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[Foto Saeed Khan / AFP]

División en la APEC por rivalidad entre China y Estados Unidos

Port Moresby / AFP

Jacques Clement / Richard Carter

Los dirigentes del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) no lograron superar sus diferencias el domingo en Papúa Nueva Guinea, donde se celebró una  cumbre dominada por la guerra verbal entre Estados Unidos y China por su influencia en la región.

Por primera vez, los dirigentes de los 21 países no consiguieron acordar una declaración común debido a las diferencias sobre las reglas de comercio internacional entre las dos principales economías del mundo.

«Ustedes saben quienes son los dos gigantes en la pieza», declaró a los periodistas el primer ministro de Papúa Nueva Guinea Peter O’Neill. «¿Qué más puedo decir?», agregó.

Su homólogo canadiense Justin Trudeau afirmó por su parte que «algunos países están en desacuerdo con algunas posiciones sobre comercio, entre otros Estados Unidos y China».

Estados Unidos impulsó una declaración que criticaba a la Organización Mundial de Comercio (OMC) y pedía una reforma profunda de esa organización multilateral, indicaron varias fuentes.

Una posición totalmente inaceptable para Pekín que perdería mucho en el caso de una reforma de la OMC.

O’Neill negó que la ausencia de declaración común sea negativo para la APEC (60% del PIB mundial) o para su país, que organizaba la conferencia en Port Moresby.

Sin embargo, las divisiones en Port Moresby son un mal augurio para la cumbre del G20 prevista a fines de noviembre en Buenos Aires, donde el presidente chino Xi Jinping, estrella indiscutible de la reunión de la APEC, tendrá enfrente a su homólogo estadounidense Donald Trump.

Pekín y Washington están inmersos en una guerra comercial potencialmente devastadora para la economía mundial, según los expertos.

La tensión en la cumbre dio lugar a un incidente diplomático cuando, según varias fuentes, diplomáticos chinos intentaron irrumpir en el despacho del ministro de Relaciones Exteriores de Papúa Nueva Guinea, Rimbink Pato, para influir en la redacción de una declaración.

Rimbink Pato y un portavoz del ministerio chino de Relaciones Exteriores desmintieron el incidente.

Las divergencias quedaron plasmadas en los discursos pronunciados el sábado por el presidente chino y el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, que representó a su país en la cumbre.

Pence, en un discurso en un foro de empresarios, instó a los países de la zona a no ceder a las sirenas de una diplomacia de chequera por parte de China «en el mejor de los casos, opaca».

«Nosotros no ahogamos a nuestros aliados en un mar de deudas», afirmó. «No oprimimos, no corrompemos, no comprometemos vuestra independencia», afirmó.

Minutos antes, el presidente chino, estrella incontestable de la cumbre en ausencia de Donald Trump y del presidente ruso Vladimir Putin, defendió el titánico programa de inversiones eurasiáticas de su país y recalcó que no se trataba «de una trampa, como lo presentaron algunos».

– ‘Conversación franca’ –

Pese a los encendidos discursos, la cumbre comenzó sin sobresaltos y los dirigentes terminaron la jornada con la tradicional foto de familia, vestidos este año con camisas amarillas o rojas estampadas.

Xi y Pence hablaron brevemente en la cena de gala.

«Hablé dos veces con el presidente Xi durante esta conferencia. Tuvimos una conversación franca», declaró el domingo a los periodistas el vicepresidente estadounidense.

Por otro lado, Washington anunció el domingo un proyecto conjunto con Australia, Japón y Nueva Zelanda para acelerar la red de electricidad en Papúa Nueva Guinea y que el 70% de la población tenga acceso a ésta (frente al 13% actual).

Papúa Nueva Guinea es uno de los escenarios de la guerra de influencias librada por Estados Unidos y China en el Pacífico. Xi, por su parte, inauguró el viernes en Port Moresby un «Bulevar de la Independencia» financiado por Pekín.

En los últimos meses, Washington, y después Pekín, impusieron aranceles aduaneros punitivos sobre sus respectivas importaciones, pero el excedente bilateral chino no ha hecho más que seguir rompiendo récords.

El líder chino se erigió en paladín del multilateralismo al atacar directamente al «proteccionismo y al unilateralismo».

Combativo, Pence respondió que Washington no cederá sobre las cuestiones aduaneras «hasta que China cambie sus modos».

Ante la ausencia de Trump, la cumbre tiene un perfil relativamente bajo y el foco se puso en la elección como sede de Port Moresby, una ciudad con unas altas tasas de criminalidad.

Como medidas de seguridad, pero también por razones logísticas, funcionarios y periodistas se alojan en tres enormes cruceros atracados en el puerto, procedentes de Australia.

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