Melbourne/dpa
El serbio Novak Djokovic y el británico Andy Murray se medirán el domingo por el título del Abierto de tenis de Australia, medicine cialis en una repetición de las finales de 2011, buy cialis 2013 y 2015.
Murray derrotó hoy al canadiense Milos Raonic por 4-6, viagra 7-5, 6-7 (4-7), 6-4 y 6-2 en la segunda semifinal del torneo, un día después de que Djokovic venciera por 6-1, 6-2, 3-6 y 6-3 al suizo Roger Federer.
Si se impone la lógica, se repetirá la foto de las tres finales que jugaron ambos tenistas, con Djokovic alzando el título. El serbio, líder del ranking, llega al duelo como indiscutible favorito, por números, por confianza y por el tenis superlativo que mostró en los últimos doce meses.
«Ya hemos jugado aquí varias veces. Espero poder ganar esta vez y que haya un resultado diferente», señaló hoy Murray, que además perdió otra final ante Roger Federer.
Así, el número dos del mundo intentará convertirse en el primer tenista de la Era Abierta que gana un grande después de perder cuatro finales del mismo torneo. Pero el reto, con Djokovic delante, será mayúsculo.
«Cuando juegas contra el número uno hay muchas cosas que son importantes», indicó Murray. «Tienes que ejecutar el tenis muy bien y no perder la concentración en ningún momento. Además, él viene de jugar dos partidos increíbles en esta pista».
La del domingo será la novena final de Grand Slam para Murray, que cuenta con el US Open 2012 y Wimbledon 2013 como sus mayores conquistas.
El escocés, sin embargo, perdió los tres últimos duelos que jugó con Djokovic en los grandes. El balance total tampoco habla a su favor, pues apenas ganó nueve de los 30 duelos anteriores con el serbio.
Murray, de 28 años, necesitó hoy cuatro horas y tres minutos para acabar con la aventura de Raonic, que a pesar de la derrota dio en Australia un paso hacia la meta que busca junto al español Carlos Moyá como entrenador: mirar a la misma altura a los mejores jugadores del circuito.
El canadiense, número 14 del mundo con 25 años, había ganado en la final de Brisbane a Federer y en octavos de Australia tumbó al suizo Stanislas Wawrinka. Hoy tuvo contra las cuerdas a Murray, pero su mente mostró grietas en los momentos de máxima tensión y, también en parte por una pequeña lesión en el muslo, se desinfló en la recta final para perder su segunda semifinal de Grand Slam tras la de Wimbledon 2014.
«Noté algo en el aductor mediado el tercer set», indicó Raonic. «Ya lo sentí en Brisbane, pero hasta ahora en Melbourne no me había afectado».
El canadiense, no obstante, aseguró que la experiencia de hoy le será positiva de cara al futuro: «Estoy en una posición mucho mejor que en mi primera semifinal. Hoy tuve mis oportunidades y luché duro».
Murray empezó el partido con un duro revés. Raonic rompió en blanco en el primer juego e inmediatamente después salvó tres pelotas de quiebre. Ante uno de los mejores sacadores del circuito -hoy lanzó servicios a más de 225 kilómetros por hora-, es prácticamente sinónimo a perder set.
Y así lo fue: el canadiense se llevó el primer parcial en 36 minutos. Murray, no obstante, siguió a lo suyo, a pelear cada bola, a correr de un lado a otro, a defender como podía y a mandar con su revés.
Con 6-5 a favor en el segundo set, se lanzó al ataque en los restos y logró su primer break del partido para igualar el pulso.
En el tercer set, los dos fiaron sus opciones al saque y no hubo diferencias hasta el tie break, un juego que lo cerró Raonic con su golpe marca de la casa, un ace.
Y el cuarto parcial arrancó con un Raonic contundente: cuatro primeros saques para llevarse el juego en blanco. Pero esa fiabilidad terminó con 3-3 en el marcador, cuando cometió un error no forzado con su derecha desde el fondo para entregar su saque.
Murray no dejó escapar la oportunidad y se apuntó el parcial para desesperación de Raonic, que estrelló su raqueta contra el suelo de forma violenta. A partir de ahí, el canadiense demostró que aún le falta cierta estabilidad para poder codearse con los mejores.
Raonic ganó apenas cinco de los primeros 23 puntos del set definitivo y en un abrir y cerrar de ojos se vio 4-0 abajo en el marcador. Con Murray crecido y el rival desmoralizado, era cuestión de tiempo que el británico celebrara su clasificación a la final.