París/AFP
Casi dos tercios de los mayores ríos del mundo, están obstaculizados por represas y otras infraestructuras, lo que amenaza los ecosistemas y las comunidades que dependen de estos, según estudio que se interroga además sobre la hidroelectricidad, como alternativa a las energías fósiles.
Un equipo internacional de científicos analizó casi 12 millones de kilómetros de ríos en el mundo, creando la primera cartografía mundial del impacto de las construcciones humanas en estos cauces.
El estudio publicado esta semana en la revista Nature concluye que únicamente 37 % de los 246 ríos que superan los 1.000 km son todavía “de corriente libre”, es decir, sin obstáculos, y únicamente veintiuno de ellos corren de forma ininterrumpida de su fuente al mar. La mayoría de estos cauces “salvajes”, se hallan sobre todo en regiones muy aisladas como el Ártico, la Amazonia y la cuenca del Congo.
Sin embargo “los ríos de corriente libre son tan importantes para los hombres, como para el medioambiente”, según Günther Grill, de la Universidad canadiense McGill.
Estos ecosistemas y los peces que habitan en ellos, son en efecto cruciales para la seguridad alimentaria de centenares de millones de personas; a la vez que conforman una protección contra las inundaciones y aportan los sedimentos a los grandes deltas.
Los investigadores achacan sobre todo el problema a las carreteras en llanuras inundables, a las reservas de agua, pero sobre todo a las presas hidroeléctricas.
Actualmente, existen 2,8 millones de presas en el mundo, de las cuales 60.000 son al menos de 15 metros de altura, según el estudio. Más de 3.700 están en curso de construcción o en proyecto.
Los autores señalan en particular la situación del Mekong.
“En esta cuenca, más del 60 % de la población depende de la pesca y cada año se captura más de un millón de toneladas de peces”, explica a la AFP Bernhard Lehner, también profesor en McGill.
“Hay muchas presas previstas en el Mekong, es probable que tengan un impacto negativo sobre muchas especies de peces”, agregó.
En un mundo ya sometido a los impactos del cambio climático, los investigadores se preguntan sobre el desarrollo de esta energía más limpia que el petróleo y el carbón en términos de emisiones de gases de efecto invernadero.
“La hidroelectricidad inevitablemente tiene un papel que desempeñar en la revolución de energías renovables. Pero debemos replantearnos algunas cosas”, indicó a la AFP Michele Thieme, de la ONG WWF, que también participó en el estudio.
“Las energías renovables son como una receta: hay que hallar las proporciones adecuadas para tener a la vez una red energética sostenible y un mundo natural próspero”, agregó. Para Thieme, la solar y la eólica “bien planificadas”, pueden ser “opciones más viables para los ríos” y para quienes dependen de ellos.