César Villalona
Economista
El Ministerio de Hacienda reportó que en los dos primeros meses de 2025 los ingresos tributarios y las contribuciones fiscales disminuyeron -2.2%, casi $29 millones menos que en el que mismo período del año pasado.
La mayor caída de los ingresos se registró en el impuesto sobre la renta (-12.3%). También disminuyó (-4.8%) la recaudación por impuestos selectivos al consumo, como las bebidas gaseosas, cervezas, cigarrillos y otros productos.
La baja en la recaudación fiscal significa que la actividad económica va mal, sobre todo el consumo y las ventas de las empresas. Y no es para menos, pues este año arrancó con miles de despidos en el sector público y con un importante aumento de la inflación en los rubros de salud (2.24%), alojamiento, agua, electricidad, gas y algunos productos básicos (2%). De mantenerse la tendencia, la inflación en esos rubros superará el 10%.
Como hay menos empleo y todo está caro y como los salarios y pensiones no aumentan, la mayoría de la población consume menos. Y si no fuera por las remesas familiares, que aumentaron 14.2% entre enero y febrero, la economía anduviera peor.
El acuerdo con el FMI obliga al Gobierno a recortar gastos y aumentar ingresos por $1,400 millones.
El recorte de gasto es muy drástico y ha generado más desempleo y un mayor deterioro de los servicios sociales, pero los ingresos, en vez de aumentar, están cayendo. De manera que la cirugía fiscal no resolverá la crisis financiera del Gobierno. Al contrario, la deuda seguirá aumentando (préstamos por casi $4,000 millones en los próximos tres años) en un contexto de bajo crecimiento económico.