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Doha/dpa
El serbio Novak Djokovic apabulló hoy al español Rafael Nadal por 6-1 y 6-2 en su primer cara a cara de 2016 y conquistó el torneo de tenis de Doha, patient su sexto título consecutivo.
En apenas 73 minutos, salve el número uno del mundo logró su victoria más holgada ante Nadal y se colocó por primera vez al frente en el historial entre ambos, con 24 victorias contra 23 derrotas.
Djokovic había vencido a Nadal en el torneo de Pekín de 2015 por 6-2, 6-2, pero la de hoy es la victoria más apabullante en favor del serbio en los 47 choques entre ambos desde 2006.
El serbio dominó la definición de principio a fin, dictando los ritmos, sacando diferencias en velocidad y apabullando en los tiros ganadores (30 contra apenas nueve del español). Con cuatro quiebres en el servicio del español -dos en cada set-, prolongó su dominio reciente ante Nadal, a quien venció en nueve de los últimos diez choques.
«Hoy he jugado mi mejor tenis, lo hice de la manera en que quería. Me da confianza ganar en dos sets y de a forma en que lo hice», comentó el serbio tras la victoria.
Nadal, número cinco del ranking, sólo fue superior a Djokovic en el primer juego, en el que contó con una oportunidad de quiebre por errores del número uno, pero el serbio sostuvo su saque para no volver a permitir oportunidades de quiebre.
A partir de allí, fue todo del serbio: más agresivo, anticipándose al juego del español, impactando la bola más profundo y obligando a su rival a utilizar el «slice» defensivo de revés en varias oportunidades.
Djokovic quebró en el segundo y en el sexto juego y tras 31 minutos se llevó el primer parcial por 6-1, acompañado por el aliento del público, que también lo eligió como favorito.
En las tribunas del Complejo Internacional Khalifa estuvieron los jugadores del Bayern Munich alemán -están entrenando en la Academia Aspire de fútbol en Doha-, en el serctor VIP, junto con las poderosas autoridades del emirato.
No fueron los únicos invitados especiales a la final: la federación qatarí de tenis reservó tantas entradas para la aristocracia del país que generó varios disgustos en los cambios de lado por falta de organización en la distribución de las entradas, algo que también afectó a Nadal al tener que servir primero después de cada cambio de lado.
Inclusive, sobre el final del encuentro, cuando Djokovic servía 6-1 y 4-1 y 30-0, un espectador le gritó a Nadal: «Change your coach, Rafa» («Cambia tu entrenador, Rafa»), a lo que el español respondió: «Do you want to be my coach?» («¿Quieres ser mi entrenador?»).
El español, de todas formas, no estaba en su día. En el inicio del segundo parcial, Djokovic volvió a quedarse con su servicio, esta vez por una derecha larga de Nadal.
El quiebre le dio a Djokovic aun más libertad para seguir dominando al español, que pareció sentir el brusco cambio de nivel con respecto a los rivales a los que se enfrentó en los primeros cuatro partidos del torneo.
Un break más, en el quinto juego, permitió al serbio encender el piloto automático hasta el match point.
Djokovic había advertido en la previa de la final que el partido tenía especial significado por la rivalidad que ambos mantienen hace diez años.
Para Nadal no habrá sido un partido más. La magnitud de la caída le volvió a marcar que su realidad está lejos de los tiempos en que se medía de igual a igual ante los mejores del mundo.
El español terminó la temporada 2015 sin ganar ningún Grand Slam, algo que no le había ocurrido desde su llegada a la élite, pero mostró ciertas mejorías en los últimos meses. El duelo de hoy, no obstante, reflejó el abismo que hay todavía entre su tenis y el del número uno.
