Por Jerome Cartillier
Washington/AFP
Recién instalado en la Casa Blanca, el presidente Donald Trump recibe este viernes a la primera ministra británica, Theresa May, para discutir los lazos comerciales post-Brexit y dar un impulso diferente a la «relación especial» entre Estados Unidos y el Reino Unido.
Al convertirse en el primer gobernante extranjero en ser recibido en el Despacho Oval por el presidente republicano, May consigue un golpe diplomático.
Pero ella también sabe que sus gestos y acciones serán escrutados con lupa por los aliados de Estados Unidos, que se interrogan sobre la actitud a adoptar ante el nuevo presidente, que ha desembarcado en el poder con el eslogan: «Estados Unidos primero».
Tal y como ha demostrado la entrada en materia, tensa y caótica, del gobierno de Trump con el vecino mexicano sobre el proyecto de construcción de un muro en la frontera, la diplomacia estadounidense entra en una era claramente imprevisible.
Los dos gobernantes ofrecerán una rueda de prensa conjunta, que será la primera de Trump como presidente de la primera potencia mundial.
«¿No se han dado cuenta de que a veces los opuestos se atraen?», confió, en una fórmula sorprendente Theresa May, hija de un pastor y habitualmente reservada, aludiendo a su encuentro con el exuberante e imprevisible hombre de negocios de 70 años.
Su decisión de viajar a Washington, una semana después del juramento del magnate inmobiliario, suscitó una controversia en Reino Unido, donde las declaraciones de Trump sobre los musulmanes, las mujeres o el uso de la tortura no fueron bien recibidas.
Aunque la primera ministra espera mantener conversaciones «preliminares» para un acuerdo comercial, la Unión Europea avisó que Londres no puede empezar discusiones formales hasta que abandone totalmente el bloque.
Además, los expertos advierten que se tardarían años en completar cualquier acuerdo.
De todos modos, la primera ministra, que prometió iniciar los dos años de negociaciones de ruptura en marzo, ya ha abordado la cuestión de los acuerdos comerciales con India, Australia y Nueva Zelanda, y, tras Estados Unidos, viajará a Turquía.
En el caso particular de Estados Unidos, las principales incógnitas es si Washington estará dispuesto a rebajar los aranceles a los automóviles británicos y aceptar diferentes estándares agrícolas.
Cuidado con Rusia
Un día antes de su encuentro con el hombre de negocios novato en política, May, quien llegó al poder luego del voto de los británicos en favor de la salida del país de la Unión Europea (Brexit), hizo un discurso ante los dirigentes republicanos reunidos en Filadelfia.
«Naciones Unidas necesita ser reformada, pero sigue siendo vital», en particular en la lucha contra el terrorismo o el cambio climático, afirmó, defendiendo también el papel del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional y la importancia de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), «piedra angular en la defensa de Occidente».
Sin embargo, fue respecto a la Rusia de Vladimir Putin, por la que Trump no esconde una forma de admiración, en lo que May fue más explícita.
«Cuando hablamos de Rusia, es sabio tomar el ejemplo del presidente (Ronald) Reagan quien, durante sus negociaciones con el homólogo ruso de ese entonces Mijail Gorbachov, tenía la costumbre de seguir el refrán ‘tengan confianza, pero verifiquen’. Con el presidente Putin, mi consejo es: cooperen, pero tengan cuidado», declaró May.
Los presidentes Trump y Putin podrían hablar el sábado por teléfono, por primera vez desde que Trump asumió el poder, anunció este viernes el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
Entretanto, la rueda de prensa con Theresa May este viernes por la tarde en los salones de la Casa Blanca, ya constituye un cita de alta magnitud para el nuevo presidente.