Berlín/dpa
El Borussia Dortmund logró alzarse con la Copa alemana ante el Eintracht Frankfurt en un momento donde los rumores sobre una posible salida de su entrenador, Thomas Tuchel, siguen sin acallarse y auguran al equipo de la Cuenca del Ruhr un futuro incierto.
Tras celebrarlo después del partido en el Estadio Olímpico de Berlín, ayer tocó un baño de masas en la ciudad en el oeste de Alemania donde presentarán la copa a sus miles de seguidores. Pero una vez se apaguen los focos del escenario las miradas se dirigirán de nuevo hacia la cúpula directiva para saber qué pasará con el equipo en la próxima temporada.
Tuchel, sucesor del carismático Jürgen Klopp en el banquillo del Dortmund desde el 2015, condujo al club alemán a su primer trofeo desde que ganara la Bundesliga y la Copa en 2012.
La alegría se reflejaba en el rostro del entrenador alemán poco después del pitido final, feliz por su primer título como técnico. Sin embargo, su posible partida enturbió ligeramente el momento.
En una primera mirada dominó la armonía tras la victoria 2-1. Tuchel se abrazó primero con el director deportivo, Michael Zorc, y después con el gerente del club, Hans-Joachim Watzke. Durante la celebración en el campo parecía que las desavenencias de los últimos tiempos se habían suavizado.
También en la fiesta posterior en un hotel de lujo en la céntrica Potsdamer Platz de Berlín, Tuchel se mostró relajado.
La última discrepancia que hizo saltar todas las alarmas de una posible salida de Tuchel tuvo lugar tras la decisión del club alemán de disputar el partido de ida de octavos de final de la Liga de Campeones ante el Mónaco al día siguiente del atentado contra el autobús del equipo alemán el pasado mes.
El técnico germano calificó la decisión como desacertada debido a la conmoción que el ataque generó entre los jugadores.
Sin embargo, en la fiesta que se extendió hasta bien entrada la madrugada, Watzke y Tuchel dejaron de lado su disputa, al menos por un momento.
Casi exactamente veinte años después del gran triunfo del club alemán en la Liga de Campeones en 1997 el directivo no escondió su orgullo. En los próximos días se sentarán para analizar la temporada en la que el Dortmund quedó tercero por detrás del Bayern Múnich y el Leipzig, después de hacer frente al hecho de ya no poder contar con su trío de estrellas Mats Hummels, Ilkay Guendogan y Henrikh Mkhitaryan, todos ellos vendidos por una gran suma de dinero el pasado verano boreal. Para llenar sus huecos el club compró a Mario Götze, Ousmane Dembélé, André Schürrle y Raphael Guerreiro.
“No puedo decir cómo irá. Aún tengo un contrato y me gustaría cumplirlo. No quiero parecer naif y no se trata de crear presión. Sin embargo, parece como si el resultado de la reunión estuviera abierto”, explicó Tuchel, que tiene contrato hasta el 2018, al ser preguntado tras el partido.
Por si la posibilidad de tener que buscar un nuevo entrenador en el mercado de fichajes no fuera suficiente, el club alemán podría tener que incorporar un nuevo artillero después de que el codiciado delantero gabonés Pierre-Emerick Aubameyang, máximo goleador de la Bundesliga (31 goles), dejara entrever su salida del conjunto amarillo. La alegría quedó también empañada por una nueva lesión de Marco Reus. El internacional alemán, que el sábado ganó su primer título, tuvo que dejar el terreno de juego por un problema en la rodilla y podría verse de nuevo apartado del equipo durante un largo periodo.