera en el mundo de la democracia; en el de las dictaduras, la realidad demuestra que hacen lo que quieren y no lo que deben hacer.

Hay, además del orden jurídico nacional, compromisos de respetar normas supranacionales, y en el caso de la Asamblea Legislativa, aún miembro de la Unión Interparlamentaria Mundial UPI (aunque no paguen las obligaciones), los diputados afectados pueden pedir apoyo y protección.

Pero, otra vez, esa circunstancia es posible aplicarla si se es diputado o diputada del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, no mandadero de un dictador; no persona sometida al chantaje.

Al parecer, esa condición de sometimiento despierta deseos de liberarse, y de eso es que se les acusa para “justificar” su expulsión de  ese partido, y de su condición de funcionario de elección popular.

El valor y el miedo, dicen algunos estudiosos de  la historia, son vecinos, están cerca, y tanto se asusta una persona, o grupo humano, que se cansan de asustarse y deciden tomar valor para hacer lo que estiman conveniente o correcto.

Sobre el caso se especula que la revelación de esa verdad, que está ocurriendo en el partido oficial y en su bancada legislativa, juega un papel de distraer la atención de los hallazgos de droga encontrada en España, procedente de nuestro país; personalmente dudo que se presten todos a hacer un teatro de algo que a todas luces causa daño en su propia fuerza.

Ojalá, en un futuro cercano, los diputados o diputadas sean del pueblo y para representarlo y legislar en su favor, no para ser usados en la concentración de poder y riqueza en un par de manos.

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