POEMA VERTIGO
Al caer de la luz, mínima y quieta,
Repaso mi dolor. Y alzo mi vida
Lo mismo que una página leída
Cuya frase final no se concreta.
El ritmo en fuga, la canción inquieta
—voces de ayer y hoy niebla desvaída—
rezuman en los bordes de mi herida
como el agua se filtra por la grieta.
¡Alas de la ilusión llenas de herrumbre!
Un día azul casi toqué la cumbre…
Y, enferma de horizontes y espejismo,
Resbala en mis silencios la congoja
Del día alucinado que se arroja
Por vértigo de altura, en el abismo.
POEMA SOY LO QUE SOY
Mi mundo es irreal. Cumplo mi suerte.
Y soy uno de tantos tejedores
Que, por ir separando los colores,
La tela dura del dolor no advierte.
Débil acaso, pero acaso fuerte,
Le pido hilos de plata a los albores.
La luna vio mis claros bastidores
Bordar un traje azul para la muerte.
Porque me aparto del telar ajeno
Algunos dicen que soy loco. Bueno.
¿Tejer o destejer? Todo es lo mismo.
Soy lo que soy. Mas lo que nadie sabe
Es que en la luna mi telar no cabe
Y que mi lienzo lo tejió el abismo.
Raúl Contreras (Cojutepeque, 3 de mayo de 1896 – Madrid, 2 de diciembre de 1973) poeta, dramaturgo y diplomático salvadoreño. Fungió como enviado extraordinario y ministro en Madrid y París. Debido a la Segunda Guerra Mundial radicó en el sur de Francia.
Entre 1947 y 1950 escribió bajo el seudónimo de Lydia Nogales, y sus primeros poemas aparecieron en La patria de las artes y Tribuna Libre en San Salvador.
Junto a Alberto Guerra Trigueros y Ricardo Trigueros de León, fundó la Casa de Cultura de San Salvador. Además ingresó como miembro a la Academia Salvadoreña de la Lengua. En los años 1950 fue presidente de la Junta Nacional de Turismo, la cual tuvo significativos resultados al construir muchos turicentros y parques populares que continúan funcionando en la actualidad, entre ellos el Parque Balboa, Los Chorros, Apulo y Hotel de montaña en el Cerro Verde.
Después de su muerte, sus restos han reposado en el rincón de los poetas, en el turicentro Los Chorros.
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