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Dos favores de los demócratas gringos para Bukele

Por Leonel Herrera*

En septiembre de 2021, cuando los magistrados de la Sala de lo Constitucional impuestos por el oficialismo emitieron la resolución que avaló la reelección inconstitucional de Nayib Bukele, el gobierno de Estados Unidos puso el grito en el cielo por la “defensa de la democracia en El Salvador”.

Mediante un comunicado de su embajada en nuestro país, la administración demócrata señaló que dicho fallo “socava la democracia” y reconoció que “la reelección presidencial continua está prohibida en la constitución salvadoreña”. 

El pronunciamiento también cuestionaba la elección ilegal de los magistrados que habían emitido la resolución y la aprobación de la reforma de ley que obligó al retiro de un tercio de los jueces del país, con lo cual el oficialismo tomó el control del sistema judicial y aumentó el dominio presidencial sobre todo el aparato estatal.

Esta postura contra la reelección era coherente con las reiteradas críticas del gobierno de Joe Biden al estilo autoritario, los abusos de poder, las violaciones de derechos humanos, la falta de transparencia, la persecución a la prensa, la implementación del Bitcoin y otros desmanes del presidente salvadoreño.

Sin embargo, la “perspectiva democrática” cambió, el pragmatismo de la política exterior gringa se impuso y en octubre de 2023 el Secretario Adjunto para el Hemisferio Occidental, Brian Nichols, se reunió con Bukele y después dijo que reelegirlo o no era “una decisión de los salvadoreños”. Al día siguiente, a media noche, el autócrata inscribió su candidatura ilegal en el Tribunal Supremo Electoral (TSE). 

Siguiendo la nueva postura estadounidense, el embajador William Duncan declaró a los medios que no veía “ninguna incertidumbre” en las elecciones presidenciales y elogió “los esfuerzos del gobierno en seguridad pública y en atracción de inversiones”.

En su afán de apoyar a Bukele, el diplomático norteamericano -incluso- repitió una mentira de la propaganda oficialista y afirmó que Google vendrá a invertir al país, a pesar de que la transnacional estadounidense no invertirá, sino que -según verificaron medios investigativos- el gobierno salvadoreño se comprometió a comprarle servicios de asesoría digital por al menos 500 millones de dólares.

Finalmente, el gobierno de Estados Unidos fue uno de los primeros en reconocer el triunfo electoral de Bukele cuando éste se declaró ganador sin tener resultados preliminares del TSE la noche del 4 de febrero. “Felicitaciones al presidente electo de El Salvador”, expresó el Departamento de Estado. 

En el comunicado, la administración demócrata también anunció que “Estados Unidos seguirá priorizando la buena gobernanza, la prosperidad económica inclusiva, las garantías de juicio justo y los derechos humanos en El Salvador…”.

Así que éste es el primer favor de los demócratas gringos para Bukele: reconocerlo, aun admitiendo que su reelección es inconstitucional y “socava la democracia”; y felicitarlo, a pesar de haber criticado antes su autoritarismo.

El segundo favor es la inminente designación de Biden como candidato para las próximas elecciones presidenciales, a pesar de su gran desgaste político y al repudio de los sectores progresistas del Partido Demócrata y los votantes independientes liberales, especialmente por su criminal apoyo al régimen genocida de Israel que ha masacrado a unos 30 mil palestinos en la Franja de Gaza.

Muchos analistas dentro y fuera de Estados Unidos coinciden en que, si el actual presidente es el candidato demócrata el 5 de noviembre, es muy probable que Trump vuelva a la Casa Blanca, debido a la previsible abstención de las desencantadas bases demócratas.

Y el eventual regreso de Trump sería lo mejor para Nayib Bukele, dada su clara afiliación a la extrema derecha internacional y su simpatía con el ignorante, machista, xenófobo y racista candidato republicano. 

Es probable que, al ver la terquedad demócrata de insistir con la decrépita figura de Biden, Bukele se imagina otra vez diciéndole a Trump “yuo are very nice and cool presidente”, sin importarle que éste amenace con deportar a los migrantes, prometa cerrar las fronteras y vuelva a decir que El Salvador es un “hoyo de mierda”.

*Periodista y activista social.

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