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Dos Cuentos y un poema de Navidad

Por: Iván Escobar
La Navidad y el fin de año son tiempos de recordar y compartir, por ello quiero compartirles dos pequeños cuentos de una serie de escritos que recopilé en 2007, y que hoy comienzan a ser presentados públicamente. La idea es un día publicarlos en un libro de cuentos alusivos a esta época de compartir y reencuentros con nuestros seres queridos y amistades. También les regaló un poema de temporada.
Mi hermano y los juguetes
Mi padre siempre me ha contado la historia, de cómo mi hermano mayor, Carlos, cuidaba desde siempre las figuras de barro que utilizábamos en la familia cada año para el nacimiento que se coloca a los pies del árbol de navidad.
“Él los envolvía hasta las orejitas y los cachitos, a la mula y el buey para que no se quebraran”, me contaba mi papá siempre que comenzábamos a desenvolver cada pieza del nacimiento cuando comenzábamos la puesta del mismo, o cuando lo quitábamos a principio de enero del nuevo año.
De hecho de esas anécdotas y claro de mi experiencia vivida, aprendí a cuidar y a sentir cuando una pieza se quebraba y ya no iba a estar más en el nacimiento, teniendo que desecharlo, perdiendo con ello un eslabón de la cadena de navidades que vivíamos en familia.
Aprendí así a envolver cada pieza y ahora que les colocamos a unos en bolsas, pieza por pieza con retazos de tela que amortiguan cualquier golpe y no pueda dañar la pieza. Todas las piezas y adornos son guardados en una sola caja que se protege durante el resto del año, en un lugar especial.
La navidad nos enseña cada año a valorar la vida, lo que nos heredan aquellos que ya no están, y las lecciones de los que por una u otra razón ya no hacen la tarea que nos delegan, en casa sigo poniendo el arbolito y el nacimiento con mis hijas. Somos de los pocos que lo hacen en mi colonia, pero valoramos y seguimos guardando muchas historias como piezas del pasado que siguen encajando en el nacimiento actual.
Estos tiempos nos permiten compartir y aprender, y lo mejor es que en pequeñas piezas, decisiones o acciones nos permiten conectar con nuestras historias y recuerdos de infancia, para preservarlos en estos nuevos tiempos.

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El Nacimiento
La tradición en casa siempre ha sido poner el nacimiento a principios de diciembre, que representa el acontecimiento de hace más de 2 mil años que transformó a la humanidad y es hasta hoy una tradición hogareña que se preserva.
Recuerdo que cuando llegaba el día de quitar el nacimiento y el arbolito de navidad, se sentía en la sala de la casa un vacío y silencio, pareciera ser que los invitados a una fiesta o encuentro se habían marchado, quedando solo el recuerdo de un año más que ha pasado.
Y es que el pequeño tiempo utilizando ese espacio de la esquina de la sala principal, era un tiempo mágico y con muchísimo significado para cada uno de los miembros de la familia, más para nosotros que estábamos pequeños, y soñábamos tanto con esta temporada.
Acostumbrados a poner en la segunda semana de noviembre el árbol, seguimos aún este ritual año con año, y colocando el nacimiento el 1 de diciembre o el primer fin de semana del último mes del año.
Esto significaba tener todo listo para estos días, los muñequitos de barro, algunos que se compraban y otros que vienen de generaciones pasadas, el aserrín, que lo adquiríamos en alguna carpintería y últimamente en las ventas informales de artículos de temporada; el musgo y pellejo, retazos verdes provenientes de cerros y montañas del interior del país, y que se usan en el nacimiento para simular montañas y zonas verdes, que den realce al conjunto de piezas, y las casitas que elaboraba mí padre.
También otras cosas que se preparaban, que se arreglaban porque eran herencias de la familia.
Aun mantenemos un juego de Reyes Magos de yeso que nos dejó la tía Tey, hermana de mi papá; así como el juego de Reyes Magos de plástico que tienen más de 60 años de estar en las piezas del hogar. Por ello yo siento tanto cuando se quebraba uno de los muñequitos o piezas que tenemos, lo lamentó tanto, como el perder la pieza muy valiosa.
Hoy en día, lastimosamente nuestros hijos se han acostumbrado a los adornos llamativos, y voluminosos, y no se aprecia aquellas artesanías que en mi casa no han faltado. Las figuras de barro se elaboran por manos creativas en Ilobasco, pueblo famoso de nuestra tierra, de ahí vienen las más bonitas, algunas toscas, pero propias de nuestro pueblo, colores y temáticas, que hacen llamativos los nacimientos.
El nacimiento de nuestra casa siempre era, y es a la fecha el más grande, hoy en día, el único en el pasaje donde vivimos, tristemente la tradición se está perdiendo en cada hogar. Esto me llena de emoción y alegría, pero me da tristeza que ese pasado se va perdiendo por el ajetreo de las fiestas, las familias hoy se olvidan del verdadero significado de la Navidad, que nos recuerda el nacimiento del hijo de Dios, en un portal de Belén, en medio de la humildad y la sencillez, que se pierde en los odios y resentimientos que se imponen hoy en día.
De pequeño, mi padre me daba sus ideas y aportaba para la instalación y diseño del nacimiento. En los últimos años esa tradición me ha tocado seguirla con mis hijas, mi esposa y mi madre. Mi hija mayor, desde los 4 años aprendió a valorar este tributo al niño Dios, ese niño Dios que mi madre guarda como un tesoro y recuerda que sus abuelas se lo dejaron. La figura angelical del niño Jesús de casa, tiene más de 100 años, y fue elaborado en madera.
Feliz Navidad, y que las tradiciones no se pierdan!!!
POEMA
Mi deseo de Navidad
Navidad,
copo de sueños
helados recuerdos
transitan por estas fechas
dentro de mí ser.
Soy el niño
que ayer se alegraba
con los obsequios
que llegan en Navidad.
Es tanto el pasado,
el árbol navideño,
el nacimiento tradicional,
las luces,
la cena de mamá en noche buena,
todo eso ha quedado en el ayer.
El estreno no fue mi prioridad
pero papá siempre me sorprendía,
y entregaba algo para estos días de paz.
Son tantas navidades
que el tiempo me regaló,
lo importante considero
es fortalecer la espiritualidad.
La espera de los seres queridos
en noche buena,
son los mayores obsequios para la humanidad,
sufre el corazón con el frío
de la ausencia,
al saber que la presencia del ser amado no se tendrá.
Es la noche buena,
los abrazos llegan sin parar
solo tengo un deseo inmenso
que se mantengan estos tiempos
de armonía, comprensión y solidaridad.
Pero todo es como el regalo más bello,
que deslumbra con su envoltura,
en un segundo está el papel rasgado y roto,
lanzado al cajón de la basura.
En mi tierra no hay nevadas,
solo frentes fríos nos llegan de madrugada,
nos recuerdan la triste ausencia ser querido.
Al pasar la noche Buena,
la goma del desvelo incomoda a muchos,
que no entienden el significado de la fecha
que es el nacimiento de Jesús, el hijo de Dios.
¡¡¡Ha nacido en un pesebre de Belén el niño!!!
Adorarle pide el cielo,
mientras los mares de cariño se vuelcan sobre él.
Que nos llenen los recuerdos
de historias bonitas,
que ablanden los corazones más fríos,
que entendamos estos tiempos
y regalemos por siempre cariño, comprensión y solidaridad,
es mi deseo de Navidad.

Ver también

Nacimiento. Fotografía de Rob Escobar. Portada Suplemento Cultural Tres Mil, sábado 21 de diciembre de 2024