José Acosta
Eduardo Galeano, stuff escribió que los pueblos están hartos de la hipocresía de los países ricos, que nos están dejando sin planeta, mientras pronuncian pomposos discursos para disimular el secuestro. Lo ocurrido en la Cumbre del Clima que acaba de finalizar en París, una vez más, le da la razón al poeta uruguayo.
Los titulares de las noticias al concluir la COP21, fue que se alcanzó un “histórico acuerdo para salvar el planeta”, lo acordado por las delegaciones oficiales de 195 países es mantener la temperatura media mundial por debajo de los 2 grados Celsius, con respecto a la temperatura preindustrial. Al anunciar el acuerdo, Laurent Fabius, presidente de la COP21 dijo: “Acabamos de hacer una cosa grande”, seguidamente se pronunciaron los más efusivos discursos de felicitaciones.
No obstante las celebraciones oficiales, organizaciones de la sociedad civil activistas por la justicia climática tienen un punto de vista diferente. Dipti Bhatnagar, coordinadora del programa Justicia Climática y Energía de Amigos de la Tierra Internacional expresó: “A pesar de la publicidad positiva, el acuerdo de París no logra colmar las expectativas. Los políticos afirman que es un acuerdo justo y ambicioso, pero es exactamente lo opuesto. Se está engañando a la gente”.
El desencanto es entendible ya que cualquiera que sea la meta fijada, no existen mecanismos legales que aseguren su cumplimiento. Lo que cada país ha declarado son intenciones, no compromisos obligatorios. Sobre este tema, la organización internacional Vía Campesina, manifestó “Nada del acuerdo es vinculante para los estados, las contribuciones (voluntarias) nos conducen hacia un calentamiento global de más de 3°, y las multinacionales son los principales beneficiarios. La COP21 fue esencialmente un circo mediático”.
Los posicionamientos llevan a deducir que este tipo cumbres se han convertido en enormes reuniones de negocios relacionados con el clima, las corporaciones transnacionales y los gobiernos de países enriquecidos las aprovechan para profundizar el modelo extractivo y privatizador.
Mientras tanto el desastre continúa, la Organización Meteorológica Mundial, a finales de noviembre informó que la temperatura media global en 2015 será, probablemente, la más cálida desde que se llevan registros y alcanzará el importante umbral simbólico de 1 grado Celsius de incremento. Los gases de efecto invernadero en la atmósfera alcanzaron nuevos niveles máximos y, durante la primavera de 2015, la concentración media mundial de CO2 superó por primera vez la barrera de las 400 partes por millón.
La tendencia es a lo peor, sobre todo para países vulnerables como los nuestros, la Comisión Económica Para América Latina, CEPAL ha estimado que para el año 2100, en Centroamérica se podría tener un incremento de temperatura hasta de 4.7 grados, además se podría tener una reducción media en las lluvias en un 28% menos de las precipitaciones actuales. Esta situación provocará que la disponibilidad de agua para el consumo de la población se reduzca hasta en un 63% siendo especialmente afectado El Salvador, seguido por Honduras y Nicaragua.
Lamentablemente esa es la realidad climática que nos espera: “Hay quienes dicen que la hipocresía es el impuesto que el vicio paga a la virtud. Otros dicen que la hipocresía es la única prueba de la existencia del infinito. Y el discurserío de la llamada “comunidad internacional”, ese club de banqueros y guerreros, prueba que las dos definiciones son correctas”. Subrayó Galeano.