Washington / AFP
Ariela Navarro
El Congreso de Estados Unidos contará desde enero con las primeras dos mujeres indígenas del país, dos opositoras al presidente Donald Trump que se presentan como una esperanza para la lucha contra el calentamiento global.
Las demócratas Sharice Davids, de Kansas, y Deb Haaland, de Nuevo México, entrarán al Congreso tras ser elegidas con un discurso en el que la lucha por el medioambiente está entre sus mayores prioridades.
Haaland, una madre soltera de 57 años integrante de la tribu Pueblo Laguna (Kawaika) de Nuevo México, venció a la republicana Janice Arnold-Jones, en las elecciones de mitad de mandato en las que la oposición demócrata arrebató a los republicanos el control de la Cámara de Representantes.
«Hace dos años yo estaba en (la reserva indígena de) Standing Rock, luchando contra el oleoducto Dakota Access Pipeline», señaló a la AFP Haaland recordando las protestas de los últimos años por el paso de una tubería por un territorio de la tribu sioux que generó una gran movilización y tras la cual el gobierno decidió desistir del proyecto.
«Yo voy a llevar esa lucha por las energías 100% renovables al Congreso», indicó Haarland en una entrevista por correo.
La elección de las primeras mujeres indígenas a la cámara se produce después de que Trump decidió retirarse del Acuerdo de París sobre el clima.
«Los derechos de los indígenas y la lucha por el cambio climático no pueden ser separados y yo voy luchar por las naciones tribales en todo el país que están combatiendo la industria de los combustibles fósiles», dijo Haarland durante su campaña en este estado fronterizo con México.
«Estamos en medio de un momento histórico para la unidad indígena», dijo a la AFP tras su victoria.
Philip P. Arnold, académico de la Universidad de Syracuse, explicó a la AFP que «los pueblos indígenas han estado alertando durante los últimos 50 años, o más, sobre el cambio climático en Estados Unidos».
En su programa Haaland criticó que «fenómenos meteorológicos extremos alimentados por el cambio climático están creando enormes sequías en el suroeste, históricas inundaciones en el sureste y esto está obligando a las personas a dejar sus hogares».
– «Mis ancestros sacrificaron mucho» –
«Hace 70 años los indígenas estadounidense aquí en Nuevo México no podían votar. ¿Pueden creer ustedes esto? Cuando yo crecí en el hogar de mi abuela de la comunidad pueblo y cuando crecí siendo la 35º generación aquí en Nuevo México, yo nunca imaginé ser representada por alguien que se pareciera a mí», dijo tras la victoria.
Haaland superó el alcoholismo, sabe lo que es vivir en pobreza, lo que es necesitar cupones subsidiados por el gobierno para comprar comida y la importancia de un sistema de salud.
«Mis ancestros sacrificaron mucho para mantener nuestras costumbres y tradiciones, por lo que me aseguraré de traer esta perspectiva a la mesa», señaló antes de ser elegida.
– «Fuerte, resiliente, indígena» –
En Kansas, un estado conservador ubicado en centro geográfico de Estados Unidos, Davids, de 38 años, perteneciente a la tribu Ho-Chunk, dio la sorpresa imponiéndose al actual representante republicano Kevin Yoder.
Esta abogada, exluchadora de artes marciales mixtas y abiertamente lesbiana, sedujo a los votantes, con un mensaje claro sobre el medioambiente: «El cambio climático es real y debe ser abordado de inmediato».
«Fuerte, resiliente, indígena», rezaba la camiseta usada durante la campaña por Davids.
En su presentación destacó que es la hija de una madre soltera veterana y que sus raíces indígenas van a alentarla a luchar por la equidad.
En Estados Unidos, donde los indígenas son cerca de 2% de la población, la participación de esta minoría en las elecciones es un tema complejo, ya que por un lado algunas tribus sostienen que dado que sus naciones pactaron tratados con Washington, no es pertinente presentarse a las elecciones.
Por otro lado, antes de las elecciones del martes la tribu del Espíritu del Lago en Dakota del Norte denunció al estado ya que los requerimientos de dar una dirección y tener una identificación les impiden votar, ya que viven en una reserva.
«Ellas van a ser una voz verdadera para los indígenas en el Congreso, incluso para la gente que se considera de otras soberanías aparte de Estados Unidos, igualmente ellas van a ser mediadoras de los asuntos indígenas no sólo en Estados Unidos, en todo el mundo», agregó Arnold, autor del libro «Sacred Landscapes and Cultural Politics: Planting a Tree» (Paisajes sagrados y cultura política: Plantar un árbol).