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«Dónde fuimos felices». Por Mauricio Vallejo Márquez

Mauricio Vallejo Márquez
Admiro a la gente que puede volver al lugar donde fue feliz. Yo nunca lo he logrado. Ese sitio en el que mi corazón rebosaba de felicidad no existe, aunque esté en la misma posición geográfica, las cosas han sufrido deterioros o se han extinguido, la gente ha cambiado e incluso yo dejé de ser el mismo de aquel tiempo. No soy el mismo.
A pesar de todas esas contrariedades parece que la nostalgia se sacia con el solo hecho de llegar a  ese espacio y contemplarlo, permitiendo que las imágenes del pasado surjan y se vuelvan vívidas. Uno llega a dibujar y pintar todo de nuevo y cuando lo conversa con otras personas que estuvieron en el mismo lugar surgen contradicciones, modificaciones o dejan de recordarse. Todo recuerdo parece ser una ilusión. Así como es la vida, nuestra efímera existencia es una ilusión que solo tiene valor en el instante que habitamos; tras esto todo se diluye y con el pasar de los años nadie sabrá lo que fuimos.
También hay parajes a los que no podemos volver, como le sucede al exiliado y al desplazado. Huimos de la guerra, de la delincuencia, de la pobreza,  de nosotros mismos. Nos vemos imposibilitados por el tiempo, la modernidad y el dinero o de la voluntad. Sobre todo esas calles que transitamos en el extranjero y por el solo hecho de haberlas recorrido nos provocaron la felicidad, felicidad que se vuelve eterna con solo pensarla. Pero no podemos volver, o quizá no queremos volver. Igual que la persona que jamás regresa para evitar evocar una tristeza que tiene con candado la felicidad que vivió. Y como sucede con el alcohólico que deja la bebida, ni un sorbo es permitido.
Yo terminé huyendo del pasado cuando sentí que no podía recuperar esos instantes. Después fui consciente de que el pasado es un resabio de lo que fuimos y un peldaño de la construcción de lo que somos, así que no había sentido en huir. Lo acepté y lo llevé en mi pecho como sucede en el poema magistral de Jaime Suárez. El pasado es parte de nosotros, un destello que nos mueve en el presente, lo que define qué somos y en alguna medida lo que seremos.
El doctor Emet Brown, de The Back to the Future, le dice a Marty McFly y a Jenifer: “El futuro es lo que tú te forjas”. El pasado y el futuro es apenas uno de tantos pasos que daremos mientras llegamos a nuestro destino: la muerte.
 Licenciado en Ciencias Jurídicas
 Maestro en Docencia Universitaria
Escritor y editor
Coordinador Suplemento Cultural 3000

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