Gloria Silvia Orellana
@DiarioCoLatino
La bendición de ramos, el incienso, la procesión y una misa solemne en donde hay tres lecturas litúrgicas enmarcan el inicio de la celebración de la Semana Santa o Semana Mayor para la iglesia católica y su feligresía, que ha venido preparándose desde la cuaresma que inició el pasado 22 de febrero con la imposición de la cruz en el Miércoles de Ceniza.
La procesión en Catedral Metropolitana fue encabezada por el Arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas, junto a otros sacerdotes que ostentaron el riguroso color rojo, el cual simboliza la sangre, y recuerda la “muerte martirial de Cristo”, así como la fuerza del Espíritu Santo. Esta vestimenta el Clero lo utiliza el Domingo de Ramos y el Viernes Santo.
Ana Burgos, del municipio de San Salvador, de 66 años de edad, maestra de profesión, afirmó que siempre viene a Catedral para unirse a la “celebración de la entrada de Jesús a Jerusalén”, una actividad que forma parte de la Pasión, Muerte y Resurrección del hijo de Dios.
“Siempre vengo con la familia, porque somos muy devotos y esperamos asistir a todas las actividades, que no habíamos podido venir hace 2 años, pero ahora, si y estamos felices”, dijo.
“Debemos también invitar a las nuevas generaciones a unirse y conmemorar estas fechas con respeto y conocimiento. Porque no son solo vacaciones para salir a pasear o al mar, esto tiene un significado para nuestras vidas, para cambiar y trabajar por la paz”, acotó Burgos.
Mientras, las autoridades eclesiales hablaron del significado de estas fechas que llama a la meditación, acompañamiento y transformación de la vida de los feligreses. El Domingo de Ramos es la “puerta de entrada” para que los cristianos entren en la Semana Santa y vivir la Pascua de Jesucristo.
Sobre el origen del Domingo de Ramos, se enfoca en conmemorar la “última semana de vida de Jesús”, que entra sobre un asno y es recibido por la población de manera triunfal en Jerusalén, según citan los textos de los Evangelios.
Mientras, el papa Francisco I, en su homilía del Domingo de Ramos, en la Plaza San Pedro, en Roma, Italia, su mensaje fue a solidarizarse con los “abandonados y marginados” .
“Jesús abandonado nos pide que tengamos ojos y corazón para los abandonados”, dijo, y agregó: “Para nosotros, discípulos del abandonado nadie puede ser marginado, nadie puede ser abandonado a su suerte”, indicó el Santo Padre.
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