Dr. Fredy Rosales Meyer
Médico Pediatra, Neonatólogo.
6. SEXTA RECOMENDACIÓN SOBRE HIGIENE: EL BAÑO DIARIO DE UN NIÑO (A)
El baño diario es un mandato de la puericultura y de la higiene del cuerpo. Foto #109
Un niño desde que nace y luego a cualquier edad que tenga, debe de tomar su baño a diario, ya sea que llueva, que truene o que relampaguee. Hasta el que se va a morir quiere bañarse antes del vuelo. El baño diario -sin importar las condiciones del clima- hay que reafirmarlo, pues en nuestro ambiente tropical cuando llueve, y eso pasa frecuentemente en nuestro ambiente, se permite que el niño NO se bañe. Hay que recordar que si a un niño ya se le pone sobre el suelo, el piso o la alfombra pasa en contacto cercano con todos los microbios del suelo. Estos microbios pueden enfermarlo por lo que el baño se vuelve algo necesario. Otras justificaciones del baño son aquellas que naturalmente ocurren como el catarro, la saliva, el vómito, la eliminación de orina, sudor, heces y que ensucian el cuerpo del niño y que solo el baño lo mantendrá adecuadamente limpio. Hay que ser aseados. Ver Foto #110
Si el niño se enferma y la suegra o la abuela materna viven en la misma casa también se opondrán a que el niño se bañe. Si esto ocurre, encárgueles a ellas que vayan al vecindario o al patio trasero de la casa y consigan hojas de limón o de naranjo; que cuezan o hiervan las hojas para bañar al niño con el agua ya tibia; y que lo hagan dentro de la casa donde no les de el aire. Siempre hay que bañarlos bien y secarlos bien. No se vale que le den una media bañada, rapidito y secarlo. Sí lo van a bañar debe de hacerse bien. Despacio, bastante agua, bastante jabón y con paste tiernito o blandito o con una esponja. El niño limpio es un niño sano, el niño sucio es un niño enfermo. Un niño limpio se siente mejor, se ve mejor y se enferma menos. No es posible que el niño sucio sea más sano y que el niño limpio sea más enfermo. Niño limpio, niño sano. Niño sucio, niño enfermo. No hay más vuelta de hoja que darle al asunto, no hay ni puede ser de otro modo.
Repito: no debe haber pretextos, justificaciones o creencias para no bañar a un niño. Cuando su hijo se enferma, digamos de “gripe”, la abuela materna o la suegra que vive con la familia establecen, definen e imponen su liderazgo con el niño enfermo de un proceso gripal. Lo primero que recomiendan es que se abrigue bien al niño, pero sobre todo “cuidadito con bañarlo”; que no se bañe al niño para que se le quite luego la “gripe”. Así le dicen a la madre del niño. Viene la madre del niño, sigue el consejo o mandato al pie de la letra, para no tener problemas de mando con la suegra o la madre de ella.
Pero un niño no puede pasar sin bañarse. Nadie se siente bien sin bañarse. La mamá aunque sea a escondidas decide bañarlo. Con el baño, de nuevo se afloja el catarro y reaparece la “gripe”. La abuela descubre lo que pasa y le dice a la madre del niño: ¡Te dije que no lo bañaras! Si el niño se sana, no hay más problema. Si el curso del proceso catarral avanza aparece la tos, el hervor de pecho, el cansancio, los vómitos y la fiebre, entonces la culpable es la madre por haber bañado al niño. Esa es la tradición y la autoridad matriarcal de las abuelas.
Sí el bebé no se baña, como recomiendan ellas, con seguridad que se agravará más y más frecuentemente. Para entonces las abuelas se quedan calladas y no se hacen cargo. No asumen la responsabilidad y le dicen a la madre del niño que el hijo es de ella y que ella tiene la culpa por haberlo bañado.
La explicación de un médico ante un proceso gripal, catarro común o como usted lo llame es el siguiente: el aire que respiramos contiene una serie de diferentes componentes, algunos naturales e inevitables y otros productos de la contaminación ambiental y evitables. Estos son filtrados en las fosas nasales y retenidos, pegados a las glándulas mucosas de la nariz.
Cuando la cantidad de suciedad del aire supera la capacidad de la nariz para retener la suciedad se produce la congestión nasal. Si el niño se baña diariamente, en el momento del baño se debe de estimular el estornudo para que expulse los mocos. El mejor estímulo para que el niño estornude es asolearlo después del baño. Se toma al bebé en brazos y se expone la cara y los ojos al resplandor o la luz del sol, como antes lo mencioné. El niño con el sol estornuda limpiando así la nariz. Sí lo hacemos todos los días, la nariz se mantendrá limpia y sin catarro.
Este efecto beneficioso y natural del baño de sol es posible que usted ya lo haya experimentado, pero no lo ha notado. Observe bien: cuando uno se baña y se asolea posteriormente o cuando sale de un lugar oscuro hacia la luz del sol, nos asoleamos, nos baja el deseo casi indetenible de estornudar. El mismo beneficio se puede lograr para que un bebé estornude y limpie su nariz después del baño todos los días que tenga baño y que también se le de un baño de sol. Usted puede verificarlo. Los mocos le saldrán del color del agente causante: claros y transparentes, blanquecinos espesos, amarillos, verdes, fétidos, hemorrágicos o negros. Esta característica del color de los mocos orienta a la causa del proceso catarral o gripe.
¿Qué pasa si el niño no se baña a diario o cuando es necesario? Con cada día que no se baña el niño se ve más enfermo y se siente más enfermo. Su catarro puede progresar hacia la complicación. La suciedad y la mugre le taparán más la nariz. Si se le ha calentado la cabeza o la nariz con aceite, mentol o eucalipto, como frecuentemente lo hacen, es peor; poner estos aceites colectan más suciedad y microbios.
El mecanismo de defensa natural del cuerpo de su niño producirá catarro nasal o mocosera; ya no solo la obstrucción nasal o entapiazón como le llaman. La producción del catarro tiene como objetivo humedecer y lavar los mocos y eliminar así la suciedad que día a día se ha ido acumulando. Como resultado de humedecer los mocos y hacer estornudar se logra la limpieza de la nariz. Usar medicamentos que obstaculizan este proceso de eliminación de la suciedad de la nariz es por tanto un contrasentido. Eso es lo que frecuentemente hace un médico, y por supuesto hace mal. Una vez la suciedad de la nariz se ha eliminado a través del catarro el proceso gripal se detiene y el niño aparece entonces como sano. Sí el médico usa algún medicamento para secar el catarro, este reaparecerá al suspender el medicamento. El catarro de rebote será más severo y las posibilidades de complicaciones serán mayores.
Si el niño no se baña, como nos recomiendan las abuelas, el proceso de limpieza se detiene. La congestión nasal aumenta y comienzan las complicaciones. Se presenta la fiebre, los vómitos, la diarrea, la tos, la pérdida del apetito, el dolor de oídos y otras complicaciones: convulsiones, cansancio, etc.
De esto surge la recomendación del baño a diario. No hay que tenerle miedo. El agua la hizo Dios para nuestro bien. Para mantener la salud. Usémosla adecuadamente para mantenernos sanos. No crea en el dicho de que la “cáscara guarda al palo”. Eso solo es un dicho no un mandato. Es mejor y menor el gasto en agua o jabón que si gastamos en medica- mentos, hospitales, velorio y entierro. La salud no es un privilegio exclusivo de las personas acomodadas que siempre tienen agua en su casa, sino que también de los que usan bien el agua. De nada sirve tener agua todos los días o una vez al mes si no la usamos bien.
Quiero aclarar que la misión que se le da a la abuela o a la suegra para que ellas se encarguen de conseguir las hojas de naranjo o limón para el baño de un niño, solo es una cuestión de estrategia, el objetivo real es bañar al niño. Así ellas se sienten incluidas en el cuidado de sus descendientes, participando de forma activa sin que se sientan marginadas, rechazadas o acusadas y así todos estarán contentos.