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División en el socialismo español a dos semanas de elegir a su líder

Por Álvaro Villalobos

Madrid/AFP

El socialismo español afrontará profundamente dividido las primarias que designarán a su nuevo líder el próximo 21 de mayo, que se anuncian como un duelo sin cuartel entre la presidenta andaluza, Susana Díaz, y el ex secretario general del PSOE, Pedro Sánchez.

El desenlace impactará en el panorama político de España, donde los conservadores del Partido Popular (PP), que gobiernan en minoría, se han visto últimamente sacudidos por un nuevo escándalo de corrupción.

Sánchez ha avisado que en caso de ganar, no descarta una moción de censura contra el ejecutivo, una iniciativa promovida en estos días por Podemos, el gran rival del PSOE en la izquierda española.

Su eventual triunfo coincidiría además con la recta final del proceso de aprobación de los presupuestos de 2017 en el Parlamento, que de esta forma podría correr peligro.

A la espera de la votación, la división entre los socialistas, primer partido de la oposición, quedó patente en la recogida de avales entre la militancia, un trámite necesario antes de la cita electoral, a la que están convocados casi 188.000 afiliados.

Según anunciaron el jueves los respectivos equipos de campaña, la presidenta regional de Andalucía fue avalada por unos 63.600 militantes, mientras que Sánchez tuvo 57.300 apoyos, y el tercer candidato, Patxi López, unos 12.000.

Con su ventaja de 6.000 avales, Díaz, arropada por buena parte de la dirigencia del partido, no logró el objetivo de sus simpatizantes de «arrasar» en la recogida de avales para impresionar a Sánchez.

Además, sus apoyos fueron muy dispares a nivel territorial: en su bastión andaluz obtuvo 26.500 avales, pero en Cataluña no llegó a mil. Sánchez a su vez fue el más votado en diez de las 17 regiones españolas.

«Esto manifiesta una clara división en el seno del Partido Socialista», resumió este viernes en declaraciones a Televisión Española Patxi López, presidente del País Vasco entre 2009 y 2012.

«Estamos armando una especie de ejércitos para ver cómo nos matamos unos a otros, y esto no es lo que debemos de estar decidiendo y definiendo en el Partido Socialista», añadió López, de 57 años.

El político vasco advirtió por otro lado que la socialdemocracia atraviesa un momento «casi de emergencia» en Europa, tras los recientes varapalos electorales de esta fuerza en Holanda y Francia, y pidió por ello aprovechar la ocasión para «de alguna manera salvar al PSOE».

Aparato y militancia

Frente a los apoyos orgánicos de Susana Díaz, Pedro Sánchez, economista madrileño de 45 años, ha venido defendiendo su candidatura como «la de la militancia», que en 2014 lo eligió directamente secretario general.

Un argumento al que el equipo de Susana Díaz respondió este viernes.

«Este discurso de las bases contra los aparatos, tan de Donald Trump, a mí me parece ridículo», dijo el diputado vasco Eduardo Madina, uno de sus apoyos más destacados, a la radio Cadena SER.

«Los militantes son libres para avalar a quien quieren, para votar a quien quieren (…) el voto no está secuestrado», enfatizó.

Adriana Lastra, diputada y coordinadora de campaña de Sánchez, manifestó «mucha satisfacción por el resultado», y se dijo «convencida» de que el 21 de mayo podrán obtener «muchos más votos que avales».

Por otro lado, una fuente allegada a Susana Díaz comentó a la AFP que «hay margen para crecer en diferentes territorios», en particular en Cataluña, donde casi 7.000 militantes no avalaron a nadie.

Bajo el mandato de Sánchez, marcado por la emergencia de Podemos y los centristas de Ciudadanos, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) cosechó los peores resultados de su historia en dos elecciones generales, en diciembre de 2015 y junio de 2016.

Tras estas últimas, se opuso con firmeza a facilitar la investidura del conservador Mariano Rajoy como presidente del gobierno.

Su apuesta amenazaba con provocar unas terceras elecciones en un año. Pero, sus rivales, temerosos de un nuevo batacazo electoral, promovieron una rebelión interna que terminó con su mandato el 1 de octubre y semanas más tarde optó por la abstención en favor del PP.

Sánchez no ha dejado de tachar de «error» esta abstención, como volvió a decir este viernes. Su equipo de campaña comentó recientemente a la AFP que el objetivo de situarse «claramente a la izquierda», es para «que nos vuelva a votar la gente que ha dejado de hacerlo para irse con Podemos».

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